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Cumbre del G-8

Bush llega a Praga para fortalecer su alianza con los ex satélites de Moscú

El presidente de EE UU participará en un acto coorganizado por Aznar

George W. Bush llegó a primera hora de la noche de ayer a Praga protegido por una burbuja de seguridad cuando ya habían finalizado las pequeñas concentraciones de protesta contra sus planes de instalar no lejos de Praga componentes del escudo antimisiles que ha traído aires de guerra fría a Europa. Un Bush que lamenta la escalada verbal en el discurso de Moscú se sentirá hoy reconfortado en sus entrevistas con el presidente y primer ministro de la República Checa. Por la tarde pronunciará un discurso a favor de la libertad y de los disidentes de todas las dictaduras en una conferencia internacional coorganizada por la FAES de José María Aznar.

La cumbre del G 8 en las orillas de Báltico es el núcleo en torno al que Bush ha planteado una visita de una semana a Europa que, fuera de Alemania, está concebida como gratificante plataforma para un presidente que busca compensar sus horas muy bajas en casa con el buen cartel de que goza en algunos rincones de Europa, elegidos con cuidado para la ocasión.

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Para la cita de Heiligendamm, con los otros líderes del G 8, quedan los problemas más acuciantes, desde cómo afrontar el cambio climático o las cada vez más complicadas relaciones con Rusia, puestas de manifiesto con las últimas amenazas de Vladímir Putin. "Hay una escalada en el discurso" del Kremlin, sostiene Stephen Hudley, consejero de seguridad nacional de Bush. "Eso no ayuda" agregó, antes de expresar su deseo de volver a los tiempos en que Washington y Moscú "tenían un diálogo constructivo".

Con las visitas a la República Checa y Polonia, justo antes y después de la reunión del G 8, Bush busca escapar de las tensiones y dar pruebas de interés por escuchar las inquietudes de las autoridades de ambos países, entre los más pronorteamericanos de la región. Las opiniones públicas no están tan entregadas a la idea del escudo antimisiles como sus Gobiernos, con casi los dos tercios de los checos en contra, al igual que el 57% de los polacos, pero los Gobiernos de Praga y Varsovia atienden con solicitud las pretensiones de Washington.

"Ni Putin ni los políticos rusos deberían tener poder de veto sobre nuestras decisiones de seguridad", declaró ayer el viceprimer ministro checo, Alexadr Vondra. "Éste es un país que recuerda la presencia de los soldados rusos y que es particularmente sensible a ese tipo de declaraciones", añadió.

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Esa atmósfera alentadora será la que Bush también encuentre en Polonia y en sus posteriores visitas a Albania, vecina de un Kosovo cuya independencia patrocina Washington, y Bulgaria, plataforma para una base militar americana que es un elemento más en el malestar de Putin.

Antes de volar hacia los conflictos que le esperan en Heiligendamm, Bush pronunciará esta tarde un discurso en una conferencia internacional organizada en Praga bajo el lema Democracia y Seguridad. Valores centrales y buenas políticas por tres centros dirigidos, respectivamente, por el ex presidente checo Vaclav Havel, por José María Aznar y por Nathan Sharanski, que fuera disidente soviético antes de emigrar a Israel.

Bush será la figura estelar en su calidad de "defensor de la agenda de transformación de Oriente Próximo y norte de África, así como de la expansión de la libertad", según la FAES. En la inauguración, ayer, Aznar dijo que extender la democracia por el mundo es "un deber moral y estratégico" y elogió a los que luchan contra "regímenes intolerantes, dictadores o fanáticos, desde China a Cuba y desde Irán a Venezuela".

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