Obama elige al ex líder demócrata en el Senado para la reforma sanitaria

Cuando Barak Obama presentó ayer a la persona que tratará de resolver la gran asignatura pendiente de la sanidad en Estados Unidos, parecía que el presidente electo estaba definiéndose a sí mismo: "Es el auténtico tipo aquí-no-hay-drama, conocido por su hablar suave pero también por su firmeza a la hora de dirigir; siempre tratando a su personal con respeto, pero exigiéndoles la excelencia".

Tom Daschle será el nuevo secretario de Sanidad y el director encargado de reformar el sistema sanitario, algo que ya intentó sin éxito Hillary Clinton cuando su esposo Bill era presidente. Ahora, en el país con el sistema más costoso del mundo desarrollado, 45 millones de personas (el 15% de la población) siguen sin cobertura médica.

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Detrás de Obama, Tom Daschle, de 61 años, sonreía cuando escuchó eso de que es el auténtico tipo aquí-no-hay-drama. Su especialidad, durante diez años a la cabeza de los demócratas en el Senado, ha sido lograr consensos, estrechar lazos entre posturas aparentemente irreconciliables. Y ésa será su gran tarea ahora. Obama pretende invertir dinero en sanidad: "Alguien puede preguntarse cómo en este momento de crisis económica podemos permitirnos invertir en la reforma del sistema sanitario. Pero yo pregunto: ¿Cómo podemos no permitírnoslo?"

Sin embargo, cuando una periodista le preguntó en cuánto cifraba el coste de la inversión, eludió la respuesta. La cifra estimada por distintos expertos oscila entre los 50.000 y los 65.000 millones de dólares (entre 27 y 48.000 millones de euros).

Tanto Daschle como la que será su directora de equipo en la reforma sanitaria, la doctora, Jeanne Lambrew, han publicado varias obras sobre la situación de los hospitales en el país y han aportado posibles soluciones. Obama los calificó a ambos como grandes figuras a la hora de alcanzar acuerdos. Van a tener que demostrar su habilidad para hacer que todos los estadounidenses tengan acceso a la sanidad pública, algo que los demócratas vienen intentando desde hace décadas.

De momento, Daschle ha animado a la población a escribir todas las sugerencias que tengan para mejorar el sistema en la página de Internet change.gov.

Obama no confirmó ayer, sin embargo, quién será el nuevo responsable de Energía, un tema al que el presidente electo confirió gran importancia en su campaña. Sin embargo, la mayoría de los medios dan por hecho que el nuevo secretario será Steven Chu, de 60 años, premio Nobel de Física en 1997 y director del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, que cuenta con cuatro mil empleados.

Chu ha enfocado su carrera hacia la búsqueda de soluciones científicas contra el efecto invernadero. El pasado junio, durante una conferencia de prensa en Washington, declaró: "Las nuevas casas podrían ser mucho más eficientes en lo relativo a la energía con sólo gastar unos mil dólares, pero el americano medio prefiere gastar ese dinero en una encimera de granito".

El reto de Steven Chu será emprender la gran reforma que Obama ha prometido para encarrilar al país hacia el uso de energías renovables y hacerlo menos dependiente del petróleo.

Además de Chu, Obama pretende asignar otros puestos de gran relevancia en el campo energético a gente como Carol Browner, que trabajó en la Administración de Clinton, o Lisa Jackson, ambas de gran prestigio en el país como protectoras del medioambiente.

Tanto el premio Nobel como Browner y Jackson tendrán que responder a las expectativas que la comunidad internacional se ha forjado sobre la forma en que Estados Unidos va a responder a partir de ahora a los desafíos del cambio climático.