_
_
_
_
_

'La prensa ha satanizado a los talibán'

Ángeles Espinosa

Afganistán es hoy un país cerrado a los extranjeros, al menos en el 90% del territorio que controlan los talibán. Pero ese régimen rigorista hasta el extremo tiene curiosas ranuras por las que llegan al exterior algunas pinceladas de lo que ocurre dentro. Una de ellas es la corresponsalía en Kabul de la cadena de televisión árabe Al Yasira, el único medio al que los talibán permiten mantener su personal extranjero. Y el hombre que está al frente de esa oficina es un español.

Tayseer Alouny, de 55 años, está siendo testigo de excepción de lo que ocurre en uno de los regímenes más secretistas del planeta. Originario de Siria, granadino de adopción, Alouny sueña con el momento de volver a abrazar a sus cuatro hijos, a los que sacó de Afganistán tras los atentados.

'Los medios responsabilizan a los talibán de muchas cosas, pero el 'burka' no lo han inventado ellos'
Más información
IRA CONTRA LA PRENSA INTERNACIONAL.
Fox le roba a la CNN su corresponsal en Afganistán
La prensa de EE UU exige una respuesta firme
Los afganos no ven las noticias

Pregunta. ¿Cómo y cuándo llegó a Afganistán?

Respuesta. En febrero de 2000. Trabajaba en el servicio árabe de la agencia Efe y estaba mal pagado. Estaba a gusto, llevaba una vida tranquila. Mis hijos nacieron en España; estoy casado con una española. Mi problema era el salario y la falta de oportunidades profesionales. Yo me ofrecía para hacer cosas, pero no encontraba eco. Así que cuando se presentó la ocasión con Al Yasira, no lo dudé y me vine. Antes ya había cubierto informaciones sobre la yihad en los ochenta y tenía experiencia en la zona.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

P. ¿Cuál fue su primera reacción al iniciarse la crisis?

R. Lo primero que pensé fue en mis niños. Estaban aquí conmigo pasando las vacaciones y de inmediato los llevé a Islamabad para enviarlos a España. Luego vino la decisión de los talibán de expulsar a los extranjeros y nos hemos quedado solos con los colegas de las agencias.

P. Pero ellos son afganos...

R. Sí, soy el único extranjero.

P. ¿Y por qué le han permitido quedarse? ¿Qué limitaciones le han impuesto?

R. Mi conclusión es que quieren una sola ventana para expresarse. Si dejaran a otros medios, sobre todo televisiones, sería un caos porque, según los talibán, han tenido una mala experiencia con los extranjeros. Porque, le voy a decir la verdad, no han sido justos, han satanizado a los talibán. Vienen con un molde y hacen que la realidad se adapte a lo que piensan. En tanto que nosotros, como canal árabe... ellos están muy interesados en tener comunicación con el mundo árabe e islámico. Tenemos que mantener un equilibrio muy delicado entre nuestra responsabilidad como informadores y el control de los talibán.

P. ¿Y cómo lo saben si han prohibido la televisión?

R. En algunos sitios tienen parabólicas. Cada día nos hacen observaciones y protestas por cosas que se emiten desde Islamabad o desde la sede central de Al Yasira, en Qatar, con informaciones de agencias. Intentan hacerme responsable y a veces tengo que pedir a la oficina que no nos citen.

P. ¿Cómo son sus relaciones con los talibán?

R. Tengo buenas relaciones con varios de ellos, empezando por el ministro de Exteriores y algunos funcionarios de su ministerio y del de Información. También he desarrollado relaciones con algunos comandantes militares para poder llegar a la línea del frente y filmar.

P. ¿Es cierta la percepción que tenemos fuera de que hay diferencias entre sectores moderados y extremistas dentro del régimen?

R. Sí, hasta cierto punto sí, pero la personalidad del líder está borrando cualquier posibilidad de que eso transcienda. Él está dispuesto a un diálogo, pero tiene líneas rojas y una de ellas es [la permanencia de] Osama Bin Laden. No hay nada que hacer sin su permiso. Las corrientes moderadas han extendido la mano a la Alianza del Norte, a Occidente, han intentado hacer de todo. Por ejemplo, en el tema de la droga, la comunidad internacional les ha tratado muy mal. Mientras en Colombia no logran erradicar el cultivo de cocaína, aquí los informes de la ONU han reconocido la limpieza efectuada en el 80% de las zonas (y Al Yasira lo ha constatado en las provincias de Nangarhar, Helmand y Kandahar) y no se les ha dado el visto bueno. La ONU se inclina hacia la Alianza.

P. ¿Y los derechos humanos, la imposición del burka, etcétera?

R. Lo que sucede aquí es que los medios presentan muchas cosas como responsabilidad de los talibán, pero el burka no lo han inventado, sino que estaba aquí mucho antes de que ellos llegaran. Salvo en tres ciudades, Kabul, Mazar-i-Sharif y Herat, el resto de las mujeres, el 80% de las mujeres, ya llevaban burka con anterioridad.

P. Pero ahora es obligatorio...

R. Ahora sí. Los talibán dicen que es obligatorio en la ciudad. En las aldeas no hace falta.

P. ¿Tienen permiso para filmar?

R. No sirve de nada. La policía religiosa es un Estado dentro del Estado. En Exteriores me han dicho: 'Si te metes en un lío con la policía religiosa, no cuentes con nosotros; te podemos ayudar con otros ministerios, pero con ellos no hay nada que hacer'. El propio ministro fue sincero conmigo cuando me dijo: 'Tu presencia aquí depende de tu sensatez en tu trabajo, ten cuidado con la cámara'.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_