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PERIÓDICOS

Malos tiempos para el 'New York Times'

Las penurias que está sufriendo cada vez con más intensidad el sector periodístico podrían obligar a los miembros de la familia del presidente del grupo New York Times, Arthur Sulzberger, hijo, a aceptar un recorte drástico de los dividendos. Una presión parecida indujo a los Bancroft a aceptar el dinero en efectivo que dio Rupert Murdoch por Dow Jones el año pasado. Es posible que hasta el clan del Times, que está más unido, tenga que terminar planteándose si renuncia al control o no.

Los dividendos del Times parecen insostenibles. El año pasado, la parte del beneficio destinada a dividendos se incrementaron en un 31%. Ya por aquel entonces parecía algo arriesgado, teniendo en cuenta las tendencias que acosaban a la industria, pero el beneficio neto cubrían ese incremento con creces. Este año la cosa ha cambiado. En los primeros nueve meses, los dividendos han consumido cerca de cuatro veces más de lo que la empresa ha obtenido en beneficios.

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El problema para los diversos parientes de Sulzberger es que muchos de ellos financian en gran medida su estilo de vida con su parte de los cerca de 20 millones de euros al año que obtiene la familia en conjunto por los dividendos del Times. Los dispersos Bancroft, ante la certeza de que lo que recibían de los dividendos de Dow Jones no podía durar mucho, terminaron cediendo ante la oferta demoledora de Murdoch, independientemente de lo que esto implicara para The Wall Street Journal.

Está claro que la familia del Times es diferente. Sus miembros participan en todas las actividades de la empresa. Se reúnen a menudo y han aunado toda su influencia para respaldar al presidente. Y consideran asimismo que la supervivencia del periódico conocido como la dama gris, así como su tradición editorial, constituye su legado.

Incluso después de recortar los dividendos, la empresa podría tener que emprender acciones de saneamiento. Éstas incluirían posiblemente la venta de activos como periódicos regionales o la lujosa sede de la empresa en Nueva York, aunque con esto no ganarían, ni de lejos, lo que habrían conseguido hace un año. Otra opción consistiría en aceptar una inversión cuantiosa de alguien como el mexicano Carlos Slim, que posee el 6% de las acciones. Pero una jugada así anunciaría probablemente el principio del fin del control de la familia. -

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