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Reportaje:Batallas electorales | Elecciones 27M

El escenario que dirime el duelo capital

Vigo se configura como el bastión que permitirá al PP mantener una solidez de oposición al bipartito que gobierna en la Xunta o, si no consigue la mayoría absoluta, contribuirá a diluir su influencia en el mapa político gallego

Los tres partidos mayoritarios dirimen en Vigo la batalla capital de estas elecciones. Tanto por los asuntos municipales que están en juego, nucleados por el polémico plan general de urbanismo, como por la aportación o proyección de los resultados electorales sobre el mapa de la política autonómica. La relevancia social y económica de Vigo en Galicia configuran su espacio municipal como un bastión que permitirá al PP mantener una solidez de oposición al bipartito que gobierna en la Xunta o, por el contrario, su apartamiento de la alcaldía viguesa contribuirá a diluir de modo muy significativo su influencia en Galicia, aunque los populares ganen otras alcaldías. En esa copla andan todos.

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En el mitin del pasado domingo en el pabellón de As Travesas, al que la participación de ZP dio una dimensión estelar, los dirigentes socialistas coincidieron en subrayar la "oportunidad histórica" que las urnas abren a la ciudad para darse el día 27 un gobierno en sintonía con el Ejecutivo central y la Xunta, lo que permitiría resolver más llanamente asuntos pendientes de gran alcance, desde el AVE al plan general pasando por la Cidade do Mar.

El BNG, que no puede recurrir a conexiones especiales con el Gobierno de Madrid, salvo las derivadas de su pacto con los socialistas en Galicia, también hace ostentación de la ventaja que le otorgan sus relaciones partidarias con la Xunta y, en esa disposición de fuerzas, al PP sólo le cabe apelar a la dignidad de su gestión en el actual mandato, confiando en que la imagen cálida de Corina Porro cale en el electorado con la misma profundidad que los desfases que denuncia el PP en la alianza de sus principales contrincantes, a cuyos desencuentros debe precisamente el bastón de mando la alcaldesa. Aquella situación, avisan los populares, podría repetirse ahora.

El escenario vigués, sin embargo, ya no es el mismo y también son otros los protagonistas, en el PSOE y en el BNG, que se apresuran a garantizar una solución compartida tras aprenderse la lección del actual mandato.

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Corina Porro puede presumir de haber adecentado -humanizado, se dice en Vigo- las calles más céntricas de la ciudad, con el plus de sus pensamientos y palmeras para darles aire de bulevar. Puede asimismo aducir las limitaciones políticas que conlleva gobernar en minoría, sin capacidad para imponer presupuestos ni grandes prioridades de actuación, para tratar con ello, como intenta, que los votantes imaginen su potencial de gestión si le dan la autonomía y manos libres de la mayoría absoluta. Pero esos logros reconocibles acaso no sean suficientes. No alcanzan a compensar el fracaso de su firme apuesta por el plan general de urbanismo.

En Vigo casi todo gira o deriva del plan general. Las diferencias en la política urbanística fueron el detonante que hizo estallar el pacto de socialistas y nacionalistas al comenzar el actual mandato. El PP pasó entonces a convertirse en el gran valedor de un plan general que parecía contar con el apoyo de toda la ciudad, menos del PSOE. Al final del mandato, sin embargo, los populares se han quedado solos defendiéndolo. Y sin que tampoco quede claro si el documento que defiende incluye, o no, las correcciones dictadas por Política Territorial, en un proceso sembrado de polémicas, para su aprobación definitiva.

El BNG, que asistió al PP como fiel colaborador de su política urbanística y en la tramitación del documento, acabó por desentenderse del mismo y su candidato a la alcaldía, Santi Domínguez, no dudó en atribuir el fracaso al PP y a la alcaldesa, "por enredar con fines electorales y no crear las condiciones que permitiesen el respaldo amplio al plan". También el PG de Manoel Soto le retiró su apoyo. Para Abel Caballero, el candidato socialista, incluso podría ser ilegal. Y todos han optado por trasladar el debate y su alcance al "nuevo escenario" que abrirán las elecciones según esperan todos.

Todas las sorpresas que puedan deparar los comicios remiten, sin embargo, a la única disyuntiva de si los populares lograrán o no la mayoría absoluta, por sí solos o con el complentario del PG. Esa disyuntiva silencia las opciones electorales de los partidos minoritarios, como Vigo de Esquerdas, IU o FPG, y relativiza los programas que esforzadamente, desde hace semanas, vienen presentando Santi Domínguez y Abel Caballero. El primero, tratando de capitalizar para sí, por imagen y contenidos, todo el voto joven, y el segundo, añadiendo sus proyectos portuarios a los cánones programáticos más comunes.

Nada se sabe, en cambio, del programa de Corina Porro, como si los compromisos sobre cuestiones locales concretas fueran secundarios. En la batalla de Vigo, el PP prioriza la suerte de su poderío en Galicia.

La sombra alargada del urbanismo

La salida de Vigo de la Vuelta al Mundo a Vela, en 2005, puso el broche más vistoso del mandato que ahora termina y que capitalizó el gobierno de Corina Porro como un prólogo de lo que cabría esperar de su gestión. Aquellos laureles, sin embargo, se han vuelto mustios.

El grueso de las actividades fueron financiadas por una promotora, ING Real Estate Development Spain SA, que aportó 1,5 millones de euros a un convenio firmado con la alcaldía y que ésta ocultó. Casi la mitad de esa cantidad, más de 677.000 euros, fueron facturados por una empresa, Abano, en la que tiene intereses directos la jefa de gabinete de la alcaldía,María Pilar Egea. Por otra parte, ING es la promotora del plan parcial de Finca do Conde, aprobado contra viento y marea por el PP, con el apoyo del BNG, y, después de múltiples incidencias políticas y judiciales, anulado finalmente por el Tribunal Supremo.

Una de las pocas cosas que se saben del plan general de urbanismo es que tratará de legalizar ese plan parcial, que no agota la presencia de la citada inmobiliaria en Vigo, con otros importantes proyectos en cartera y cuya ejecución está supeditada a la aprobación del plan general.

Uno es el también vistoso plan de reconstruir el barrio del Cura junto con la inmobiliaria del ex jugador céltico Valery Karpin. En ese proyecto residencial y terciario que dará una nueva imagen al centro urbano de Vigo los promotores prevén invertir 160 millones de euros.

El otro es el plan para construir en Liñeiriños, en el barrio de Cabral, el principal parque comercial de Galicia, una operación en la que la promotora calculaba hace un año que podría ganar 73,5 millones de euros. Acaso no sea tan factible, independientemente de la suerte del plan general. Ya se programó ahí hace años un plan para instalar industrias limpias que hubo que deshacer por su impacto medioambiental.

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