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Pakistán pide a Kabul la entrega de Bin Laden para evitar una catástrofe

Islamabad anuncia su determinación de cerrar la frontera a los refugiados afganos

Ángeles Espinosa

Una delegación oficial paquistaní dará hoy un ultimátum al régimen talibán para que entregue al terrorista saudí Osama Bin Laden. Se trata del primer fruto del compromiso de colaboración con EE UU anunciado el día anterior por Pakistán, una decisión que ha puesto de relieve las presiones políticas a las que se enfrenta el Gobierno del general Pervez Musharraf. Éste buscó ayer el apoyo de líderes religiosos, políticos y de opinión para crear un consenso nacional y evitar una crisis que fracture irremediablemente al país, mientras se suceden las protestas en la calle.

La misión paquistaní intentará entrevistarse con el líder espiritual de los talibán, el jeque Mohamed Omar, en Kandahar (al sur de Afganistán). Según diversas fuentes, le darán tres días para que decida.

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La radio nacional de Pakistán anunciaba anoche su determinación de cerrar sus fronteras a los todos los refugiados afganos.

La idea del ultimátum gusta tan poco a los responsables talibán como el hecho de que la delegación vaya a estar encabezada por el jefe de los servicios secretos paquistaníes, el general Mahmud Ahmad. Este extremo no ha sido confirmado oficialmente, pero se apoya en el hecho de que la agencia de Información Interservicios (ISI, en sus siglas inglesas), que dirige el general Ahmad, ha sido el principal valedor de la milicia desde su fundación.

Diversas investigaciones periodísticas atribuyen a los servicios de seguridad paquistaníes, a menudo considerados como un Estado dentro del Estado, el mantenimiento de la maquinaria de guerra de los talibán e incluso la utilización de la milicia para sus propios fines.

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Se da además la circunstancia de que el general Ahmad se encontraba en Estados Unidos en el momento de los atentados terroristas y se quedó bloqueado en ese país por la suspensión de las conexiones aéreas. Durante los días pasados ha participado en las reuniones que el embajador paquistaní en Washington, Maleeha Lodhi, ha mantenido con altos funcionarios del Departamento de Estado, entre ellos el vicesecretario Richard Armitage.

'No sé si les recibirá el jeque Omar o tan sólo el ministro de Exteriores; tal vez sí, porque este asunto se ha convertido en su prioridad en este momento. Lo que está claro es que el nivel de la representación no va a gustar nada a los talibán; qué menos que enviar a alguien con rango ministerial para ver al menos a un ministro', manifestó a EL PAÍS una fuente cercana al movimiento, que se mostró bastante escéptica sobre los resultados del viaje.

El hecho de aceptar llevar a cabo esta mediación da una idea de la seriedad del compromiso adquirido por el general Musharraf, quien en la pasada noche del sábado al domingo recibió una llamada del presidente norteamericano, George W. Bush, para agradecerle su buena disposición. No está tan claro que sus conciudadanos tengan la misma opinión al respecto.

Musharraf no convence

'Es cierto que comentaristas y dirigentes políticos se muestran comprensivos [con la decisión de Musharraf], pero no sucede lo mismo con las bases', asegura a EL PAÍS el reputado periodista y analista político paquistaní Ahmed Rashid. El autor de Los talibán califica la situación de 'muy mala' y se muestra preocupado porque 'el ambiente de la calle es muy antiamericano'. 'Musharraf no ha convencido a la gente', se lamentaba Rashid.

Tal vez tratando de enmendar ese vacío, el presidente paquistaní se reunió ayer, de forma sucesiva, con ulemas, directores y editores de periódicos y líderes de partidos políticos, incluido el presidente de la Alianza para la Restauración de la Democracia (ARD, en la oposición). El objetivo de la cita era tratar de crear un consenso nacional sobre la postura del país ante las peticiones de Estados Unidos en su busca y captura de Bin Laden.

Tras la reunión, fuentes periodísticas paquistaníes dieron cuenta del tono de franqueza con que les habló Musharraf. 'El presidente se ha referido a su limitada capacidad de elección ante las pruebas de la implicación de Bin Laden y la complicidad de los talibán', explicaron. La mayoría de los convocados, un total de 34, expresó su comprensión ante el estado de cosas, pero algunos no escondieron su preocupación ante el riesgo de represalias.

Pakistán siempre ha negado las acusaciones de que arma y aconseja a los talibán, los milicianos que surgieron de sus escuelas religiosas en 1994 y desde entonces se han hecho con el control del 90% de Afganistán, a pesar de su falta inicial de preparación militar. Ahora, tras los gravísimos atentados de Nueva York y Washington, la presión de Estados Unidos se ha hecho insoportable.

'No podíamos hacer otra cosa, porque nos han amenazado; somos los más afectados por la guerra afgana y aún no nos hemos recuperado. Pakistán está en la bancarrota y ha habido amenazas económicas', declaró Mohamed Khan, líder de un grupo religioso moderado, a la BBC.

Reconocimiento talibán

Sin embargo, ya con anterioridad se había abierto un debate entre la élite política afgana sobre el coste del apoyo a los talibán. Pakistán es uno de los tres países que reconocen ese régimen (junto con Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos) y el único que mantiene un embajador en la capital afgana. Crecientemente, voces entre los intelectuales, los sectores más liberales e incluso en la propia Administración paquistaní venían subrayando el precio de esa política.

Mientras Pakistán debate sus propias contradicciones, la crisis empieza a tener efectos visibles. Numerosas multinacionales con oficinas en Pakistán, entre ellas media docena de empresas petroleras, han empezado a evacuar a su personal expatriado.

La prensa paquistaní se hacía eco ayer de un notable incremento en las reservas de plaza de los vuelos que salen del país con destino a ciudades como Tokio, Dubai, así como a Londres y otras capitales europeas. Las compañías aéreas Lufthansa y British Airways han suspendido sus transportes de carga con Pakistán.

No hay constancia de movimientos extraordinarios de personal diplomático ni de las Naciones Unidas. Los embajadores de la Unión Europea mantuvieron el sábado una reunión para estudiar la situación y optaron por establecer una 'situación de prealerta', según fuentes italianas. Se trata de pedir a sus nacionales que tengan el equipaje preparado, estén atentos a los acontecimientos y se mantengan en contacto con sus embajadas por si fuera necesaria la evacuación.

Una española residente en Lahore manifestó a este diario haber recibido una llamada de la embajada en la que se le anunciaba la posibilidad de una evacuación con destino a India vía terrestre. 'Me pareció ridículo; pregunté que si de allí se nos trasladaría a España y me respondieron que ya se vería', relató indignada por lo precipitado de la medida.

Miles de afganos acudieron ayer en Panshir al entierro del líder de la oposición a los talibán, Ahmad Shah Massud, muerto en un atentado la semana pasada.
Miles de afganos acudieron ayer en Panshir al entierro del líder de la oposición a los talibán, Ahmad Shah Massud, muerto en un atentado la semana pasada.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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