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Útimo debate del estado de la nación de Zapatero

Zapatero pide más esfuerzo colectivo, con guiños electorales y de izquierda

El presidente no dice expresamente que vaya a terminar la legislatura - Avanza medidas para los impagos de hipotecas - Afea a Rajoy que solo pida elecciones

José Luis Zapatero subió ayer a la tribuna del Congreso en su último debate sobre el estado de la nación obligado a defender su legado y a hacer balance de su gestión, pendiente de lo que dirán de él los libros de Historia. Debía hacer testamento político sin dejar de mirar a su izquierda y ver a un candidato a las próximas elecciones generales, Alfredo Pérez Rubalcaba, que se juega sacar al PSOE de su estado de postración.

Por eso, el presidente del Gobierno admitió que la recuperación no está próxima, defendió sus reformas, expuso medidas para los próximos meses cargadas de guiños electorales y de izquierdas y, sobre todo, se empleó con la mayor contundencia posible contra Mariano Rajoy.

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Zapatero no dijo expresamente en ningún momento que vaya a agotar la legislatura y solo lo dio a entender con expresiones como: "Hay tarea suficiente para los meses que quedan por delante". Pero acabó con una despedida emocionada de la tribuna, que no llevaba escrita y que improvisó con un tono muy personal, propio de quien ve muy próximo su adiós.

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No paró de despedirse todo el día, a pesar de que el de ayer era su último debate sobre el estado de la nación, pero no sería el último cara a cara con Rajoy si agotara la legislatura, porque aún le quedarían debates sobre cumbres europeas o comparecencias monográficas sobre la crisis. A menos que, como le pidió Josep Antoni Duran Lleida (CiU), a la vuelta del verano convoque elecciones para otoño, de tal forma que ya no se abran las Cortes en septiembre.

Para dar más pábulo a las especulaciones, Zapatero habló de reformas para cambiar el modelo de España, que trascienden a esta legislatura y que deben continuar en el futuro: "El esfuerzo colectivo y la colaboración institucional no han tenido nunca en España más sentido que ahora. Y las urgencias políticas no deberían llevar a nadie a desdeñarlo porque seguirán teniendo sentido después de las próximas generales, gobierne quien gobierne entonces". Sean cuando sean las elecciones, Zapatero desarrolló ayer un discurso que estaba muy pendiente de las urnas, porque repitió que no habrá recortes sociales y porque habló de medidas dirigidas a su electorado de izquierdas, como la reforma del sistema hipotecario para los más desfavorecidos, un crecimiento del 5% de las becas y ayudas para el próximo año y medidas para aliviar la morosidad de los Ayuntamientos para los pequeños empresarios, con una línea de créditos del ICO.

Expresamente rechazó que vaya a haber nuevos recortes sociales: "Habrá que tomar acciones decididas, pero se hará de manera selectiva, preservando el gasto social". Sobre las hipotecas anunció "nuevas medidas de protección de las personas sujetas, por imposibilidad de atender a sus compromisos, a procedimientos de ejecución hipotecaria, que serán compatibles con los imperativos de seguridad jurídica y de solvencia de las entidades".

Esas medidas contra los desahucios por impagos de viviendas han estado entre los objetivos de los llamados indignados del Movimiento 15-M y en las reivindicaciones de partidos de izquierdas que defienden que la entrega de la vivienda pueda saldar la deuda hipotecaria. Zapatero dirigió ese guiño a esa izquierda y también lo hizo en forma de frases comprensivas hacia los jóvenes del 15-M.

Las incertidumbres sobre el calendario electoral las sembró Rajoy hasta el empacho, porque el líder del PP hizo un discurso reiterativo en el que hubo solo dos partes: la denuncia repetida de los malos datos económicos, con el consabido reproche de haber negado la crisis, y, sobre todo, la petición de elecciones generales anticipadas. "¿Hasta cuándo se propone imponer a los españoles este calvario estéril, esta lenta agonía?", preguntó el líder del PP, atascado en una petición que de forma circular estaba presente en todo su discurso. Las propuestas de Rajoy no pasaron de unas carpetillas de plástico que mostró el líder del PP con proposiciones de ley de ayuda a los emprendedores o de transparencia que piensa presentar en los próximos días y de cuyo contenido nada dijo. Zapatero, crecido como casi siempre en las réplicas de este tipo de debates, intercambió con él acusaciones de mentira y de falsedad en los datos, y le reprochó la falta de propuestas y el no haber apoyado al Gobierno en los momentos clave de la legislatura. "Su actitud ha sido negar permanentemente la colaboración y querer que las cosas fueran a peor. Ha sido como el perro del hortelano, que ni apoya reformas ni las propone", le dijo el presidente a Rajoy.

"No me gustaría pensar que en lo único en lo que nos parecemos a Grecia es en la oposición", dijo Zapatero para hacer ver las dificultades para lograr el respaldo del PP. El cara a cara con su líder fue tan agrio como corresponde al colofón de dos legislaturas en las que apenas se han entendido.

En el balance de su legado político, que centró su intervención inicial, Zapatero empezó por admitir que la recuperación no avanza, que hay "impaciencia por ver la luz al final del túnel" y que "hace falta más esfuerzo colectivo" para salir de la crisis económica. "El ritmo, aún demasiado lento, de la recuperación y la apremiante necesidad de volver a crear empleo son el principal motivo de inquietud de los españoles. El estado de la nación, hoy, es, sigue siendo, el estado de la lucha contra la crisis, de sus consecuencias, de la evolución del empleo, de todo lo que hacemos por impulsarlo", aseguró a modo de reconocimiento.

Enumeró las trabas surgidas a esa recuperación, como la crisis griega, la dificultad en la Unión Europea para tomar decisiones ante la crisis y el encarecimiento del precio de petróleo, para admitir que la tasa de paro es "inasumible" y esta crisis no es solo un cambio de ciclo económico, sino mucho más, explicó luego en el capítulo de las confesiones de su intervención inicial.

Lo siguiente fue justificar y detallar las reformas que como la laboral, la de las pensiones o la del sistema financiero, ha emprendido en el último año. Reforzó la impresión de testamento político con referencias personales y la negativa al abandono de sus principios: "Siento esa impaciencia todos y cada uno de los días. Pero esa impaciencia no me ha llevado nunca a dudar del rumbo elegido. La superación de esta crisis no depende solo de nosotros, pero estamos haciendo lo que depende de nosotros. Así lo creo, aunque la tarea aún no arroje, hoy por hoy, los resultados que deseamos".

De ahí pasó al anuncio de medidas inmediatas como la propuesta para moderar el gasto de las autonomías, fijando un techo como ya se hace con el Estado y los Ayuntamientos. Zapatero hizo un recorrido por las reformas que ha tenido que poner en marcha en esta legislatura, en un tono tan personal como que terminó con una despedida casi emocionada, para la que recuperó el tono del talante que exhibió al inicio de su primera legislatura.

Si la de ayer fue su despedida, Zapatero se llevará de nuevo la sensación de soledad política, más allá del apoyo de su grupo, porque el resto de portavoces -Duran (CiU), Erkoreka (PNV), Ridao (ERC), Llamazares (IU) y Buenaventura (ICV)- dejaron patente su crítica, con distinto grado de dureza.

El presidente del Gobierno, durante su réplica al líder de la oposición.
El presidente del Gobierno, durante su réplica al líder de la oposición.JUAN MEDINA (REUTERS)

Las frases de Zapatero

- "No me gustaría pensar que en lo único en que nos parecemos a Grecia es en la oposición".

- "Usted [en referencia al líder del PP, Mariano Rajoy] es el perfecto perro del hortelano. Ni apoya ni propone nada. No me parece muy difícil pedir elecciones, pero sí presentar alguna alternativa".

- "Que nadie cuestione la capacidad de España para salir de la crisis". "El país ha salido de retos colectivos de magnitud semejante y cuenta con fortalezas indiscutibles".

- "La colaboración [con el PP] no significa renunciar a las alternativas pero sí requiere concretarlas para que la posibilidad de un diálogo mínimamente constructivo sea al menos verosímil".

- "España va a superar una prueba dura, en un contexto europeo e internacional muy complicado. Y hay que llegar hasta el final. Y sabremos hacerlo".

- "Los ajustes económicos deben tener una contrapartida de esperanza porque si no, se corre el riesgo de deslegitimación de las instituciones y hasta de los sistemas democráticos".

- Los indignados del 15-M "forman parte de la fisiología y no de la patología de nuestro modelo de convivencia. Y reivindican en el fondo el valor de la política".

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