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Conferencia de Seguridad de Múnich

El Pentágono insta a Europa a apoyar a EE UU en Afganistán

"Me preocupa que no comprendan la magnitud de la amenaza", dice Gates

Andrea Rizzi

Los 26 países de la OTAN están individualmente cumpliendo con sus compromisos en Afganistán, pero el conjunto de la Alianza Atlántica está fracasando en su objetivo de desplegar los medios necesarios para lograr significativos y más rápidos avances en el país asiático. Así, evitando cuidadosamente señalar con el dedo a alguien en concreto y provocar más tensiones, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, volvió ayer a la carga con la exigencia de aumentar el esfuerzo en la guerra de Afganistán, que cada vez preocupa más al Pentágono.

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La división y la rigidez se pagarán caras, alertó el jefe del Pentágono en su intervención en la 44ª Conferencia de Política de Seguridad de Múnich. Gates aceptó que es posible trabajar en medidas que den frutos en Afganistán sin tener que enviar más tropas a las zonas de combate, sobre todo teniendo en cuenta el estrecho margen operativo de los Gobiernos europeos (por falta de voluntad, medios o por la presión de la opinión pública).

Pero lo que "no puede y no debe ser es que la Alianza se convierta en un cuerpo dividido, con un bloque dispuesto a combatir, y otro que no. Semejante evolución significaría la destrucción de la Alianza", afirmó en el quizá único rasgo de dureza explícita del discurso. Gates no dijo qué países están en ese segundo bloque. "Cada país sabe dónde está", dijo, e insistió en que una Alianza Atlántica de dos velocidades pone en riesgo la viabilidad de la OTAN. El discurso de Gates constituye el último movimiento de una campaña lanzada por Estados Unidos para persuadir a los aliados de la OTAN de que envíen más tropas a Afganistán. La delicada situación en aquel país ha colocado a la Alianza al borde de la crisis. Aunque Francia ha indicado su disposición a destinar más soldados a la zona, Alemania ha asegurado que no puede hacer más.

EE UU quiere hacer entender a sus aliados que la misión en Afganistán forma parte de la guerra contra el terrorismo: "La mayoría de los gobernantes europeos es consciente de la importancia de Afganistán, pero el apoyo de la opinión pública es débil", dijo el secretario de Defensa.

Amenaza terrorista

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"El desafío es lograr que se entienda la importancia fundamental de lo que ocurre allí, de las consecuencias que tendría el no vencer, el dejar al terrorismo islamista un puerto seguro en el que crecer y desde el que garantizar apoyo y financiación para células en otros países. Tenemos que acordarnos que las células raramente crecen aisladas. La desmantelada en Barcelona hace poco tenía conexiones con Pakistán, por ejemplo", manifestó.

Gates hizo hincapié en que los países occidentales navegan en el mismo barco. "Muchos terroristas islamistas no odian sólo a la sociedad estadounidense, sino en general a los occidentales, como demuestran los atentados de Londres y Madrid".

"Nosotros vamos a enviar a 3.200 marines más. Sólo preguntamos: ¿podríais, por favor, verificar vosotros también si estáis en condición de hacer un esfuerzo más? No necesitamos un número enorme de soldados: la experiencia de Irak demuestra que con un aumento razonable se logran significativos avances", incidió Gates, quien insistió en la idea de lograr el mayor apoyo posible de la población local. Gates también alertó de la absoluta falta de coordinación en Afganistán entre militares y civiles: "Deberíamos crear un centro de coordinación", afirmó.

Robert Gates (izquierda) saluda al ministro alemán de Defensa, Franz Josef Jung, ayer en Múnich.
Robert Gates (izquierda) saluda al ministro alemán de Defensa, Franz Josef Jung, ayer en Múnich.AFP

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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