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EE UU advierte que revisará la ayuda financiera a Islamabad

Otro fuego, en principio de menor magnitud que otros que incendian Oriente Próximo, se ha encendido para la diplomacia estadounidense. El autogolpe de Estado ejecutado por el presidente Pervez Musharraf, que hizo caso omiso de las recomendaciones de Washington, no ha sentado bien a la Casa Blanca, que ya el sábado expresó su rechazo a la decisión del general paquistaní. Ayer, en Jerusalén, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, esbozó por dónde irán los tiros de la reacción norteamericana: "Obviamente, vamos a tener que revisar la ayuda financiera".

Pero el asunto, como explicó la propia jefa de la diplomacia de EE UU, es peliagudo. Islamabad es un firme e imprescindible aliado en la guerra que Washington libra contra la organización terrorista Al Qaeda, cuyas bases se hallan en las permeables regiones fronterizas de Pakistán con Afganistán. "Debemos ser conscientes del hecho de que parte de la asistencia se destina directamente a las misiones contra el terrorismo. Es un tema complicado", señaló Rice.

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Desde 2001, año en que EE UU sufrió los atentados suicidas en Nueva York y Washington, Pakistán ha recibido más de 7.000 millones de euros de la Administración de George W. Bush. Según informaba ayer la agencia Reuters, sólo en 2007 se destinaron al Gobierno de Islamabad 500 millones de euros, y para el año entrante se habían fijado 550 millones. No es previsible, ni mucho menos, que la Casa Blanca retire de un golpe la zanahoria a Musharraf. "Me sorprendería mucho si alguien pidiera al presidente Bush que ignorara las responsabilidades de seguridad nacional producto de dicha cooperación", comentó Condoleezza Rice.

Negociaciones con Siria

Procedente de Estambul, donde abordó las crisis de Irak y Líbano, y pocas horas después de aterrizar en Israel, donde le aguarda el espinoso conflicto entre el Estado judío y los palestinos, Rice trata de tapar las grietas que resquebrajan la región.

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Al margen de las sanciones a Irán, que muy probablemente se agravarán en diciembre, la funcionaria intenta que Siria acuda a la conferencia de Annapolis, en la que pretende dar un empujón, aunque sea leve, al proceso de paz entre israelíes y palestinos. Es ésta la razón por la que el sábado se entrevistó con su homólogo sirio, Walid Mualem, quien le exigió que la retirada israelí de la meseta del Golán forme parte de las negociaciones como requisito para que Damasco acuda a Annapolis, cita prevista para finales de mes, pero que aún no tiene fecha ni lista de países invitados.

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