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Catástrofe aérea en Madrid | La investigación

Las declaraciones de los heridos no arrojan luz sobre la causa del siniestro

La azafata que sobrevivió testifica a la Guardia Civil que no iba en la cabina

Los interrogatorios que ha realizado la Guardia Civil a gran parte de los supervivientes del vuelo de Spanair JK5022 no revelan "nada sustancial" que permita conocer la causa del terrible accidente, según fuentes de la investigación. Entre los interrogados se halla una azafata de la nave, la única de los 10 miembros de la tripulación que ha logrado sobrevivir y que evoluciona satisfactoriamente en el hospital Ramón y Cajal. Los investigadores confiaban en que el testimonio de la azafata pudiera ayudar a conocer qué sucedió dentro de la cabina del avión antes de que este se precipitase al suelo. Sin embargo, la azafata asegura que no escuchó nada porque ella, durante el despegue, iba sentada fuera de la cabina. La puerta estaba cerrada y no oyó lo que el comandante y su piloto pudieron hablar en los segundos previos a la tragedia.

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La azafata ha contado a los agentes que el avión comenzó a tambalearse justo antes de elevarse, que perdió la conciencia y que sólo recuerda que se despertó en el río, ya que el fuselaje acabó en el arroyo de la Vega, que discurre paralelo a la pista 36L de Barajas.

La Guardia Civil está elaborando un primer atestado con las narraciones de los supervivientes que hay en distintos hospitales de Madrid y testigos del siniestro para remitirlo al juez que se ha hecho cargo de las pesquisas, Juan Javier Pérez. Aún faltan testimonios, pero los fundamentales ya han sido recogidos. "Y ninguno aporta nada relevante; son comentarios y vivencias intrascendentes para conocer qué ocurrió", según los citados medios.

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También ha declarado un camionero que vio caer la nave cuando circulaba por la autopista Radial 2 y que fue el primero que alertó a los servicios de emergencia del siniestro. Pero su testimonio tampoco aporta nada determinante.

Lo único sólido hasta el momento son las imágenes tomadas por una cámara de Barajas sobre el accidente. Muestran cómo el avión llega casi al final de la pista 36L de la T-4 de Barajas, se eleva unos metros y cae al suelo escorado hacia la derecha. Ni se incendió ni explotó ningún motor. El avión, cargado con unas 15 toneladas de queroseno en sus alas, estalla tras rebotar varias veces sobre la tierra.

Los investigadores están convencidos de que muchas de las respuestas de la tragedia están en una de las dos cajas negras del avión, que ya han empezado a analizarse. A partir de que el comandante del vuelo recibe la autorización para el despegue, no hay ningún diálogo entre el comandante y la torre de control de Barajas. Pero sí debió haberlo entre el comandante y su copiloto, ambos fallecidos en el siniestro, pero ese diálogo debe figurar registrado en una de las cajas negras. En concreto, la que registra los diálogos entre los pilotos y entre éstos y los controladores aéreos. La otra caja negra que también está siendo ya analizada es la que anota los parámetros de funcionamiento de los sistemas electrónicos y digitales del avión.

Los familiares de las víctimas se han quejado a Spanair de que se autorizara la salida del avión a pesar de que el comandante, cuando la nave ya estaba en fila esperando entrar en la pista, pidió salir de ésta tras encenderse en el cuadro de mandos una luz que alertaba de una avería en el sistema que proporciona calor al termómetro que mide la temperatura exterior. Este sistema impide que se forme hielo alrededor del termómetro, porque en ese caso sólo mediría la temperatura del hielo.

Un técnico de Spanair revisó el sistema y desconectó esa luz al entender que sólo reflejaba un problema menor y que en verano no hace falta que funcione esa calefacción, según ha declarado el técnico a la Guardia Civil.

Por otro lado, los agentes del instituto armado terminaron de recoger los restos del avión dispersos en el lugar de la tragedia. Parte del fuselaje ha sido extraído del arroyo de la Vega. Todas las piezas del avión han sido llevadas a un hangar de Barajas para ponerlas a disposición de los investigadores de Aviación Civil.

Los citados medios explican: "Se ha rastreado el perímetro del accidente para que los investigadores dispongan de todas las piezas. Y que no ocurra como en el 11-M, que hubo quejas porque el juez autorizó sólo unos días después del atentado el desmantelamiento de los trenes en los que estallaron las bombas".

También han sido localizadas e identificadas por la Guardia Civil todas las maletas de los pasajeros, que serán entregadas próximamente a las familias de las víctimas. La dirección de Spanair pidió al juez que le facilitase las maletas para adecentarlas antes de ser entregadas a las familias, puesto que muchas de ellas cayeron al río y están muy mugrientas. El juez rechazó la petición y serán entregadas tal cual a los familiares.

Un camión transporta hacia un hangar de Barajas uno de los motores del MD-82.
Un camión transporta hacia un hangar de Barajas uno de los motores del MD-82.REUTERS

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