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LA AMENAZA TERRORISTA | Investigación del atentado de Madrid

Los terroristas huidos hicieron una fiesta en la casa de Chinchón nueve días después del 11-M

Jamal Ahmidan mantuvo una cordial relación con los vecinos durante dos meses y medio

Pablo Ximénez de Sandoval

Algunos de los presuntos autores del atentado del 11-M volvieron a la casa de Chinchón (Madrid) en la que prepararon las bombas nueve días después de los atentados. Diversos vecinos de la pequeña parcela en la que vivían en el camino de la Veredilla, término municipal de Chinchón, fueron testigos de una reunión en la casa el sábado 20 de marzo y el domingo 21. El huido Jamal Ahmidan y otros acudieron con esposas y niños, hicieron una parrilla, comentaron el atentado con los vecinos, pagaron una deuda, prendieron una fogata y desaparecieron. El lunes 22, la policía localizó la casa.

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Sólo unas pocas personas habitan todo el año en el Camino de la Veredilla, en el kilómetro 14 de la carretera 313 de Morata de Tajuña a Titulcia, al este de Madrid. Las parcelas que rodean a la de los terroristas son casas de fin de semana, cultivos que sólo necesitan vigilancia ocasional o chalés abandonados. Los terroristas se despidieron del lugar con una gran reunión el fin de semana de San José, según atestiguan algunos de estos vecinos, que han pedido el anonimato para contar los detalles de su relación con ellos.

Hacía una semana, desde los atentados del 11-M, que la casa estaba vacía, según unos, y "con una o dos personas", según otro testimonio. La Policía sabía que los teléfonos móviles de las bombas habían sido activados en algún lugar entre Morata de Tajuña y Chinchón, pero conocer el lugar exacto iba a necesitar un duro trabajo de campo. Los agentes empezaron a preguntar en Morata el domingo 14, pero tardarían más de una semana en dar con la casa.

Con la policía peinando toda la Vega del Tajuña casa por casa y 10 cómplices detenidos, los presuntos terroristas volvieron el 20 de marzo a la parcela número dos del Camino de la Veredilla. "Llegaron muchos, familias enteras con niños pequeños", recuerdan los vecinos. La fecha es inequívoca para seis testimonios distintos: esta reunión se produjo dos sábados después del 11-M.

Confianza en los vecinos

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Aquel día los vecinos oyeron, como de costumbre, pasar por el camino la moto Yamaha en la que solía pasearse el principal habitante de la casa, al que han identificado como Jamal Ahmidan, El Chino. A través de varias conversaciones desde finales del año pasado, la confianza había llegado a un punto tal con algunos vecinos, que Ahmidan le dejó una de sus dos motos a uno de ellos para que se diera una vuelta. Según los testigos, no era la Yamaha que permanece precintada en la casa, sino otra "imitación de las Sanglas antiguas, con el manillar en alto".

Para viajar del Camino de la Veredilla a Madrid una de las opciones es coger el autobús 337, que para delante de la casa, hasta Santa Eugenia para tomar allí el tren. "Así que cuando vimos que habían desaparecido y no volvían, empezamos a preocuparnos por ellos", cuentan los vecinos. Cuando se encontraron al Chino con la moto en el camino aquel sábado fue de lo primero que hablaron. A la pregunta de "¿no les ha pasado nada?", Jamal Ahmidan contestó: "No, señora. Gracias por preocuparse, pero nosotros vamos a Madrid en nuestro coche".

Jamal dijo estas palabras sin bajarse de la moto, en la que estaba paseando junto con una mujer española y un niño de 10 años. A raíz de diversas conversaciones con Ahmidan en los meses en que vivió allí, los vecinos sabían que esa chica era su cuñada y el niño, su hijo. Se trata de dos hermanas españolas casadas, según los vecinos, con Ahmidan y "un primo suyo" que también vivía en la casa. Las describen como jóvenes, guapas, delgadas, las dos con el pelo negro y la piel muy blanca. Una, la mujer de Jamal Ahmidan, lleva un piercing cerca de la boca y la otra, su hermana, una lágrima pintada o tatuada en la frente. Aquel día, esta última vestía pantalón de cuero y un top que dejaba ver el vientre y la espalda.

"Luego preguntamos si se habían ido de vacaciones. Cuando le preguntamos al niño, miró a su padre como pidiendo permiso y luego dijo que sí", relatan los vecinos. La semana antes de los atentados, los terroristas habían puesto la doble valla que cubre la verja, y habían construido la torreta desde la que se ve toda la zona. Cuando les preguntaron por esa obra, "el niño dijo que ésa iba a ser su habitación".

Los comentarios sobre el atentado no se hicieron esperar. Una vecina se lamenta en estos términos: "¡Ay Dios mío! Con las veces que yo he hablado con ellos y les he dicho 'qué cabrones, qué hijos de puta, hay que ver lo que le han hecho a toda esa pobre gente'... ¡Y resulta que eran ellos! ¡Ay Dios mío!".

Jamal Ahmidan aprovechó la ocasión de encontrarse con los vecinos para pagarles lo que debía del arreglo de un camino vecinal. "Se sacó un fajo enorme de billetes de 50 euros del bolsillo y nos dio dos. Aún le faltaban 10 euros, pero dijo que con eso ya bastaba", recuerdan.

Mientras se producía esta escena, el ambiente en la casa era de fiesta. Los terroristas asaron la comida en una parrilla que todavía puede verse en el porche de la casa. También destacan la presencia de un camión que no saben para qué había ido allí, pero que se quedó atrapado en el barro de la parcela, debido a las fuertes lluvias de esos días. Lo describen como "un camión abierto, con patas hidráulicas, la cabina blanca y una referencia pintada en el lateral de una empresa de materiales de obra de la carretera de Valencia, kilómetro 15". En ese punto se encuentra el polígono industrial de Rivas Vaciamadrid, en el que hay varias empresas de suministros de obra.

Al día siguiente, domingo, el camión pudo salir del barro del jardín. Lo último que recuerdan estos vecinos es una fogata en la parcela de la que todavía se ven los restos: un montón de latas ennegrecidas entre las que sólo se distingue una de comida para gatos. Ese día desaparecieron.

Al día siguiente, los vecinos vieron aparecer por la zona lo que identificaron como los primeros coches de policía camuflados: un Renault Megane gris y un Fiat Brava azul. Comenzaban a vigilar la casa que llevaban buscando una semana, por si aparecía alguien.

La casa del Camino de la Veredilla, en Chinchón (Madrid), donde se fabricaron las bombas del 11-M.
La casa del Camino de la Veredilla, en Chinchón (Madrid), donde se fabricaron las bombas del 11-M.CLAUDIO ÁLVAREZ

Jamal Zougam "ponía ladrillos"

Sobre las fotos que la policía hizo públicas el miércoles, hasta seis testigos diferentes reconocen a Jamal Ahmidan, El Chino, como "el jefe del grupo", el principal inquilino de la casucha con el que trataron varias veces a lo largo de dos meses y medio hasta los atentados y también después.

Un empleado de la gasolinera de Cepsa cercana a la casa (unos tres kilómetros en dirección a Morata de Tajuña), también reconoció el jueves a Ahmidan por el periódico. "Es el que venía en un Volkswagen Golf 4 azul a por garrafas de Súper 97", recuerda. "Aunque venían varios, era el único que hablaba. Una vez me preguntó qué era una luz que se le encendía en el salpicadero, pero yo no supe ayudarle".

Los vecinos del camino coinciden en la descripción del Golf azul y añaden que tenía los cristales tintados. Además, aseguran haber visto la Renault Kangoo en la que se trasladaron las bombas del 11-M.

Además de a Jamal Ahmidan, los vecinos creen reconocer a Mohamed Oulad, porque les ayudó a descargar un camión, y a Jamal Zougam, como "uno que estuvo poniendo ladrillos" en la obra del torreón que hay sobre el tejado, a finales de febrero. En cualquier caso, no los señalan con la misma rotundidad que a El Chino.

A los terroristas les entraron a robar dos veces, según explicó Ahmidan a sus vecinos Luis y Vanessa. Se lo contó para preguntarles dónde podía conseguir un buen perro que le guardara la parcela, como tienen todos los vecinos del camino. Finalmente, consiguió un pastor alemán.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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