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Crisis política en Turquía

Erdogan llama a la unidad de los turcos y elude mencionar las advertencias militares

El Tribunal Constitucional decide hoy sobre el proceso de elección del jefe del Estado

Juan Carlos Sanz

El Tribunal Constitucional turco tiene desde ayer en sus manos el futuro del país. El Alto Tribunal, un tradicional bastión del Estado laico, debe dictar una decisión sobre la validez de la elección en curso antes de que mañana dé inicio la segunda votación parlamentaria para designar al nuevo jefe de Estado. El primer ministro turco, el islamista moderado Recep Tayyip Erdogan, dirigió anoche un discurso a la nación en el que pidió "unidad" para superar la crisis política, pero no hizo mención a la dura advertencia lanzada el viernes por las Fuerzas Armadas contra la candidatura de su número dos, el ministro de Exteriores Abdulá Gül, a la presidencia de Turquía.

La prensa turca ya ha bautizado la situación como "golpe virtual" o "de medianoche"
La candidatura del islamista Gül a la presidencia ha desatado protestas en la calle
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"Unidad, unión, solidaridad, eso es lo que más necesitamos ahora. Podemos superar nuestros problemas siempre que actuemos con unidad y sin prejuicios", afirmó el primer ministro, en un mensaje difundido ayer por televisión, después de que participara en una reunión de la dirección del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, en sus siglas turcas, islamista moderado). Erdogan, que renunció a presentar su propia candidatura a favor de Gül, su brazo derecho y cofundador del AKP, dio cuenta de su gestión a los ciudadanos y repasó sus logros económicos, marcados por un fuerte crecimiento al hilo de la llegada de inversiones extranjeras a gran escala tras el acercamiento de Turquía a la UE. "Es esencial mantener un clima de estabilidad y tranquilidad", advirtió.

La propuesta del islamista moderado Gül, cuya esposa se cubre la cabeza con un pañuelo, como nuevo presidente de Turquía ha desatado gigantescas protestas en la calle de los sectores laicos de la sociedad. El Ejército también ha advertido contundentemente al Gobierno de que intervendrá si se vulneran los principios de la Constitución, que marca una clara separación entre Estado y religión.

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Después de haber sufrido cuatro golpes en el último medio siglo, Turquía espera con inquietud a que el Constitucional contribuya a rebajar el tenso enfrentamiento que se vive en Ankara, bien con el desbloqueo de la designación presidencial, bien con la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas para poder salir de su peor crisis política en 10 años.

Aunque la misión fundamental del Constitucional es el control de la legislación del Parlamento, sus jueces se han especializado en la ilegalización de partidos políticos, kurdos e islamistas en particular. El actual jefe de Estado, Ahmet Necdet Sezer, que fue presidente de Alto Tribunal, ha nombrado a nueve de los 11 magistrados que lo integran. Sezer es un manifiesto defensor del laicismo, y ha actuado desde 2002 como contrapeso del Gobierno islamista mediante el ejercicio de su derecho de veto.

La presidenta del Constitucional, Tulay Tugcu, aseguró ayer que los jueces confían en poder hacer pública su decisión hoy -el Primero de Mayo no es festivo en Turquía- o mañana, miércoles, antes de que comience a primera hora de la tarde la segunda sesión de la votación presidencial en el Parlamento. El pasado viernes, Gül recibió 357 votos, 10 menos de los necesarios para ser elegido presidente con el respaldo de los dos tercios de la Cámara, los mismos que teóricamente necesitaría mañana. Pero la oposición laica boicoteó la sesión, a la que sólo asistieron 361 diputados.

Esta supuesta falta de quórum de los dos tercios del Legislativo es la base del recurso presentado contra la elección de Gül ante el Alto Tribunal. Si los magistrados estiman el recurso, todo el proceso quedaría anulado y se abriría el paso a la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas en un plazo máximo de tres meses. Si lo rechazan, el candidato islamista podría ser designado presidente en la tercera votación, prevista para el próximo día 9, en la que sólo necesitaría el respaldo de la mayoría absoluta de la Cámara (276 votos). El AKP cuenta con 353 diputados tras su arrolladora victoria electoral en noviembre de 2002.

La prensa turca ha bautizado la tensa situación actual como "golpe virtual", ya que el comunicado militar fue difundido la medianoche del viernes a través de la página en Internet del jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas. El novedoso "e-golpe" ha tenido como respuesta una inédita reacción del Gobierno, que plantó cara inmediatamente a la amenaza militar al recordar que, tras las reformas legales aprobadas en Turquía para iniciar las negociaciones de adhesión a la UE, el jefe del Estado Mayor está a las órdenes del primer ministro.

Frente a anteriores intervenciones militares en la vida política, el "golpe virtual" no ha surtido un efecto inmediato. Al Ejército le bastaba con enviar un memorando con sus exigencias al poder civil para forzar la dimisión del Gabinete, como ocurrió en 1971 y 1997. La alternativa era una asonada violenta. Así ocurrió en el golpe de 1960, que terminó con el procesamiento y ahorcamiento del primer ministro Adnan Menderes, o en el de 1980, en el que una junta militar disolvió los partidos y encarceló a miles de políticos, sindicalistas e intelectuales. El "e-golpe" parece estar abocado a cerrarse con alguna fórmula de entendimiento sobre el adelanto electoral entre el Gobierno y el Estado Mayor.

El diario Zaman, próximo al Gobierno, aseguraba ayer que el AKP está trabajando ya en la convocatoria de elecciones anticipadas. Erdogan parece decidido a disolver el Parlamento antes de que expire su mandato en noviembre, al margen de la decisión del Constitucional. Frente a la convocatoria marcada por el plazo legal de 90 días tras el fallo del Alto Tribunal, que fijaría los comicios para finales de julio, el primer ministro pretende trasladar las votaciones al mes de septiembre, es decir, apenas dos meses antes de lo previsto.

Las masivas manifestaciones contra la elección de un jefe de Estado islamista -el 14 de abril en Ankara y el 29 en Estambul-, secundadas por cientos de miles de defensores del Estado laico, han puesto de manifiesto la profunda división de la sociedad turca. La poderosa organización empresarial Tusiad, que aglutina a los grandes holdings que controlan la economía, ha lanzado un llamamiento al adelanto de las elecciones generales como única vía de escape al enfrentamiento entre el Gobierno islamista, que fue respaldado por el 36% de los votantes hace cinco años, y el Ejército, garante del Estado laico fundado por Mustafá Kemal, Atatürk en 1923.

De izquierda a derecha, los presidentes de Pakistán, Pervez Musharraf; Turquía, Ahmet Necdet Sezer, y Afganistán, Hamid Karzai, y el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ayer en Ankara.
De izquierda a derecha, los presidentes de Pakistán, Pervez Musharraf; Turquía, Ahmet Necdet Sezer, y Afganistán, Hamid Karzai, y el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ayer en Ankara.REUTERS

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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