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El cardenal Rouco acudirá a la manifestación contra las bodas gays

La ofensiva contra la reforma del Gobierno socialista divide al catolicismo español

La jerarquía del catolicismo español pondrá toda su fuerza sobre la mesa el próximo sábado en la manifestación contra el Gobierno socialista por legalizar el matrimonio entre homosexuales, convocada en Madrid por el Foro de la Familia. Pero la participación en esta marcha también deja al descubierto la división de esta Iglesia en España. El cardenal Rouco y una veintena de prelados se manifestarán ese día, pero faltarán a la cita otros importantes jerarcas eclesiásticos. La Asociación de Teólogos Juan XXIII reprochó ayer a los obispos que ahonden "la división entre católicos".

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El cardenal de Madrid, Antonio María Rouco, sus tres obispos auxiliares, y los prelados de las diócesis de Getafe y Alcalá de Henares, acudirán el sábado a la manifestación convocada por el Foro Español de la Familia contra la reforma del Código Civil para legalizar el matrimonio entre parejas del mismo sexo. La Oficina de Información del Arzobispado confirmó ayer tarde lo que era hasta entonces un rumor largamente extendido. Rouco irá a la manifestación acompañado por sus prelados auxiliares, Eugenio Romero Pose, César Franco y Fidel Herráez, y por los obispos de Alcalá de Henares y Getafe, Joaquín López de Andújar y Jesús Catalá, respectivamente.

La presencia de Rouco en la manifestación -como antes la nota del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española (CEE), de la que el cardenal forma parte, apoyándola- rompe una tradición largamente sostenida por la jerarquía del catolicismo español: no convocar manifestaciones contra el Gobierno, y no participar en las organizadas por otras instituciones. Además de los seis prelados de la archidiócesis de Madrid ha anunciado su presencia en las calles de la capital el arzobispo de Granada, Javier Martínez. La agencia Efe daba anoche por segura la participación directa en la marcha de entre 15 y 20 prelados más.

¿Qué hará Blázquez?

La Conferencia Episcopal no despejó ayer cuál será la actitud de su actual presidente, el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, pero es muy dudoso que acuda a la manifestación de Madrid, al igual que el cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, y el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, también miembros del ejecutivo episcopal. En cambio, es segura la presencia del primado de Toledo y vicepresidente de la CEE, Antonio Cañizares.

El obispo de Málaga, Antonio Dorado, también miembro del comité ejecutivo episcopal, acaba de escribir una pastoral en la que afirma que los católicos españoles no son ahora víctimas de torturas físicas, pero sí de "torturas psicológicas, que no son menos dolorosas y graves". Sin embargo, Dorado no viajará a Madrid, según la agencia Europa Press. Este prelado, presidente de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, tiene la próxima semana una misión delicada: el comienzo de las negociaciones con el Gobierno socialista sobre los muchos problemas que les enfrentan, en especial la enseñanza del catolicismo en la escuela y el estatus de su profesorado.

Tampoco se manifestarán en Madrid el arzobispo de Mérida-Badajoz, Santiago García Aracil, ni los prelados de Coria-Cáceres, Ciriaco Benavente, y de Plasencia, Amadeo Rodríguez Magro. Todos han expresado su adhesión a la convocatoria porque "la causa es justa", pero García Aracil, por ejemplo, tiene previsto asistir ese día a la toma de posesión del nuevo arzobispo de Zaragoza.

El arzobispo de Granada, el primero en anunciar su presencia en la manifestación, distribuyó ayer un comunicado en el que anima a los fieles a participar porque la reforma socialista que legaliza el matrimonio "discrimina a los matrimonios verdaderos y ofende a la inteligencia". Este arzobispo pone 22 autobuses a disposición de sus fieles para viajar a Madrid.

En cambio, la Región Eclesiástica Tarraconense, que comprende el territorio de Cataluña, apenas se ha movilizado. En la provincia de Lleida hay tres diócesis y en ninguna de ellas el obispado organiza nada: ni en la de Lleida -donde el Foro de la Familia ha alquilado dos autocares-, ni en la de Solsona ni en la de Urgell. Tampoco hay autocares organizados en los arzobispados de Barcelona y Tarragona, ni en las diócesis de Terrassa, Sant Feliu de Llobregat, Vic o Tortosa. En Girona, el Foro de la Familia ofrece un servicio de autobús, pero de momento sólo se ha confirmado la presencia de un centenar de viajeros. Cincuenta de éstos ya han pagado los 45 euros que cuesta el billete, y el resto son mayoritariamente familias que viajan en coches particulares.

Tampoco el arzobispado de Valladolid, al frente del cual se encuentra Braulio Rodríguez, ha fletado, patrocinado ni pagado autobuses. El arzobispo no viajará a Madrid, pero ha escrito una carta a sus sacerdotes -para ser leída el pasado fin de semana-, calificando de "profundamente injusto" el proyecto de ley que permitirá el matrimonio entre personas del mismo sexo, y apoyando "el derecho democrático de los fieles a manifestarse en virtud de su conciencia cívica y religiosa y en defensa del verdadero matrimonio, la infancia y la auténtica familia", informa Francisco Cantalapiedra.

El arzobispado de Valencia y los obispados de Orihuela-Alicante y de Segorbe-Castellón tampoco organizarán viajes y ayer desconocían cuántos autobuses han fletado las entidades implicadas en la manifestación, informa Jaime Prats. "Cada parroquia en función de la demanda de los fieles es la encargada de preparar el viaje y contratar los autobuses, si fuera necesario", dijo un portavoz del prelado de Orihuela-Alicante. De la diócesis de Segorbe-Castellón viajarán a Madrid en transporte organizado por los convocantes cerca de un millar de personas, informa María Fabra.

El cardenal Antonio María Rouco.
El cardenal Antonio María Rouco.EFE

"Los obispos crispados"

La implicación de la jerarquía del catolicismo en la manifestación del sábado fue severamente criticada ayer por la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII, que acusó a los obispos de "estar crispados frente al Gobierno socialista". Esta asociación sostiene que esa invitación a manifestarse contra el Ejecutivo es "un precedente discutible" e "inusual".

"Los fieles laicos más consciente no toleran ser tratados por los obispos como menores de edad, ni muchos de ellos están dispuestos a formar un frente político afín a los partidos de derechas", añaden. También sostienen que la incitación episcopal a sus feligreses para que salgan a la calle "ahonda la división entre católicos con visiones religiosas y políticas diferentes".

"La Iglesia no es una institución política frente a otras instituciones, ni puede imponer en la sociedad su código ético. Contemplamos a nuestros obispos crispados frente al gobierno socialista; a los movimientos católicos neoconservadores aliados con la derecha política; a nuestros fieles de las parroquias desorientados", dicen.

Después de desmarcarse del Ejecutivo -"con el que disentimos en ciertos puntos de su programa", dicen-, los teólogos reclaman "que cada cristiano opte por la formación política más apropiada a sus criterios y haya libertad de decisión en el seno de la Iglesia, sin que se nos conmine a seguir un camino único". También expresan su preocupación "por el rumbo de la jerarquía frente a un Gobierno no confesional y legítimamente constituido".

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