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El futuro de Europa

Francia presiona a la República Checa para que ratifique el tratado

Sarkozy advierte que el 'no' de Praga frenará la entrada de Croacia en la UE

"Calma y sangre fría" es la receta del presidente francés, Nicolas Sarkozy, para afrontar la crisis surgida en la UE por el rechazo irlandés al Tratado de Lisboa. Sarkozy presionó ayer en Praga a los dirigentes de la República Checa para que ratifiquen el texto, recordándole al primer ministro, Mirek Topolanek, que sin el tratado no podrá producirse la entrada de Croacia en la UE ni de los demás países balcánicos, como desea Praga. Pero el jefe del Gobierno checo respondió que mantiene todas las opciones abiertas sobre el futuro del tratado.

"La cuestión aquí es si, tras el no irlandés, es posible o legítimo seguir adelante con las ratificaciones", afirmó Topolanek tras entrevistarse con Sarkozy. El primer ministro checo, como buen anfitrión, optó por no contradecir abiertamente a su invitado ni tampoco comprometerse a nada, pero dejó claro que será difícil que el texto entre en vigor en enero.Topolanek, que en la cumbre de Lisboa firmó el tratado en nombre de su país, se limitó a recordar que el Parlamento checo envió el documento al Tribunal Constitucional para que lo examine y que se espera una respuesta a partir de septiembre.

El primer ministro checo deja abiertas todas las opciones sobre el documento
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Tras el no irlandés, la República Checa ha sido el país que más claramente ha mostrado sus dudas sobre si hay que seguir con la ratificación del tratado. "Hay que afrontar las consecuencias del no irlandés, sin dramatizarlas, pero también sin minimizarlas", señaló Sarkozy. No asistió a la reunión el presidente checo, Václav Klaus, convaleciente de una operación de cadera. El jefe de Estado checo, abiertamente euroescéptico, dio por muerto el tratado el viernes pasado y pidió que se paralizaran las ratificaciones. Sin embargo, es el Parlamento quien tiene el poder de aprobar o no el tratado. En caso de ser ratificado, Klaus podría negarse a firmar, pero ir en contra del Parlamento le pondría en una situación difícil. Además, aunque él y el primer ministro pertenezcan al mismo partido, el Ejecutivo liberal depende de dos socios de coalición (verdes y democristianos).

Francia, que asume la presidencia europea en dos semanas, ha visto derrumbarse el andamiaje con el que Sarkozy pretendía dar un impulso al proceso europeo. En este contexto, su viaje a Praga, previsto desde hace tiempo, adquiría ayer mucho mayor sentido, en tanto que será la República Checa la que tome el relevo el 1 de enero de 2009, precisamente la fecha en la que el Tratado de Lisboa debía entrar en vigor.

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La jornada tuvo un cierto aire de comedia de enredos. Sarkozy asistió primero como invitado a una reunión del llamado Grupo de Visegrado, formado por la República Checa, Polonia, Eslovaquia y Hungría, cada uno de estos países con grados muy diferentes de europeísmo. Al húngaro Ferenc Gyurcsány, al eslovaco Robert Fico y al polaco Donald Tusk, les prometió que una de las prioridades de la presidencia francesa será la política centroeuropea.

"Sé perfectamente que en la República Checa hay una forma de euroescepticismo que nosotros también hemos conocido en Francia", dijo Sarkozy en una conferencia de prensa bajo la lluvia, "pero no podemos condenar a Europa al inmovilismo, ni perder otros 10 años en discusiones institucionales". El presidente francés repitió la consigna de que debe continuar el proceso de ratificación y anunció que viajará a Dublín para averiguar "qué condiciones son necesarias para apoyar el tratado". El próximo jueves recibirá en París al primer ministro británico, Gordon Brown, que ha prometido seguir adelante con el proceso de ratificación.

Para aplacar los miedos de quienes temen que se forme un núcleo duro que decida seguir adelante al margen de quienes paralizan el proceso, Sarkozy aclaró que "no se va a crear un abismo entre los países que ya lo han ratificado y otros que no". Insistió en que hay que preguntarse "por qué los ciudadanos ven una amenaza en la UE" y sugirió que hay que "aportar elementos concretos", como los relacionados con el precio del crudo y la inmigración.

Nicolas Sarkozy (izquierda) y Mirek Topolanek, durante la conferencia de prensa que dieron ayer en Praga.
Nicolas Sarkozy (izquierda) y Mirek Topolanek, durante la conferencia de prensa que dieron ayer en Praga.AFP

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