Actos vandálicos en Barcelona ante la pasividad policial

La manifestación, convocada bajo el lema Otro mundo es posible, reunió a unas 20.000 personas -50.000 según los convocantes, y 8.000 según la Guardia Urbana- en contra de las políticas del Banco Mundial, que suspendió la cumbre que tenía previsto celebrar este fin de semana en Barcelona por temor a los incidentes. En la cola de la marcha se situó un grupo de unos 100 encapuchados ajenos a los manifestantes, quienes a su paso iban destrozando los escaparates de las tiendas, los bancos y las cabinas telefónicas del paseo de Gràcia mientras coreaban consignas a favor de la violencia y acusaban de 'reformistas' a las más de 350 entidades convocantes.

Este grupo de violentos actuó con total libertad y ante la pasividad de más de un millar de policías presentes en los alrededores. Fueron los propios manifestantes quienes intentaron sin éxito evitar esos destrozos al grito de 'no violencia' y formando una cadena humana. Esta medida preventiva se reforzó al paso de la marcha por el punto más temido del recorrido, la Bolsa de Barcelona, donde no se produjeron incidentes. La policía había aislado el edificio con un impresionante dispositivo.

La Delegación del Gobierno en Cataluña había prohibido el paso de la manifestación por el paseo de Gràcia argumentando que quedarían destrozados los escaparates de la zona, pero el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña autorizó ese trayecto apelando a la trayectoria pacífica de las organizaciones convocantes.

La manifestación se disolvió formalmente sobre las 14.00 horas en la plaza de Catalunya tras la lectura de un manifiesto antiglobalización. Unas 3.000 personas seguían congregadas en los alredores de la plaza cuando un pequeño grupo de hombres atléticos increpó a los manifestantes y se produjeron empujones. A los pocos segundos, la policía cargó indiscriminadamente y con gran dureza contra los manifestantes que quedaban utilizando botes de humo y pelotas de goma.

En cuestión de minutos, la carga policial se extendió a todas las calles de los alrededores de la plaza de Catalunya. Fueron detenidas 22 personas y otras 32, entre ellas tres periodistas, resultaron heridas por la carga policial. Varios de los detenidos tienen antecedentes por hechos similares, dos de ellos son menores y cinco, extranjeros.

La mayoría de las detenciones las practicaron agentes de paisano. Algunos llevaban la cara tapada con pañuelos con la bandera catalana independentista e iban provistos de porras extensibles, esposas de plástico y palos de madera. Un portavoz de la policía de Barcelona admitió ayer la utilización de estos métodos como efecto disuasorio.