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Cumbre del G-8

Rusia acusa a EE UU de impedirle un acercamiento a la UE

La OTAN advierte que las amenazas de Putin de apuntar misiles a Europa son inútiles

Pilar Bonet

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, acusó a EE UU de utilizar a Europa en una carrera de armamento nuclear que ya "está en marcha" y afirmó que su país se verá obligado a apuntar sus misiles hacia los objetivos norteamericanos en el continente. El líder del Kremlin no descartó que Washington esté intentando "impedir que continúe el acercamiento de Rusia con Europa", al instalar elementos de defensa antimisiles en ésta.

Para indicar que Moscú va en serio, la televisión rusa mostró ayer cómo el primer viceprimer ministro, Serguéi Ivanov, informaba al presidente del "éxito" obtenido en las pruebas de un nuevo misil de crucero.

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Putin transmitió su contundente mensaje a medios de comunicación de los países del grupo G 8, en vísperas de la cumbre anual de este club internacional. La entrevista, publicada ayer en Rusia, marca un punto de inflexión en la retórica del mandatario. Ni siquiera el pasado febrero en Múnich Putin había expresado tanto escepticismo e incluso desdén por la forma de actuar occidental. No quedaba claro si, al recuperar plenamente el tono de la guerra fría, el presidente ruso presionaba para que le tomen en serio y evitar males mayores al continente o si transmitía una decepción irrevocable.

En el mensaje había también resentimiento, tal vez por no haber sido aceptado en igualdad de condiciones como socio en la Alianza Atlántica. Putin se mofó de la OTAN cuando fue interpelado sobre la posibilidad de ser más receptivo ante un sistema antimisiles si éste fuera desarrollado por la Alianza o con la cooperación de Moscú (en lugar de ser una iniciativa estadounidense).

El presidente ruso comparó el sistema de toma de decisiones de la Alianza con el del desaparecido Pacto de Varsovia y contó un chiste, según el cual el teléfono que el líder de la República Democrática Alemana Erich Honneker utilizaba para comunicarse con Moscú "sólo tenía un aparato para escuchar". "La OTAN tiene lo mismo, sólo que el teléfono allí se comunica con Washington y no con Moscú", señaló. Putin agregó, no obstante, que Rusia había propuesto la colaboración con la OTAN "desde el principio", pero obtuvo un "rechazo inmediato" por respuesta. "No nos escuchan" fue una expresión que Putin repitió, refiriéndose a la actitud de Washington ante los argumentos de Moscú.

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"Desarme unilateral"

Mientras Rusia está procediendo a un "desarme unilateral" en el campo de las armas convencionales, Europa del Este se está llenando de nuevos sistemas de armamento, dijo Putin. Según él, el sistema de defensa antimisiles "funcionará en régimen automático con todo el potencial nuclear de EE UU" y será una "parte inseparable del potencial nuclear" de aquel país. La aparición "por primera vez en la historia en el continente europeo" de "elementos del potencial nuclear" norteamericano "cambia toda la configuración de la seguridad internacional", afirmó.

El presidente reiteró que tales instalaciones no son necesarias como eventual defensa contra misiles de Corea del Norte o Irán. "Está claro que no es contra ellos y [está] claro que no es contra nosotros, porque Rusia no tiene intenciones de atacar a nadie. ¿Para qué se necesitan entonces?", se preguntó. Y él mismo aventuró dos hipótesis: o bien para obligar a Moscú a responder o bien "para no permitir que continúe el acercamiento de Rusia con Europa".

En lugar de desarrollar armas nucleares de pequeña potencia para utilizarlas en las cuevas donde se esconde Ben Laden, EE UU harían "mejor" tratando este problema con "otras fuerzas y medios" en lugar de "rebajar el umbral de posible utilización de armas nucleares". Según Putin, EE UU se hace la ilusión de que "puede hacer todo lo que quiera sin pensar en los intereses de los otros" y "ésta es precisamente la causa de la carrera armamentística" a la que Rusia se verá "obligada a contestar". La respuesta de Rusia será asimétrica, pero "no menos efectiva", sentenció.

Preguntado si se vuelve a los tiempos en que los misiles nucleares estaban apuntados hacia objetivos europeos, Putin dijo: "Naturalmente volvemos a estos tiempos y es evidente que si parte del potencial nuclear estratégico de EE UU se sitúa en Europa y nos amenaza (...), nos veremos obligados a dar los pasos de respuesta correspondientes". "¿Y cuáles son estos pasos? Evidentemente que nos plantearemos nuevos blancos en Europa", sentenció. Los medios a utilizar son ya una "cuestión técnica, que pueden consistir en misiles balísticos o de crucero o ser sistemas totalmente nuevos".

Putin recomendó "paciencia" frente a Irán y abogó por una solución pacífica. Refiriéndose al diálogo del alto representante de la política exterior de la UE, Javier Solana, con los dirigentes iraníes, el presidente ruso dijo que "el diálogo continúa y estamos a favor de que siga en el futuro".

Las palabras del presidente ruso, Vladímir Putin, han levantado ampollas en Bruselas, informa Ana Carbajosa desde Bruselas. La Alianza Atlántica consideró ayer que la amenaza de Putin "es inútil y no es bienvenida", según el portavoz de la OTAN James Appathurai, quien además dio por zanjadas las especulaciones rusas de que el escudo estadounidense estaría destinado a protegerse de amenazas militares procedentes de Rusia. "Que yo sepa, el único país que especula con atacar Europa es Rusia", añadió Appathurai.

También reaccionó el nuevo presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien adelantó que tendrá una conversación "franca" con el dirigente ruso durante la cumbre del G 8. Las diferencias con Rusia prometen dominar el encuentro que los siete países más industrializados más Rusia celebrarán a partir del miércoles en Alemania. Sarkozy planea reunirse con su homólogo ruso en los márgenes de la cumbre. Más lejos fue el viceprimer ministro checo, Alexandr Vondra, al asegurar que con sus amenazas, Moscú pretende "extender el miedo".

Vladímir Putin, el pasado lunes en el Kremlin.
Vladímir Putin, el pasado lunes en el Kremlin.AP

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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