_
_
_
_
_

Chirac minimiza el plan nuclear iraní y luego se retracta

El presidente francés afirmó en una entrevista que "no es peligroso que Irán tenga la bomba"

La posición de Francia sobre el programa nuclear de Irán ha vuelto a salirse del guión que siguen las potencias frente a Teherán. El presidente, Jacques Chirac, protagonizó ayer un curioso juego de desmentidos y supuestos malentendidos. En una entrevista conjunta a The New York Times, Herald Tribune y el semanario Le Nouvel Observateur, el jefe del Estado banalizó la posibilidad de que el régimen de los ayatolás consiguiera hacerse con la bomba atómica.

"¿Dónde podrían dejar caer esa bomba? ¿Sobre Israel? (...) no habría ascendido 200 metros en la atmósfera antes de que Teherán quedase arrasado", les dijo a los periodistas.

El Elíseo criticó a los medios de comunicación estadounidenses "por echar leña al fuego"
Más información
EE UU ya no puede imponer su agenda

El martes les llamó de nuevo y rectificó, lo que no impidió que sus opiniones fueran publicadas. Fuentes del Elíseo calificaron la polémica de "vergonzosa" y criticaron a los medios de comunicación estadounidenses, "que no pestañean a la hora de echar leña al fuego contra Francia".

La entrevista tuvo lugar el pasado lunes en el palacio del Elíseo y debía centrarse en el cambio climático, uno de los temas prioritarios de los últimos años de la presidencia de Chirac, cuyo mandato expira la próxima primavera. Pero surgió el asunto de la energía nuclear y de ahí la referencia a Irán y la posibilidad de que este país dispusiera de una bomba atómica. "Yo diría que lo que es peligroso en esta situación no es el hecho de que tenga una bomba atómica", dijo. "Que tenga una, o tal vez una segunda bomba un poco más tarde, esto no es muy peligroso. Lo que sí es peligroso es la proliferación". Arabia Saudí o Egipto, señaló, "podrían tener la tentación de seguir el ejemplo iraní". Y añadió: "Si Irán tuviera una bomba atómica, ¿dónde podría lanzarla? ¿Contra Israel? No habría ascendido 200 metros en la atmósfera antes de que Teherán quedase arrasado".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Las palabras del presidente debieron preocupar a más de uno en el palacio del Elíseo. Así, el martes, los periodistas de The New York Times, International Herald Tribune y Le Nouvel Observateur fueron convocados de nuevo. No recordaba haber señalado a Israel como el posible blanco de una bomba iraní, les dijo. Y sobre su mención de Arabia Saudí y Egipto como nuevas potencias nucleares, dijo: "Lo rectifico, no han dado el menor indicio sobre estos asuntos, por lo que tampoco me corresponde a mí darlos". También retira su predicción de que Teherán quedaría arrasada, porque en su opinión no sería necesario. "Dados los medios de protección que existen en el mundo (...), no imagino que un misil con una ojiva nuclear se pudiera lanzar desde Irán sin ser detectado y, consecuentemente, destruido".

Ayer, sin embargo, tanto The New York Times como International Herald Tribune (propiedad del primero) resaltaron este episodio en su primera página y relataron lo sucedido. Le Nouvel Observateur optó por incluir un recuadro titulado Cuando Chirac rectifica a Chirac en el contexto de la larga entrevista sobre temas medioambientales. Y saltó el escándalo y creció el malestar, especialmente en Washington. No es la primera vez que Francia se salta el guión. Antes del verano, cuando los negociadores todavía se referían exclusivamente al programa de enriquecimiento de uranio que lleva a cabo Irán, el ministro de Exteriores francés, Philippe Douste-Blazy, fue el primero en hablar abierta y directamente de que se trataba de un programa "militar".

El Elíseo tardó poco ayer en emitir nuevos desmentidos. La posición de Francia sobre el programa nuclear de Irán "no ha cambiado", decía el comunicado. Pero es "conveniente" mantener "el hilo del diálogo" con Teherán sobre aspectos regionales. El comunicado insiste en que Irán debe aportar garantías sobre carácter civil de su programa nuclear y volver a las negociaciones siempre que el régimen de los ayatolás acepte suspender sus actividades sensibles "en un gesto soberano".

Sobre la entrevista, el Elíseo insistía ayer en que estaba centrada en otro asunto: la conferencia sobre el cambio climático que tiene lugar en París a iniciativa del propio Chirac. El presidente consideró que "no era el lugar" para tratar el tema iraní, pero a una pregunta sobre ello, pensó que sus declaraciones eran consideradas en off y respondió de forma "rápida", a partir de un razonamiento "muy esquemático" y "condensado". Pero cuando vio que los periódicos querían dar un lugar "preponderante" a sus comentarios, pidió a los periodistas que volvieran al día siguiente para poder expresarse "con más tiempo" y "de forma detallada", porque, según fuentes del Elíseo, se trataba de un asunto que debía ser abordado "con profundidad".

En su edición de ayer, The New York Times recoge los comentarios de las dos periodistas que entrevistaron a Chirac el lunes y el martes pasados. El lunes por la mañana, explican, el presidente parecía distraído y varias veces se vio en la necesidad de consultar nombres o datos con sus asesores.

El incidente fue aprovechado como agua de mayo por la oposición socialista, cuya candidata a la presidencia, Ségolène Royal, es acusada por la derecha de desconocer los rudimentos básicos de la política internacional. "No quiero ni pensar lo que habrían dicho de Royal si hubiera metido la pata ni la mitad de lo que ha hecho Chirac", ironizaba su portavoz el ex ministro Jack Lang. Desde Bucarest, el primer ministro, Dominique de Villepin, consideraba que "no hay lugar a la polémica".

Jacques Chirac, en el palacio del Elíseo, en 2005.
Jacques Chirac, en el palacio del Elíseo, en 2005.ASSOCIATED PRESS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_