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Los trabajadores de Petrobras van a la huelga para exigir mejoras en la seguridad laboral

El máximo ejecutivo de la compañía brasileña, Philippe Reichstul, anuncia su dimisión

Mauricio França Rubem, coordinador de la Federación Única de Petroleros (FUP), que agrupa a 20 sindicatos con más 150.000 afiliados a la Central Única de Trabajadores (CUT), ha anunciado que si Petrobras no escucha sus reivindicaciones, tras la muerte de diez personas en la explosión de la P-36, no descarta una nueva huelga, que en esta ocasión sí paralizará la producción total de crudo. A su vez, el presidente de la compañía estatal Petrobrás, Philippe Reichstul, anunció ayer su dimisión.

Los sindicatos de los petroleros acusan a la empresa de haber abusado en estos años de la mano de obra poco cualificada de los trabajadores "alquilados" por la empresa, de no haber especializado a sus trabajadores, especialmente a los que trabajan en las plataformas, y de preocuparse exclusivamente de aumentar la producción. El especialista en estructuras oceánicas de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Segen Estefen, afirmó ayer que "los últimos accidentes producidos en Petrobrás están asociados al aumento de la producción de petróleo y a la búsqueda de la autosuficiencia del sector en el país". Y añadió que "la preparación técnica de los trabajadores no ha ido acompañada del aumento de producción generado en los últimos años". Según Estefen, Petrobras tiene que doblar las inversiones en la seguridad laboral, sobre todo en las plataformas cuya actividad es de "alto riesgo". La estatal Petrobras va a perder con el hundimiento de una de sus mayores plataformas, unos 6 millones de euros, aunque para la empresa no será una gran pérdida, ya que la compañía alcanzó el año pasado unos dividendos récord de casi de unos 1.800 millones de euros y un beneficio neto de más de un 6.000 millones de euros. Petrobras afirma que, en este desastre, lo único que hay que lamentar son la pérdida de vidas, en este caso de diez trabajadores.

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Para intentar suplir los 80.000 barriles de petróleo que estaba extrayendo la plataforma hundida y que hubiese llegado a 180.000 en 2005, la compañía brasileña estudia tres alternativas: colocar en el lugar del siniestro la plataforma P-40 que puede extraer 50.000 barriles al día o alquilar navíos para producir crudo donde estaba anclada la plataforma P-36.

Las familias de los diez trabajadores muertos en el accidente sobrevolaron ayer en helicóptero la zona donde se hundió la plataforma la mañana del martes, lanzaron flores sobre las aguas manchadas de crudo y prometieron no cesar hasta recuperar los cuerpos de sus familiares. Las viudas de las víctimas recriminan a la empresa que mientras los equipos de buzos bajaron hasta 50 metros de profundidad para intentar salvar la plataforma no consiguieron sacar los restos mortales de los nueve trabajadores atrapados a sólo cinco metros en la columna de sustentación donde había tenido lugar la explosión que causó el desastre. "Para Petrobras los trabajadores no son personas. Son sólo números", aseveran sus mujeres desconsoladas.

Petrobras, sin embargo, considera irrecuperables los cuerpos por lo que ha anunciado ya un funeral simbólico por los fallecidos los próximos días, al mismo tiempo que se ha comprometido a pagar los estudios universitarios de todos los hijos de los trabajadores fallecidos.

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Playas con alquitrán

Mientras arrecia la polémica en el sector petrolero y en la opinión pública, el Centro de Recursos Ambientales (CRA), órgano del Gobierno, ha pedido ayer explicaciones a Petrobrás de los 45 kilómetros de alquitrán que acaban de aparecer en el litoral sur de Salvador de Bahía. La hipótesis más plausible es que la polución haya sido causada por el lavado del tanque de algún petrolero que actúa en aquella área. Ayer 60 técnicos de Petrobrás estaban trabajando en la limpieza de las playas . La polución además de haber llegado a Morro, uno de los lugares más turísticos, se extiende por famosísimas playas como las de Maraú, Ilheus e Itacaré, polos del mejor turismo de este país.

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