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Reportaje:El proceso por la rebelión militar del 23 de febrero

Emilio Romero, Armada y el "golpe de timón"

El artículo del periodista, y político de extensa trayectoria en el franquismo, Emilio Romero, cuya lectura rechazó el presidente del tribunal que juzga a los golpistas del 23-F, llevaba como título "Las tertulias de Madrid" y se publicó el sábado 31 de Enero de 1981 en el matutino ABC, tres semanas y unos días antes de que se perpetrara el asalto al Congresó, Milans del Bosch dictara el bando anticonstitucional y ordenara la sálida de los carros de combates a las calles de Valencia y Armada sugiriera la fórmula de erigirse en presidente del Gobierno.Decía Romero que "Madrid era anteanoche un hervidero de tertulias", refiriéndose a la dimisión de Adolfo Suárez. "Ni el suceso ni el personaje que lo protagonizaban merecían la ansiedad ni la masturbación mental", indicaba. "De Gaulle, Churchill o Adenauer, tres personajes históricamente universales, no produjeron en sus paises, con su marcha, conmoción, sino noticia de interés a toda plana y episodio interesante e de normalidad democrática. Los dos grandes temas eran los estímulos de la dimisión, la verdadera revelación histórica de las causas de la marcha -que es un ovillo y no un hilo-, y las profecías sobre su sucesor".

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Sobre estos últimos -las profecías sobre su sucesor- escribía Romero, ya al final de su artículo, lo siguiente: "Después de esta presunta normalidad de procedimientos, se manejaba otro factor que no debo silenciar, y es que se decía que aquí están pasando cosas que obligan a una remodelación. Si para hacer esto UCD no proveyera, entonces existiría la vía de un hombre ajeno y políticamente bendecido".

Romero añadía: "Estimulé entonces a la imaginación y encontré al general Alfonso Armada. Todo esto no quiere-decir que las tertulias de Madrid eran prisioneras del clima esotérico de las hipótesis que decía Rusell. Pero hay una realidad que me consta, y es que lo que pasa es tan importante, o tan grave, que no es aceptable ningún continuismo. Un golpe de timón, en la versión Tarradellas, es un golpe de timón. No le demos más vuelta".

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