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CONGRESO DEL PARTIDO POPULAR

Andalucía, de María Santísima

A. D. / J. G. L Manuel Fraga deleitó ayer a los compromisarios con un recorrido verbal por las rutas de España que iba desde el Miño hasta el Guadalquivir. A sabiendas de la tierra en la que se encontraba, no ahorró flores para Andalucía, con un ojo puesto en las próximas elecciones.

"Esta tierra, que es de María Santísima, no es feudo político de nadie, y menos de ningún Guerra", proclamó. Fraga continuó en clave lírica: "Estamos aquí en Sevilla, compendio de los mundos, relicario de todas las bellezas y elegancias; Sevilla, novia de España que: expresa su alegría por sevillanas".

Luego vinieron los saludos a los "amigos" de las dos Castillas, a los vascos, asturianos, cántabros, catalanes, madrileños, gallegos, y así hasta las 17 comunidades autónomas. Para acabar, un saludo a los también amigos "de la Europa del Este", que tenían en este corigreso una nutrida representación, integrada por partidos liberales y populares; incluido el ministro del Interior de Checoslovaquia, Richard Sacher.

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El encargado de saludara los congresistas fue, sin embargo, el germano-occidental Egon Klepsch, presidente del Grupo Popular en el Parlamento Europeo. Fraga recibió un telegrama de Valery Giscard d'Estaing quien, en nombre de los partidos "centristas y liberales" de Francia, animaba a "preparar la alternativa a los poderes socialistas".

Pese a los toques contumbristas y al tipismo de Fraga, la sobriedad castellano-leonesa ha guiado este congreso, al menos en su vertiente estética, ya que, a diferencia de otras asambleas de este partido, no había mostradores regionales con productos de la tierra a la venta.

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Los congresistas, distribuidos por autonomías, no podían apartar la mirada del frente, de una imponente plataforma en la que se sentaban los miembros de la dirección del partido, dispuestos como el presidium del Soviet Supremo. Los claroscuros del salón sólo los rompían las jóvenes ataviadas con sucintos trajes de chaqueta amarillos que, según responsables de la organización, no eran azafatas de congresos sino "modelos".

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