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Napolitano expresa sus reparos sobre las elecciones anticipadas en Italia

El presidente de Italia se queja del "clima de polémicas" que mantiene enfrentados a Berlusconi y Fini

Un Gobierno que actúe para estabilizar las tímidas mejoras económicas y ponga fin inmediato a los ataques personales al presidente del Congreso, Gianfranco Fini. Esa es la receta que propone el Jefe de Estado, Giorgio Napolitano, para salir de la crisis abierta en el gobernante Pueblo de la Libertad (PDL) de Silvio Berlusconi, tras la expulsión de los finianos. Ante esta situación de enfrentamiento, Napolitano ha expresado sus reparos sobre la posibilidad de que se convoquen en Italia unas elecciones generales anticipadas.

No han durado mucho las vacaciones del presidente de la República italiana. Apenas nueve días en la pequeña isla de Stromboli, en el mar de la Sicilia, desde donde ha seguido con inquietud los líos romanos. Napolitano ha roto su silencio en una entrevista exclusiva con el diario L'Unità, fundado por Antonio Gramsci en 1924, en la cual intenta calmar el patio antes de su vuelta a la capital, como lo hace un profesor que regaña a sus alumnos para intentar mantener el orden en clase.

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"Una vez más ha estallado un clima de polémicas y contraposiciones exasperadas y se está difundiendo un sentimiento de grave precariedad e incertidumbre por lo que puede suceder en el plano de la gobernabilidad", dice preocupado. "Por el interés del país, debe rebajarse el tono, deben detenerse las campañas venenosas y las instituciones deben dedicarse a consolidar la recuperación económica". También defiende al presidente de los Diputados, al que los ex compañeros piden dimisiones. "Cuando el objeto de la agresión es un alto cargo del Estado se pone en riesgo la vida institucional del país", afirmó Napolitano.

Fini está en el centro de un escándalo destapado por Il Giornale, propiedad del hermano de Berlusconi. La Fiscalía de Roma investiga una supuesta estafa en la venta de un apartamento en Montecarlo que heredó la extinta formación que lideraba, Alianza Nacional.

"Todo el mundo debería reflexionar sobre esta apelación. Los que fomentan esta irresponsable campaña son algunos miembros del PDL y del Gobierno. Así queda claro quién juega a echar todo a perder y quiere arrastrar al país hacia la enésima aventura electoral, en el más absoluto desprecio del interés nacional", dicen en coro los finianos de Futuro y Libertad, el grupo parlamentario formado por los tránsfugas. Como decir: nosotros no fuimos, empezaron ellos.

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El tono no parece más tranquilo en el otro bando de la antigua casa común, que Berlusconi llamaba con complacencia "el partido del amor". Nunca una definición se reveló tan alejada de la realidad, tanto por las luchas internas, que han llevado al divorcio entre los fundadores Fini y Berlusconi, como por lo que se refiere a las relaciones con el Quirinale. Estas siempre fueron tensas: Napolitano tuvo que llamar la atención al Ejecutivo que legislaba secundando intereses particulares, mientras Berlusconi declaraba que "gobernar respetando la Constitución es un verdadero infierno".

"Nos inquieta que el jefe de Estado utilice el periódico de su ex partido [el PCI] para expresar su punto de vista - dijo Giorgio Stracquadanio, miembro del PDL -. Nos surgen dudas sobre su neutralidad". Los berlusconianos leen la entrevista como "un intento de enderezar las decisiones institucionales fuera de la vía indicada por la Constitución republicana: las elecciones generales son el único remedio democrático en caso de una crisis política de la mayoría parlamentaria".

Crisis que, oficialmente, no está abierta. PDL y Liga Norte no tienen la autosuficiencia en el Congreso, sin los 33 expulsados. Sin embargo, todavía no han sido derrotados en ninguna votación. En septiembre, Berlusconi presentará al Parlamento un nuevo programa. Si encaja la confianza de los disidentes, el Ejecutivo sigue. En caso contrario, dimite y disuelve su Gabinete. El balón pasaría a Napolitano: en lugar de convocar las elecciones con tres años de antelación y una complicada coyuntura económica, podría empezar una ronda de consultas para definir una nueva mayoría que lleve el país hasta las generales de 2013. Es el objetivo por el que reza la oposición. Eso teme Il Cavaliere.

En un panorama en que cada uno aprovecha para quitarse su espinita y expresar su visión otoñal, se incorporó antes de ayer la fundación Italia Futura, próxima al presidente de Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo, eternamente discrepante con el dueño de Mediaset y cortejado por las formaciones de centro, que consideró que "ir a las elecciones no resolverá ningún problema". Lo mismo dijo a Il Sole 24 Ore la presidenta de la patronal Confindustria, Emma Marcegaglia: "Debe cesar el enfrentamiento político y deben abordarse las reformas". Son voces que claman en el desierto, como la del presidente de la República. El patio está que abrasa y el 8 de septiembre, día de la vuelta al colegio para los 630 diputados, se acerca ineluctablemente.

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