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SISMOLOGÍA | Nuevos datos sobre el maremoto en el Índico

El terremoto del sureste asiático es ya el segundo mayor de la historia

El terremoto que se produjo junto a la isla de Sumatra y dio lugar a un maremoto que asoló varias zonas costeras del océano Índico el pasado 26 de diciembre ha subido en los últimos días varios puestos en el escalafón técnico. Nuevos análisis sismológicos indican que es el segundo terremoto mayor de la historia desde que existen instrumentos para medir estos fenómenos naturales. Sólo le supera el que tuvo lugar en Chile en 1960. Antes se pensaba que había sido el quinto de la historia.

La magnitud del terremoto fue calculada inicialmente en 9 grados en la escala de Richter, equivalente a la explosión de 32.000 millones de toneladas de TNT. Ahora se calcula en 9,3. Esto indica (dado que la magnitud se obtiene de una fórmula en la que intervienen logaritmos) que fue tres veces más fuerte de lo que se pensaba, aseguran los sismólogos Seth Stein y Emile Okal, de la Universidad Northwestern de EE UU. Aunque todavía tendrán que ser confirmados por otros sismólogos, estos datos explicarían la inusitada violencia del maremoto o tsunami -un fenómeno que sólo un gran terremoto puede producir-, que mató a unas 300.000 personas.

Una pareja de satélites oceanográficos registró el perfil del maremoto dos horas después
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"La zona de fractura [en el límite entre las placas tectónicas de la India y de Birmania] fue mucho mayor que lo que se pensó en los primeros días", ha explicado Stein. "Los cálculos iniciales no tuvieron en cuenta lo que llamamos deslizamiento lento, en el cual la falla se movió más lentamente. La energía adicional liberada por este deslizamiento lento a lo largo de 1.200 kilómetros de la falla jugó un papel clave en la generación del devastador tsunami". Cálculos anteriores señalaban una zona de fractura de longitud mucho menor, incluso en dos tercios.

Estos sismólogos han analizado una parte de las vibraciones terrestres correspondientes al terremoto registradas por sismógrafos de todo el mundo. Se trata de las ondas de menor frecuencia natural y, por tanto, de mayor periodo (53 minutos), ondas que sólo se generan con terremotos de magnitud 9 o superior. La mayor parte de la energía transportada por el tsunami tomó la forma de estas ondas.

Los nuevos datos complementan más que contradicen los obtenidos antes. "La magnitud de un terremoto depende del periodo que se estudie", comentó Stein a LiveScience. Ambos sismólogos han tenido ocasión por primera vez de utilizar un método de análisis que desarrollaron hace casi 30 años junto a otro colega, Robert Geller (ahora en la universidad de Tokio), informa la Universidad Northwestern. Como ha habido muy pocos terremotos gigantescos desde que existen los sismógrafos modernos estos sismólogos no habían podido apenas probar su método.

Este nuevo análisis no sólo sirve para situar en su justo puesto el devastador terremoto, del que todavía se producen réplicas, sino también para entender la orientación del maremoto o tsunami. Normalmente las ondas de mayor amplitud viajan en perpendicular a la zona limítrofe entre placas en que se produce el terremoto. Al ampliar hacia el norte esta zona (de subducción, en la que la placa de la India tiende a penetrar bajo la microplaca de Birmania), se explica, según Okal, el gran tamaño de las olas que alcanzaron las costas de Sri Lanka y la India, que no se explica si la zona hubiera sido de menor longitud. Además, aunque se estima que se ha liberado la energía acumulada en esta zona, estos expertos indican que puede producirse otro gran terremoto y su correspondiente maremoto en el extremo sur de la zona de subducción.

Junto al análisis más completo del terremoto también están surgiendo otros datos que contribuyen a establecer un panorama más claro de lo que sucedió aquel día. Aunque sus observaciones no sirvieran de aviso, se ha comprobado que una pareja de satélites oceanográficos registró con sus instrumentos el perfil del maremoto en la superficie oceánica, todavía en mar abierto, dos horas después de producirse el gran terremoto. Los datos fueron obtenidos por Jason y Topex/Poseidon, de Francia y EE UU, que dan la vuelta a la Tierra 13 veces al día en paralelo, e indican que el primer frente de olas medía 800 kilómetros de longitud y 50 centímetros de altura y se trasladaba a gran velocidad (800 kilómetros por hora). Es la primera vez que se obtiene un perfil continuo de este fenómeno.

Desde el punto de vista geofísico, ya se han calculado también con cierta precisión los cambios producidos en la Tierra por el intenso temblor. Se cree que las islas de la zona se movieron como mucho uno o dos metros y se siguen comparando puntos cuya posición estaba registrada con GPS para afinar los cálculos, mientras se observa con instrumentos avanzados el fondo de mar.

Expertos de la NASA han calculado también que disminuyó el periodo de rotación de la Tierra (el día) en 2,68 microsegundos al hacerse la Tierra menos chata en los polos y menos abultada en el ecuador, y que el polo Norte se movió unos 2,5 centímetros. Estos efectos resultan siempre imperceptibles y casi nunca se pueden llegar a medir, han señalado estos expertos.

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