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El deterioro económico

El temor a la recesión castiga con dureza a las principales Bolsas

El Ibex vive el peor arranque de año de su historia, con una caída del 8,15%

Claudi Pérez

Si hay que fiarse de la Bolsa como termómetro de la economía, pintan bastos. Los mercados alimentaron ayer, con la caída más pronunciada desde el estallido de las hipotecas basura, las voces de los economistas que afirman que la crisis hipotecaria va mudando de piel para transformarse en una recesión en toda regla, por lo menos en Estados Unidos. Ese miedo no ha calado tanto aún en Europa, pero el aterrizaje será mucho menos suave de lo esperado, a juzgar por el perfil bursátil de 2008.

Las constructoras españolas y la banca sufrieron caídas hasta del 8%
En tres semanas se han esfumado 800.000 millones de dólares en EE UU
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Ajenas a los análisis políticos propios del calendario electoral, las Bolsas se empeñan en ensombrecer el panorama económico. Wall Street protagoniza el peor arranque bursátil desde 1978. En tres semanas se han esfumado 800.000 millones de dólares en los mercados de EE UU. Los inversores no quieren saber nada de las primarias norteamericanas, pero tampoco de la precampaña española: el Ibex cedió ayer el 3,4%, la mayor caída de Europa, y se ha comido todas las ganancias acumuladas en 2007. También el Ibex hace añicos las estadísticas, y para mal. La caída del 8,15% es el peor comienzo de año desde que empezó a calcularse el índice, en 1989.

La espantada de los inversores respondió a dos estímulos fundamentales. Citigroup, el mayor banco del mundo, presentó los peores números de su historia y demostró que el impacto de la crisis hipotecaria está siendo devastador. Y la mayor economía del mundo, la de EE UU, comunicó el dato que esperaban todos los agoreros: el consumo -el principal motor del crecimiento- pinchó en diciembre, con un retroceso del 0,4% en las ventas minoristas. "No parece haber final para las malas noticias", acertó a resumir un analista.

Si hay un término de moda para definir el futuro de la economía norteamericana, ése es sin duda la recesión. Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal y oráculo de las Bolsas cuando estaba al frente del banco central estadounidense, se unió al eco de voces más pesimistas e indicó que los síntomas "están ahí, claramente". "Las recesiones no ocurren sin más, sino que suelen llegar antecedidas por una discontinuidad en los mercados", aseguró Greenspan, que ve en el rosario de datos publicados en las últimas semanas señales inequívocas de esa "discontinuidad".

A otra escala, la Bolsa española reproduce un esquema similar. A las malas noticias de Estados Unidos se unieron las cifras de inflación y, procedente de Europa, la caída de la confianza de los consumidores alemanes. La banca y las constructoras fueron de nuevo los sectores más perjudicados. El boom de la construcción deslumbró en su día a los economistas de medio mundo, de la misma manera que ahora todos los organismos internacionales coinciden en señalarlo como el mayor peligro para la economía.

"Ya nadie duda de que hay burbuja inmobiliaria en España", indicó en Madrid Daniel Thorniley, vicepresidente de The Economist Intelligence Unit, "pero sólo una minoría de los analistas" considera que la economía española entrará también en recesión, explicó. Según Throniley, la burbuja "se irá desinflando en los dos próximos años, pero es poco probable que explote".

Hasta que eso ocurra, las constructoras viven su particular vía crucis. La sesión fue especialmente dura para las grandes del sector, con caídas del 6% al 8% para ACS, FCC, Ferrovial y Sacyr. "El aterrizaje suave que se preveía hace unos meses va a ser mucho más áspero", explicó Daniel Suárez, analista de AFI.

Ante el desplome de los mercados, hay expertos que ven un cambio de las expectativas. "La inflación repunta, la vivienda está cayendo y el desempleo crece. Los riesgos son cada vez mayores y cada vez está más claro que los beneficios de las empresas no van a ser los que el mercado esperaba. De ahí que los inversores estén dejando las Bolsas para irse a otros activos, como el oro o la renta fija", explicó Rafael Pampillón, profesor del Instituto de Empresa.

En el fondo, dato a dato las perspectivas económicas se van tornando cada vez más pesimistas, y las Bolsas no hacen más que amplificar -y anticipar- esa tendencia. Las inyecciones de liquidez por parte de los bancos centrales no bastan. "Lo más probable es que los mercados financieros sigan sufriendo", concluyó Suárez, a la espera de lo que pase con los tipos de interés en EE UU.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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