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GUERRA CONTRA EL TERRORISMO

Mary Robinson pide la suspensión de los bombardeos en nombre de la ONU

La responsable de derechos humanos de Naciones Unidas considera la situación desesperada

Enric González

Mary Robinson, comisionada de la Organización de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, pidió ayer que se suspendieran los bombardeos sobre Afganistán. Robinson, ex presidenta de Irlanda, aprovechó el protagonismo de que disfrutaba la ONU para declarar que la situación humanitaria era 'desesperada' y que debía hacerse una pausa de varios días en los ataques, con el fin de introducir alimentos en el país y permitir la salida de refugiados. En la jornada de ayer no hubo bombardeos, porque el Pentágono decidió respetar el viernes, día santo de la religión musulmana.

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'La urgencia desesperada consiste en utilizar la ventana climatológica, que permanecerá abierta hasta el 15 o 16 de noviembre'. 'Para entonces', declaró Robinson a una radio irlandesa, 'las primeras nieves del invierno impedirán casi totalmente el acceso [de las agencias humanitarias al interior del país] y la población afgana se congelará y morirá de hambre, porque carece de comida y de refugio'.

'Debemos hacer una pausa [en los bombardeos] para que pueda organizarse un gigantesco programa de ayuda humanitaria y para que un cierto número de refugiados pueda cruzar la frontera y salir de Afganistán', añadió. 'Todo lo que puedo decir es que la situación es desesperada para cientos de miles, quizá hasta dos millones, de afganos que necesitan comida con la máxima urgencia'.

Mary Robinson presidió Irlanda durante siete años (de 1990 a 1997) y constituyó un rarísimo fenómeno en la política irlandesa, donde nunca una persona de izquierdas (ella se define como socialdemócrata) había ocupado una posición tan elevada. El prestigio acumulado en el cargo la convirtió en una candidata obvia para ocuparse de los derechos humanos dentro de la ONU. Su gestión internacional ha resultado ocasionalmente incómoda para Washington. En la conferencia sobre racismo celebrada en Durban (Suráfrica), por ejemplo, Robinson lamentó públicamente y en términos duros que Estados Unidos abandonara las discusiones.

La comisionada lanzó ayer críticas apenas veladas contra la operación militar de las fuerzas estadounidenses y británicas. 'Es absolutamente condenable que 6.000 personas murieran en los terribles acontecimientos del 11 de septiembre, pero también debemos tener en consideración a la población de Afganistán', comentó.

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Robinson aseguró que era 'muy importante' que los ataques militares se dirigieran exclusivamente contra objetivos bélicos y se evitara el daño a los civiles. Sugirió que ése no era el caso, pero añadió que no podía asegurar que Estados Unidos y el Reino Unido estuvieran desentendiéndose de las muertes de inocentes: 'Es difícil comentar la situación, porque no nos permiten acceder a las zonas afectadas', dijo.

La gravedad de la crisis humana en Afganistán ha sido reconocida por las autoridades de Washington y Londres. El propio George W. Bush admitió el jueves por la noche que la situación era dramática. 'El país ha pasado por muchas guerras y muchos sufrimientos; muchos niños padecen hambre y malnutrición. Uno de cada tres niños afganos es huérfano, uno de cada dos sufre malnutrición crónica y nosotros podemos y debemos ayudarles', declaró. Para aliviar la situación, pidió que cada niño estadounidense enviara un dólar (unas 180 pesetas) a la Casa Blanca, para crear un Fondo para los Niños Afganos. 'Eso supondrá una valiosa educación para nuestros hijos', aseguró.

Todas las organizaciones humanitarias coinciden en afirmar, sin embargo, que no faltan fondos, sino posibilidades de acceso a Afganistán. La Casa Blanca y el Pentágono parecieron ser conscientes de que la guerra hacía prácticamente imposible el envío de ayuda por las vías convencionales y pusieron en práctica un inusual plan de doble bombardeo que incluía proyectiles por un lado y alimentos por otro. Pero el lanzamiento de raciones ha resultado, por ahora, esporádico y más propagandístico que efectivo.

Una refugiada afgana recibe una ración de cereales distribuidos por la ONU en un campo en las proximidades de Peshawar, en Pakistán.
Una refugiada afgana recibe una ración de cereales distribuidos por la ONU en un campo en las proximidades de Peshawar, en Pakistán.ASSOCIATED PRESS

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