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El Milan, con pegada y sin palanca

El equipo italiano, que se desbrava gradualmente desde la delantera a la portería, carece de un ingeniero que dé sentido al juego.- Uno por uno del rival del Barcelona (20.45, TVE-1)

Equipo desfasado hace unos cursos, cuando contaba a los jugadores con más arrugas del torneo europeo, el Milan se remoza cada año para reparar los muchos puntos débiles que tenía, hasta el punto de que ahora tan solo parece tener tres, que pasan por el portero, el lateral derecho y la escasez de un ingeniero que dé sentido al juego, toda vez que se ha marchado Pirlo. A Seedorf, además, le pesan las piernas y tanto Ambrosini como Van Bommel, tanto Boateng como Nocerino, no son timones que muevan un equipo. Sus deficiencias, en cualquier caso, nunca le impidieron tener un punto competitivo, como demostró al poner en entredicho al Madrid de Mourinho el curso anterior en la fase de grupos, como aclaró al ganar el pasado Scudetto, más por dimisión del resto que por otra cosa. Pero futbolistas como Mexès, Taiwo y Aquilani -llegados este verano- apuntalan un rival de enjundia, que se desbrava de arriba hacia abajo; tiene una delantera letal, un medio del campo resultón, una defensa por revisar y un portero de guantes envejecidos.

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Frente al Barcelona, el técnico Massimiliano Allegri, que confirmó a Boateng y Pato en el once inicial, parece predispuesto a dar una vuelta de tuerca a su sistema, habitualmente el 4-3-3, pero que podría tornarse al 4-3-2-1 con dos mediapuntas interiores debido a las bajas de futbolistas capitales como los puntas Robinho e Ibrahimovic, lesionados, y el central Mexès, sancionado. Tampoco podrá estar el mediocentro Gattuso, con cuatro partidos de castigo por agarrar el año pasado por el cuello al segundo entrenador del Tottenham, Joe Jordan.

Posible alineación

Abbiati. Portero (Abbiategrasso, Italia; 1977). Siempre tuvo en Walter Zenga -es interista desde niño- a su inspiración. Sus mejores años pasaron hace tiempo, por más que en Milanello reivindiquen una segunda juventud del kilométrico guardameta (191 cm). Sobrio bajo los palos, la portería se le hace gigante a la que da dos pasos al frente, inquieto en el uno contra uno. Le cuesta vencerse al suelo y resulta un tanto torpe en el juego con los pies. Pero bajo los palos tiene buenos reflejos y, según la noche, es capaz de lo mejor y de lo peor. Pasó años a la sombra de Dida y fue, en 2006, el sustituto de un lesionado Buffon el Juventus. Jugó hace cuatro cursos en el Atlético, donde acabó por cuajar tras un inicio titubeante, pero el Milan le reclamó ante la falta de sucesor del brasileño. Y ahí sigue Abbiati.

Abate. Lateral derecho (Nápoles, Italia; 1986). Futbolista de la cantera del Milan que sudó de lo lindo para ganarse una plaza en el equipo lombardo, toda vez que fue cedido en cuatro ocasiones (Nápoles, Sampdoria, Piacenza y Módena). Fichado por el Empoli después, que con él en sus filas descendió a la Serie B, el Milan lo recompró para tenerlo en copropiedad con el Torino, donde jugó hace tres cursos. Su buen año, sin embargo, le valió un salvoconducto definitivo para San Siro y el equipo de Leonardo, que fue quien le reconvirtió de medio defensivo a lateral. Le cuesta medirse con los jugadores habilidosos, por más que sea una lapa considerable que entiende que para evitarse problemas lo mejor es que el rival no se gire con el balón controlado. Los pases a su espalda, sin embargo, uno de sus puntos flacos.

Nesta. Central (Roma, Italia; 1976). Futbolista que juega con la cabeza alta, que fue un referente mundial por su elegancia y diligencia en el corte, por su facilidad para interpretar y cortar el ataque rival. No se le ha resistido título ni distinción alguna a lo largo de su carrera -tanto a nivel de clubes como con la selección, campeón mundial en 2006-, pero las piernas ya no le responden como antaño y son muchos los delanteros que le han retratado en las últimas fechas, como Klose en la pasada jornada liguera. Prefiere jugar cerca del portero para ahorrarse problemas y con los laterales siempre prestos a cerrarse. Tiene una salida del balón notable y el desplazamiento en largo es un recurso que el equipo explota en ocasiones de apuro, casi siempre con Ibrahimovic como receptor. Un grande, todo inteligencia. Mexès, ausente por sanción, parece el relevo para esta temporada.

Thiago Silva. Central (Río de Janeiro, Brasil; 1984). El brasileño transmitió dudas en sus dos primeros partidos con el Milan, quizá porque cubría el hueco que dejó Maldini. Desde entonces, no hay quien le tosa en el eje de la zaga, excelente en el trato del balón -herencia de que en sus inicios jugó como medio-, sensacional en la anticipación y el juego aéreo. Tiene escasos puntos débiles y parece que Menezes, seleccionador de Brasil, también la dará protagonismo en la selección brasileña. Zaguero que siempre interesó a Guardiola por su facilidad para asociarse y que corrige, con sus piernas, la posición del central que le acompaña. A veces, sin embargo, fruto de su superioridad, sufre un exceso de confianza.

Zambrotta. Lateral derecho-izquierdo (Como, Italia; 1977). Zaguero hecho para el fútbol italiano, seguro con las líneas retrasadas y sin demasiadas exigencias con el balón entre los pies. Exjugador del Barcelona, fracasó en el Camp Nou porque se le exigió morder terreno en el carril derecho; sí que ascendía, pero fracasaba a la hora de poner el centro y, sobre todo, chirriaba para recuperar el puesto, siempre con una pachorra descomunal. Con un extenso currículo, triunfó en el Juventus, con la azzurra y recuperó parte del prestigio perdido en el Milan. Se mantiene en el equipo inicial, pero parece que Taiwo ya tiene el billete para cogerle el relevo.

Aquilani. Medio (Roma, Italia; 1984). Futbolista que se ha desbravado desde que saliera del Roma, donde se cobró un nombre por su facilidad para dar el siguiente pase, además de capacidad para el disparo desde media distancia y facilidad para ocupar parcelas. Su aventura inglesa en el Liverpool, sin embargo, fue un fiasco, condicionada por las sucesivas lesiones, primero, y por la falta de acoplamiento después. Es un futbolista moderno, con capacidad para correr y tocar, para defender y chutar. Tiene, además, visión periférica y resalta su pase vertical. En el Juventus, sin un equipo que le acompañara, tampoco fraguó, pero tiene todo para volver a la élite y el Milan le brinda una oportunidad de oro. Buen pie para las jugadas a balón parado.

Van Bommel. Mediocentro (Maasbracht, Holanda; 1977). Otro exfutbolista del Barcelona que tampoco acabó por cuajar en el Camp Nou, por más que aportara algo distinto al equipo, como la velocidad y la verticalidad en un juego que por momentos se excedía en la reflexión y el pase antes de afrontar la portería. Su incorporación por el Milan, en el invierno anterior, fue sorprendente porque el jugador ya estaba de capa caída en el Bayern, porque su aportación se medía más por su agresividad que por su fútbol. Sus duelos con Iniesta, como en la final del Mundial de Sudáfrica, son ya un picante para el fútbol. Más músculo que juego, más físico que clase, prefiere romper desde atrás que jugar de primeras o absorber el protagonismo con el balón atado a las botas.

Seedorf. Medio (Paramaribo, Surinam; 1976). Privilegiado en lo físico -casi él solo mantuvo al Madrid en durante un par de años-, el jugador oranje ya no es el que era, castigado por los años. Pero conserva su clase y su facilidad para el pase, su capacidad para soltar el latigazo desde fuera del área. Le quedan grandes, sin embargo, los partidos que se juegan a un ritmo fuerte, donde la pelota va más mucho rápido que sus piernas. No sufre con el cuero entre los pies y tampoco le supone un problema jugar a uno o dos toques, tan preciso en el pase como en el desplazamiento de 40 metros. A nivel de clubes lo ha ganado todo -tres Champions con tres clubes distintos-, con un gen competitivo superlativo.

Boateng. Medio (Berlín, Alemania; 1987). Se ha ganado un sitio en el equipo a pulso, abrumador en lo físico, excelente en las llegadas desde atrás y atrevido ante cualquier embrollo. Fue una de las revelaciones del curso anterior y nadie le discute el puesto, por más que su técnica individual no sea tan depurada como otros solistas. Reclama protagonismo y va al choque sin problemas. Un motor que con Allegri actúa como trescuartista, quizá por esa facilidad para soltar el disparo desde el balcón del área, por su tendencia a las incursiones desde la segunda línea, herencia adquirida en el fútbol inglés (Portsmouth y Tottenham).

Emanuelson. Medio (Ámsterdam, Holanda; 1986). El jugador, adornado siempre con unas rastas, fue fichado junto a Van Bommel el curso anterior. No es titular fijo, pero siempre entra en las quinielas. Mezcla lo físico -aunque parece liviano por su cuerpo (175 cm)- con la habilidad. Es veloz, tiene una zurda precisa porque se acostumbró a jugar al toque en la escuela del Ajax y no se lo piensa dos veces a la hora de soltar el cañón. Aunque se pierde en los conceptos tácticos, por más que sea generoso en el despliegue. Futbolista, en cualquier caso, un tanto indefinido porque no se sabe si es extremo o mediapunta, volante o medio centro.

Pato. Delantero (Pato Branco, Brasil; 1989). Sus condiciones no son acordes a sus prestaciones. Futbolista con un talento superior, explosivo como pocos y con una capacidad de definición estratosférica, al delantero se le resiste un ápice la Serie A, quizá porque no disfruta de tantos espacios como le gustaría, quizá porque se le convirtió en una estrella antes de que debutara -tenía menos de 18 años y no podía jugar por ley- con el primer equipo, algo similar a lo que parece ocurrirle a Coutinho (Inter). Más conocido en las últimas fechas por su romance con la hija de Berlusconi que por sus goles, al delantero se le discute la titularidad en el equipo (Cassano) y en la selección (Leandro Damiâo). Se le exige dar un paso al frente para ser considerado uno de los elegidos.

Otros protagonistas

Yepes. Central (Valle de Cauca, Colombia; 1976). El zaguero, expeditivo y siempre cómodo con el contacto, también destaca por su anticipación y su facilidad para soltar zapatazos con la zurda. Capital para su selección, en el Milan ha disfrutado muchos más minutos de los que se le presuponían. Jugó en equipos importantes, como el River y el PSG, pero nunca estuvo en un grande hasta el Milan, donde firmará el final de su carrera. Bien por alto, falla en los duelos individuales, con una cintura demasiado dura y lento en la corrección.

Taiwo. Lateral izquierdo (Lagos, Nigeria; 1985). El futbolista, más carrilero que otra cosa, sube sin miedo alguno para sacar centros y, sobre todo, probar fortuna con su chut, terriblemente fuerte y bien dirigido. Su físico le permite recuperar la posición con rapidez y de cuajar en el fútbol italiano, podría ganarle la partida a Zambrotta.

Ambrosini. Medio (Pésaro, Italia; 1977). Jugador que suele pasar desapercibido porque no tiene un gran toque del balón ni un pase vertical definitivo. Pero es de esos necesarios en un equipo por dos motivos: por su capacidad de liderazgo y porque suele funcionar como pocos en lo que los técnicos denominan el trabajo sucio, en cortar balones, solventar apuros defensivos y dirigir el cotarro y las líneas.

Nocerino. Medio (Nápoles, Italia; 1985). Futbolista que llegó a última hora para reforzar la línea del centro del campo. Destaca más por su recorrido que por su habilidad con el balón en las botas, fundamental en el Palermo en los últimos cursos. Poca visión, pero mucha entrega.

Cassano. Delantero (Bari, Italia; 1982). En Milan se entiende con la vena brasileña del vestuario y Prandelli le ha hecho un hueco en la selección italiana, pero no es titular indiscutible. Pocos futbolistas ha dado Italia en los últimos años con tanta calidad técnica, capaces de resolver un entuerto en un palmo de terreno, de ridiculizar a los defensas con el juego de pies. Dado a los excesos y a la jarana, sin embargo, el futbolista siempre está puesto en tela de juicio, como si a cada partido tuviera que demostrar lo gran jugador que es. Polémico convencido, exige un técnico que le exprima, pero que le entienda; una mezcla complicada de adquirir en un vestuario grande, donde se entrecruzan los egos. Quizá por ello, Cassano ha sido un ídolo en equipos menores y alguien un tanto anónimo -en lo deportivo- en los universales, como el Madrid.

De derecha a izquierda, Pato, Thiago, Van Bommel, Cassano e Ibrahimovic.
De derecha a izquierda, Pato, Thiago, Van Bommel, Cassano e Ibrahimovic.MATTEO BAZZI (EFE)

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