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Vuelven los Saatchi, vuelve la publicidad negativa

Los conservadores contratan a los asesores de Thatcher

El constante deslizamiento a la baja del Partido Conservador en los sondeos de los últimos meses ha desatado el pánico entre los tories, incapaces de comprender la recuperación de las opciones de Gordon Brown, un político desprestigiado, sin carisma y para el que se estaban ya escribiendo los epitafios. La igualdad -relativa, porque los tories siguen mandando en las encuestas- con la que los dos grandes partidos concurren a las elecciones ha tenido como primera consecuencia un incremento de la agresividad en la campaña.

Y el Partido Conservador ha acabado recurriendo a su arma preferida en estos casos: los hermanos Saatchi, los publicistas que en 1978 ayudaron a Margaret Thatcher a alcanzar el poder con su eslogan Labour isn't working. Se trataba de un juego de palabras que, acompañando la foto de una larga cola de parados ante una oficina de desempleo, lanzaba el doble mensaje de que el Gobierno laborista de la época no funcionaba y que con ellos en el poder los británicos seguirían sufriendo el problema del paro.

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Además de la economía, la campaña va a estar centrada en las personalidades de David Cameron y Gordon Brown. Eso es algo que les interesa sobre todo a los conservadores, que han apostado por poner por delante la imagen del joven y dinámico Cameron con el doble objetivo de ocultar que el Partido Conservador no es probablemente ni tan joven, ni tan dinámico ni tan centrista como su líder y al mismo tiempo recordar que Brown lleva 13 años en el poder, 10 de ellos al frente del Tesoro y casi tres como primer ministro.

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Desde hace unos días, los conservadores están inundando el país con grandes carteles de un sonriente Brown con mensajes como "He cogido miles de millones de las pensiones, vótame" y una sugerencia alternativa: "O vota por el cambio. Vota Conservador". Los tories quieren así asociar a Brown con lo que consideran la desastrosa situación económica y social del país: "He doblado la deuda nacional", "he doblado los impuestos de los pobres", "He liberado antes de tiempo a 80.000 criminales", "He llevado a un número récord de jóvenes al paro", son otros de los mensajes con la misma foto de un Brown aparentemente satisfecho de lo que los tories quieren que los votantes interpreten como errores.

Los laboristas han intentado responder a estas tácticas asociando a Cameron con los excesos de los años 80: el líder tory aparece en un cartel laborista con pose chulesca, sentado en la capota de un Audi Quattro emulando al policía Gene Hunt, un personaje de una serie de la BBC admirado por sus subordinados pero que al mismo tiempo fabrica pruebas falsas y tiene un comportamiento machista. Una asociación de ideas quizás demasiado sutil para el votante medio.

Intentan así lanzar el mensaje de que Cameron no es lo que parece y que detrás de sus posiciones renovadoras se esconde el viejo partido tory de la clase dominante, con sus prejuicios y sus intereses creados. Tony Blair intentó esta semana subrayar especialmente ese punto en su primera irrupción en la política británica desde que abandonó el poder en junio de 2007. El ex primer ministro intentó desmontar la idea de que Cameron es su heredero político y que está haciendo en el Partido Conservador la profunda renovación que Blair llevó a cabo en el Partido Laborista en los años noventa.

El propulsor del Nuevo Laborismo calificó de "fatuo" el lema del Partido Conservador, que se presenta como la alternativa del cambio, y defendió la tesis de que los conservadores no han cambiado. El laborismo intenta así explotar uno de los motivos por los que los conservadores no han conseguido consolidar la ventaja que les daban las encuestas meses atrás: la creencia bastante extendida de que el cambio representado por David Cameron no se ha consolidado en el seno del Partido Conservador con la misma solidez con la que Tony Blair y Gordon Brown forjaron el cambio del Partido Laborista al crear el Nuevo Laborismo.

Pero conviene tener presente que, a dos meses vista de las elecciones de 1997, también el Nuevo Laborismo vio recortada fuertemente su ventaja y eso no le impidió conseguir un aplastante triunfo en las urnas.

David Cameron.
David Cameron.

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