Los populares catalanes aplazan la autocrítica en aras de la unidad
La travesía del desierto del PP de Cataluña será larga y el partido tendrá que hacer autocrítica tras los pésimos resultados electorales, pero ésta queda para más adelante. Lo prioritario ahora es "la cohesión" del partido. Este fue el mensaje que lanzó ayer el presidente del partido en Cataluña, Josep Piqué, que aseguró que no hay que variar el rumbo de la estrategia política en Cataluña, basada en "situar al PP en la centralidad política" y en "arañar" votos a CiU.
El PP catalán ha perdido seis de sus 12 escaños en el Congreso de los Diputados y 148.000 votos, el 19,2% de los sufragios. En el Parlamento catalán ya quedó relegado en las autonómicas de noviembre, tras haber sido decisiva durante ocho años para apoyar a CiU.
Piqué lanzó el mensaje de la cohesión ante la comisión ejecutiva del PP catalán, que duró dos horas y media y en la que se produjeron hasta 16 intervenciones. Aunque el debate sobre las las culpas de la debacle electoral se deja para más adelante, los populares catalanes lo atribuyen inicialmente a los atentados del 11-M y al "impacto emocional" que causó entre los ciudadanos, dijo Piqué.
Aunque con la boca pequeña colaboradores de Piqué responsabilizan de su hundimiento en Cataluña a la radicalización del Gobierno en la campaña, el ex ministro dijo a los informadores: "No esperen de mí la menor critica a la acción del Gobierno".
Las intervenciones en la reunión ejecutiva fueron comedidas. El tono predominante fue dejar para más adelante el análisis en profundidad de los resultados. Intervinieron, entre otros, la número uno de la lista por Barcelona, Dolors Nadal; el presidente del grupo en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, y el delegado del Estado en el Consorcio de la Zona Franca, Enrique Lacalle.
Piqué se comprometió a visitar las sedes comarcales en Cataluña, algo que se le había reprochado en los últimos meses desde algunas sedes territoriales.
