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De la Vega: "Sanz tomará las medidas oportunas"

Luis R. Aizpeolea

Una de las primeras tareas que acometerá el nuevo director del CNI, Félix Sanz Roldán, será atajar la indisciplina en el seno de los servicios secretos, manifestada singularmente en la campaña mediática contra su antecesor, Alberto Saiz. Esta campaña confirmó al Gobierno que Saiz había perdido el control del CNI, lo que terminó por costarle el puesto al no aceptar la ministra de Defensa, Carme Chacón, la depuración de directivos que proponía el cesado.

Pero si Saiz ha pagado su descontrol sobre el CNI con su dimisión, todo apunta a que los responsables de que una información interna del centro haya sido publicada estos días también pueden pagarlo.

Ayer lo apuntó la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, tras el Consejo de Ministros, que nombró a Félix Sanz director del CNI, cuando dijo que el nuevo director de los servicios secretos "tomará las medidas más oportunas para seguir contribuyendo a garantizar la normalidad en el CNI". Contestaba así a una pregunta sobre si el Gobierno tomará medidas disciplinarias por las acusaciones vertidas en la prensa.

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Tiempo de análisis

Una vez que Sanz tome posesión de su cargo dedicará un tiempo para analizar la situación interna del CNI y lo sucedido en las últimas semanas, caracterizadas por los ataques públicos que un sector de los servicios secretos ha dirigido a Saiz, señalaron fuentes de La Moncloa. A partir de ahí, adoptará medidas, sin excluir las disciplinarias.

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Fernández de la Vega confirmó que la salida de Saiz del CNI se ha debido a la pérdida de control del espionaje español en las últimas semanas. "Ha entendido que en estos momentos no puede permitir que se siga cuestionando todos los días el trabajo y el funcionamiento de los servicios secretos españoles, y para evitar que se les haga daño ha tomado la decisión de presentar su renuncia, y el Gobierno se la ha aceptado", señaló De la Vega.

La vicepresidenta evitó responder sobre las causas por las que Saiz fue ratificado por el Gobierno en mayo para unas semanas después aceptar su dimisión. Ni siquiera intentó excusarse diciendo que el presidente del Gobierno apostó por su continuidad al afectar sus tareas a un asunto tan sensible como la lucha contra el terrorismo. De la Vega despachó la pregunta con una obviedad: "Lo que queremos es hacer las cosas lo mejor posible y tomar las decisiones que más benefician a los ciudadanos".

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