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Los escritores latinoamericanos buscan nuevas fórmulas para retratar a sus países

La Semana Negra de Gijón debate la situación de la novela policiaca en la otra orilla

La 15ª Semana Negra de Gijón, que acaba mañana, es un foro y una fiesta. Los debates no se limitan a la carpa de los encuentros, sino que se alargan en almuerzos, cenas y copas hasta la madrugada. El trabajo y la diversión están asegurados. Estos días el tema se ha centrado en la novela negra latinoamericana. Los escritores de la otra orilla coinciden en que les es absolutamente necesario publicar en España, porque, como dijo el colombiano Jorge Franco, 'está marcando las pautas del mercado editorial'. Los escritores han debatido a fondo el futuro y el presente de la novela negra.

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'Estamos todos en zona de catástrofe. Primero, Perú con Fujimori; luego Venezuela con Chávez; Argentina, que sufre la crisis más terrible; Colombia con sus eternos problemas... Y el Fondo Monetario Internacional nos quiere africanizar. La atmósfera está muy negra y será cada vez más sombría y esto llegará a los libros', dijo el colombiano Mario Mendoza, autor de Satanás (Seix Barral), con la que ganó el último Premio Biblioteca Breve.

¿Y cómo lo explicarán? 'La novela negra latinoamericana actual está huyendo de las cargas políticas generales', contestó el cubano Justo Vasco. Puso como ejemplo la novela Rosario Tijeras (Mondadori), de Jorge Franco. 'No cita ni una sola vez a los grandes capos del narcotráfico. Es una historia de amor y de drogas, pero se evitan los mensajes y las consignas explícitas. Cada vez hay más literatura y más búsqueda formal en la novela negra de nuestros países'.

El también colombiano Sergio Álvarez, que acaba de ganar el primer Premio Memorial Silverio Cañada con su primera novela, La lectora (RBA), le dio la razón. 'Siempre ha habido una posición moral en este tipo de género. Yo he intentado hablar de personajes entrañables, de delincuentes preocupados porque les quieran. He intentado explorar de una manera imparcial una situación que nos agobia a todos'.

La conciencia crítica permanece pero los escritores latinoamericanos consideran que la moralina no debe aparecer jamás y que por encima de todo debe prevalecer la forma literaria. Estas fueron algunas de las opiniones vertidas en una de las mesas redondas que coordinó Paco Ignacio Taibo II, director de esta edición del encuentro.

Cuba

El cubano Amir Valle acaba de publicar en España Si Cristo te desnuda (Zoela), una novela espléndida y tremenda sobre el turismo homosexual en La Habana. Valle también lo tiene muy claro: 'Yo no juzgo, presento las cosas para que juzgue el lector. Hasta ahora en Cuba se contaba la realidad mirándola desde arriba. Nosotros lo hacemos desde dentro, yo desde la marginalidad, porque la vivo. También he querido que el lector no perdiera su capacidad de asombro creando un policía atípico'.

Amir Valle tiene 35 años y vive en un barrio marginal en La Habana. Antonio Álvarez Gil también es cubano, pero vive en Estocolmo. Con su novela Naufragios (Algaida) ha ganado el V Premio Ciudad de Badajoz. La historia, situada en un pequeño pueblo cubano de nombre inventado, empieza con el naufragio de un barco de recreo que acaba con el naufragio de una lancha de balseros. 'Es la historia del naufragio general de un país. No hay salida para Cuba si no hay cambios drásticos'. Álvarez Gil explica con prosa excelente cómo en ese pequeño pueblo todos se ven obligados a delinquir para sobrevivir.

Ambos escritores cubanos explicaron la evolución de la novela negra en Cuba. Hay tres etapas: la primera se inició en 1972 cuando el Ministerio del Interior convocó un concurso para publicar literatura policiaca que defendiera la revolución. Se publicaron miles de títulos con tiradas de 200.000 ejemplares. 'Escribían los policías', precisó Valle. Luego una nueva generación se dio cuenta de que la literatura no funcionaba de esta forma. Autores como Justo Vasco, Leonardo Padura o Daniel Chavarría empezar a juzgar la realidad. En la tercera etapa, la actual, un grupo de autores como Valle, Gil Álvarez, Nelton Pérez, Lorenzo Lunas o Eduardo Llanos escriben desde la marginalidad.

Naufragios es la primera novela que Gil Álvarez publica en España. Si Cristo te desnuda es la segunda de Amir Valle, forma parte de una serie de cinco protagonizadas por el teniente Alain Bec. La primera, Puertas de la noche, prohibida en Cuba, la publicó en España una pequeña editorial que quebró. Tanto para Gil Álvarez como para Valle es importantísimo publicar en España. 'Es la concesión de un premio empezando por el primer peldaño, sin premio de ninguna clase', afirmó Valle.

Una mesa redonda compuesta por escritores de novela negra, en Gijón.
Una mesa redonda compuesta por escritores de novela negra, en Gijón.PACO PAREDES

Somoza gana el Premio Hammett

Casi cada novela de Juan Carlos Somoza se lleva un premio y en algunos casos dos: Clara y la penumbra (Planeta), que en 2001 obtuvo el Fernando Lara, logró ayer el Hammett, el galardón estrella en la Semana Negra de Gijón. Somoza ha demostrado a lo largo de su obra que la novela negra es literatura. El escritor rompe todos los esquemas y fronteras con planteamientos originales e inquietantes. Clara y la penumbra es la historia de unas personas que trabajan como obras de arte. Un asesino, si se le puede llamar así, se dedica a destruir los cuadros. Las personas valen menos que las obras de arte. 'Es una metáfora de la poca importancia que damos a la vida humana', dijo Somoza. Somoza, que ganó el Café Gijón con La ventana pintada; la Sonrisa Vertical, con Silencio de Blanca, y fue finalista del Nadal con Dafne desvanecida, dijo que los premios sirven para que se 'hable un poco más de las novelas y tengan mayor difusión'. Añadió, no obstante, que lo que más le interesa es la conquista del lector. 'La caverna de las ideas (Alfaguara), no tuvo ningún premio y sin embargo ha sido un verdadero éxito'. Se ha traducido a 15 idiomas. El colombiano afincado en Barcelona Sergio Álvarez obtuvo el primer Premio Memorial Silverio Cañada, en homenaje al editor asturiano fallecido hace dos meses, con su primera novela, La lectora (RBA). Es una novela muy inteligente que trata con humor el tema de los secuestros en Colombia. 'El proceso de los secuestros', explicó Álvarez, 'funciona como una cadena de compartimentos estancos'. Nadie conoce quién ha dado la orden de secuestro ni se conocen entre sí los eslabones de la cadena: un tipo deja al cuidado de dos sicarios a un secuestrado y desaparece. Los dos hombres no saben qué hacer, hasta que la madre de uno de ellos les dice que acaba de salir la edición pirata de un libro con la historia del hombre que les llevó al secuestrado; les aconseja que la lean para saber si pueden solucionar el caso. Pero son analfabetos y entonces tienen que secuestrar a una chica para que les lea el libro y este libro es una novela negra. 'Se tiene de Colombia una visión muy dura y yo quise tratar el tema de una manera imparcial y con humor', dijo. El Premio Rodolfo Walsh de literatura negra testimonial fue para Mariano Sánchez por Ricos por la patria (Plaza & Janés), en el que investiga cómo las grandes fortunas del franquismo evolucionaron y forman parte ahora de la élite financiero-política. El relato Corpus de sangre del gerundense Ramón Cabrera ganó el Concurso de Relatos de la Semana Negra.

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