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Reportaje:

A golpe de rumores

Noticias desmentidas e infundios provocan fuertes subidas de los valores, alentadas por los inversores más especulativos

Al paso de muchas noticias desmentidas o de rumores intencionados, algunos valores de la Bolsa experimentan fuertes apreciaciones en sus precios. El organismo supervisor trata de atajar estas prácticas, frecuentadas por los especuladores, que rompen las normas del juego, por las que la información ha de llegar a todos los inversores de forma veraz y en igualdad de condiciones.

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Existe un dicho periodístico por el que el rumor es la antesala de la noticia. Pero esta máxima tiene otras consecuencias en la Bolsa cuando el rumor toma la categoría de infundio o la noticia nunca llega a ser tal y se produce el desmentido por parte de la empresa afectada. En ocasiones, se detecta una mala intención para manipular el precio del valor de una acción, y en otras sería, simplemente, atribuible a un fallo humano o al cambio de opinión en operaciones que se daban por hechas.

La lista de rumores que cotizan en la Bolsa es larguísima. El caso más reciente es el de Iberia, donde se especuló con una posible fusión con la aerolínea británica British Airways el pasado día 16 de marzo. La acción pasó de 2,4 euros a 2,58, y el rumor alzó el precio hasta un valor de 2,71 euros dos días después. Una subida cercana al 13% que algunos inversores habrán aprovechado. Y eso que la compañía salió al paso del rumor en la misma sesión para desmentir "absolutamente", a través de un hecho relevante publicado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la existencia de ese acuerdo.

Los expertos consultados señalan que existen compañías más proclives a sufrir este tipo de rumores. "Se trata de sociedades donde una noticia puede variar su rumbo y que, además, por su propia actividad se prestan más a la especulación de los inversores. También su accionariado está más pendiente de ese golpe de suerte que no se ve tan claro en sociedades más estables y con resultados más seguros", explican desde un banco de inversión.

Sectores sensibles

Éste es el caso de los sectores de la llamada nueva economía, entre los que se podría incluir la biotecnología. Sociedades de Internet, de nuevas tecnologías o de informática se ajustan a este perfil de sectores nacientes, cuyo rumbo puede cambiar a mejor con un acuerdo o un descubrimiento.

La biotecnológica Zeltia, un valor que forma parte del Ibex 35, ha recibido en su corta historia bursátil numerosos rumores que han dado vuelcos en su cotización. En gran medida, su negocio depende de la aprobación de un determinado fármaco, y eso es un caldo de cultivo para rumores de todo tipo. En definitiva, una noticia puede ser decisiva para orientar el valor de la compañía.

Durante 2003, los responsables de Zeltia tuvieron que salir al paso de noticias publicadas o de rumores vía Internet en los que se apuntaba una oferta pública de adquisición (OPA) por parte de un gigante farmacéutico. En marzo del pasado año el desmentido se produjo por los supuestos deseos de compra de la firma Brystol-Myers Squibb, y en octubre se le colgó el sambenito de que el laboratorio americano Johnson & Johnson habría comprado cinco millones de acciones de la firma de biotecnología española. Nada de esto fue verdad, pero en marzo del pasado año le permitió a Zeltia pasar de los cinco a los seis euros en tan sólo seis sesiones (20% de ganancia).

Pero no sólo se trata de sectores o valores más predispuestos al rumor. Los momentos son clave, y uno de éstos es cuando la compañía está en medio de una operación de compra o uno de sus socios ha decidido poner el cartel de venta a su paquete de acciones. La complicada OPA de la inmobiliaria Bami sobre Metrovacesa en marzo del pasado año se complicó con la oferta competidora lanzada por el grupo italiano Quarta Ibérica y Astrim. Dos ofertas compitiendo y, por supuesto, en tan épica situación faltaba un tercero en discordia, y apareció entonces la inmobiliaria gallega Fadesa.

El tema ya estaba suficientemente caliente con la competición entre los dos pretendientes de Bami cuando apareció la noticia de que Fadesa iba a presentar otra oferta competidora, pero la inmobiliaria gallega lo negó, aunque dejó abierta la posibilidad a futuras operaciones después de conocer el resultado de la OPA de Quarta Ibérica y Astrim. Metrovacesa ganó 1,5 euros en su acción, pero no se produjo una gran especulación por cuanto los principales contendientes estaban ya apurando al máximo su munición.

Un ejemplo de noticias bien encaminadas, pero que no terminan cuajando, es el desmentido que realizó Bancaja sobre la posible adquisición del 24% del capital del Banco Zaragozano. La caja de ahorros reconoció las conversaciones, pero aseguró en mayo del pasado ejercicio que estaban suspendidas. Una noticia que encajaba muy bien en el ánimo de los inversores, a sabiendas de que los Albertos (Alberto Alcocer y Alberto Cortina, presidentes de la entidad) habían puesto a la venta sus acciones en la entidad aragonesa.

Contactos sin concretar

Entre conversación y desmentido, el precio de las acciones del banco subió en el mercado el 12,5% en tan sólo cinco sesiones, pasando de los 11,20 euros hasta los 12,58 euros. Una ganancia nada despreciable. Previamente, en marzo de 2003, el propio Zaragozano tuvo que desmentir posibles acuerdos con compradores de la entidad, aunque se reconocía ante el organismo supervisor la visita de otras entidades financieras que mostraban su interés por hacerse con una participación significativa del banco. Finalmente, tras este anuncio de venta, el banco británico Barclays formalizó su oferta sobre la totalidad del capital del Zaragozano con notable éxito y ganancias para los inversores.

Por último, ocurre una situación muy similar con el anuncio de Veolia de vender su paquete de acciones en la constructora FCC. Este hecho ha provocado ya algunos desmentidos. El más reciente, emitido el pasado 16 de febrero, es de la también constructora Acciona, en el que niega mantener conversaciones con Veolia para integrar sus grupos empresariales. Una historia abierta que generará más rumores.

Blas Calzada, presidente de la CNMV.
Blas Calzada, presidente de la CNMV.LUIS MAGÁN

A instancias del organismo supervisor

Rumores o noticias falsas abren un tortuoso camino para la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Se puede caer fácilmente en la discrecionalidad y se ven obligados a guiarse por la glándula pituitaria. Desde el organismo supervisor comentan que no existen criterios muy fijos para perseguir estos rumores en el mercado. "Cuando el rumor tiene una cierta consistencia se llama a la empresa o a los interesados para conocer qué hay de verdad en todo ello".

Y añaden: "También influye el soporte donde se publique; se da más crédito si aparece en un periódico que si sale en un foro de Internet". Eso sí, reconocen que el departamento de supervisión suele estar atento a los chat de Internet para detectar estos rumores y si existe mala intención, como ya ocurriera no hace mucho tiempo.

La respuesta nace, a veces, de forma espontánea desde la empresa afectada por el rumor, y en otras es la propia CNMV la que exige que se publique el hecho relevante oportuno en el que se desmienta o aclare lo publicado.

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