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Leer, comer y amar

Guardiola, que perdió la final de 1992 contra el São Paulo, pide a sus futbolistas que no dejen escapar la oportunidad de ser los mejores del mundo y les da un día de fiesta

"Les he pedido que no dejen escapar esta oportunidad", anunció ayer Guardiola, en uno de los salones del majestuoso y laberíntico hotel que ocupa el Barça en Yokohama, ante la cita con el Mundial de clubes. Él, siendo jugador, no pudo ni entrar a competir: "No superé el jetlag, jugamos a las 12 del mediodía. El São Paulo era un equipazo, con Cerezo, Rai, Müller, Vitor...", rememoró al respecto de su experiencia en el año 1992, cuando al plantel de Cruyff le pasó un vendaval por encima en Tokio. Sabe el técnico azulgrana que la mejor manera de ganar el primer partido, el de la aclimatación, tiene que ver con hacer vida normal lo antes posible. Guardiola ha sido el primero en buscar el respaldo de la familia para ganar el segundo mundial de clubes de su carrera como entrenador. Él, sus colaboradores y los jugadores: Messi tiene a sus padres, hermanos y sobrino en Tokio, lo mismo que Xavi, Maxwell y Cesc, y ayer llegó la familia Piqué, al completo, eso es, con Shakira ejerciendo de novia, cuñada y nuera antes que de estrella global, en la medida de lo posible. Iniesta, por ejemplo, cogió el metro para irse a Tokio. No se acabó el sushi de milagro.

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En ese sentido se significó Guardiola en una entrevista concedida a la web de la FIFA: "La gente antes de ir a su trabajo no pasa un día encerrado en un hotel. Tratamos de que la vida normal sea la misma: si ellos no descansan, si no se cuidan, van a jugar peor y perderán su empleo. Yo juzgo a mis jugadores por su trabajo, no por su vida privada". "Cuando se gana, todo es más sencillo", razona en Tokio el técnico, que ha tenido muy claro desde el principio que si no le ganan la partida al efecto del cambio de hora, lo pagarán. Por eso, entre el entrenamiento de ayer por la mañana y el de esta tarde ha instado a los jugadores a que disfruten. "Que lean, que por algo se han traído libros; que paseen, coman y disfruten de este país, que hagan lo que quieran, sabiendo que venimos a jugar un Campeonato del Mundo. Con ese nombre, es suficiente". Recordó cómo sufrieron en Abu Dabi y solo había dos horas de diferencia: empezaron perdiendo la semifinal y la final resultó una agonía. "Sabemos lo difícil que es, pero queremos ser campeones del mundo. Hemos venido a ganar", admitió Puyol. "Solo seremos campeones si ganamos esta Copa", remachó Guardiola. "Veremos de qué somos capaces, creo en la solidez de este equipo", concluyó.

El entrenador sufrió su primera gran derrota con el Barcelona, aquel 1992 en Tokio, y en Yokohama 2006 el equipo de Rijkaard fue noqueado por el Internacional de Porto Alegre, derrota de la que nunca más se levantó. "El Madrid es el líder, no hay tanta diferencia. Fue elegido el mejor equipo del siglo XX", dijo Guardiola para que la victoria en el Bernabéu no les haga caer en la autocomplacencia. El técnico y el equipo van por faena y, a nivel institucional, el club también. El presidente Sandro Rosell se reunió con directivos de Seiko, uno de los patrocinadores del Barcelona, para tratar asuntos de mercadotenia.

Guardiola, junto a Xavi, Messi, Puyol y Busquets, en el entrenamiento del Barça en Yokohama.
Guardiola, junto a Xavi, Messi, Puyol y Busquets, en el entrenamiento del Barça en Yokohama.UNKO KIMURA (EFE)

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