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Último debate del estado de la nación de Zapatero

El debate indignado de la nación

Ciudadanos vinculados al Movimiento 15-M siguieron el pleno del Congreso a través de redes sociales - Creen que fue otra muestra de política "vacía"

La cara de Almudena Puig ante el debate del estado de la nación era un poema. Esta abogada de 25 años, participante de la comisión de Política a Corto Plazo en las asambleas del Movimiento 15-M, miraba hablar sucesivamente a José Luis Rodríguez Zapatero y a Mariano Rajoy y no daba crédito. "Un debate vacío", protestaba en Eskup, la red social de EL PAÍS. "Irrespetuoso", añadía. "Aplauden por disciplina de partido. Y abuchean, algo que considero una falta de respeto no solo para quien habla, sino para sus supuestos representados".

Cinco ciudadanos analizaron ayer el debate. Algunos, como Puig, en EL PAÍS; otros desde sus casas. Todos están implicados en las últimas movilizaciones, y todos siguieron los cruces de declaraciones de los políticos con una mezcla de indignación y afán crítico. Algunos, también, con cierto regocijo. Como Roberto García-Patrón, 28 años, becario en la Universidad Complutense de Madrid, también participante en comisiones de Política a Corto Plazo y Estrategia. "Los ganadores del debate están fuera del Congreso", aseguraba con media sonrisa, porque aunque los ciudadanos han salido a la calle para dar un "toque de atención" a los políticos, el debate es simplemente "la continuación del mismo tipo de política" que el 15-M critica. Puig lo corroboraba: las calles han ofrecido un "debate constructivo" frente a otro discurso "hueco" de la clase política.

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Carlos Paredes, de 31 años, miembro de la plataforma Democracia Real Ya, se unió al calificativo de "vacío" para definir el debate. El objetivo, dijo, es desprestigiar al político de enfrente para ganar las próximas elecciones. "El grueso de la población les importa muy poco. Nos tratan como a peleles. Solo acuden a nosotros una vez cada cuatro años para mantener su puesto de trabajo", criticaba.

Frente a los que dicen que al 15-M le faltan propuestas concretas, quienes ayer seguían las intervenciones en el Congreso fueron precisos en sus críticas y en las alternativas. Puig apuntaba: "Estoy cansada de escuchar hablar sobre crecimiento económico, ¿para cuándo un político que abogue por el decrecimiento? Hoy en día, economistas de prestigio lo defienden como una salida de la crisis". También lanza ideas concretas Manolo Nolla, jubilado de 63 años que participa en la comisión de Economía de las asambleas. "Para garantizar que el sistema financiero pueda dar crédito, lo mejor es que lo dé una banca pública", propone. "Toda la Cámara debería exigir la imposición de una tasa a las transaciones financieras. Eso realmente pone freno al sector financiero que estrangula a la economía real", añade. Respecto al pago de las hipotecas, dice: "No se trata solo de subir el salario inembargable, sino de reconocer el exceso de crédito de unos bancos que estaban además respaldados por una ley que les garantiza más que en otros países", responde a Zapatero a través de Internet.

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La falta de participación ciudadana es otro de los puntos calientes del debate. "No hay manera de influir en cosas como la reforma de pensiones como no la hubo, por ejemplo, con la guerra de Irak". Tampoco sirven de mucho las iniciativas legislativas populares: "Puedes pasarte meses recogiendo firmas para que las echen abajo en cinco minutos", añade Paredes. "Las medidas extraordinarias ajenas al programa electoral, como la reforma laboral, etcétera, deben ser consultadas antes a la población civil", opina Pablo Gómez, otro de los participantes.

¿Más temas que echan en falta en el debate? "El problema no es la falta de propuestas, sino lo poco acertado de las mismas", dice Puig. "Nunca se habla de armonización fiscal, reforma electoral, lucha real contra la corrupción, regularización de la economía, etcétera. El 15-M sí trata estos temas". Mucha comparación entre políticos y ciudadanos indignados. "En Sol les daremos una lección más de debate participativo", avanzó Pablo Gómez en referencia al debate paralelo del 15-M que hoy tiene lugar en Madrid.

Almudena Puig, abogada de 25 años, y Roberto García-Patrón, becario de 28, dos de los participantes en el debate de EL PAÍS.
Almudena Puig, abogada de 25 años, y Roberto García-Patrón, becario de 28, dos de los participantes en el debate de EL PAÍS.SAMUEL SÁNCHEZ

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