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El atropello en la Sagrada Familia recrudece las críticas por la gran afluencia de autocares

Trias propone un aparcamiento que supondría expropiar cientos de viviendas

Blanca Cia

Cada día de la temporada turística de Barcelona -que arranca en marzo y se prolonga hasta entrado el otoño- más de dos centenares de autocares llegan a la Sagrada Familia. Paran -para que bajen los turistas- y aparcan en las inmediaciones del templo o dan una vuelta no muy larga para volverlos a recoger. Ese ir y venir se ha incrementado al mismo ritmo que los visitantes de la Sagrada Familia que este año serán unos tres millones.

Los vecinos llevan no menos de cinco años quejándose por el tráfico que generan, por la contaminación y por el ruido. De momento, no han conseguido nada pese a exponerlo siempre que han podido a los diferentes responsables municipales. El accidente del pasado sábado, en el que resultaron heridas dos mujeres y una niña -turistas y de la misma familia- al ser arrolladas por un autocar ha vuelto a poner sobre el tapete el problema de los autocares y cómo solucionar su aparcamiento. El alcalde de Barcelona, Xavier Trias, considera que la solución es un aparcamiento que sitúa bajo la hipotética plaza que el patronato de la Sagrada Familia quiere construir frente a la fachada de la Glòria del templo, en la calle de Mallorca, siguiendo el proyecto de Gaudí. Antes, habría que expropiar a los que viven y tienen negocios en esa manzana. Es decir, que ese aparcamiento es inviable a medio plazo."Todos sabemos que ante la fachada de la Glòria debe hacerse una zona verde, y bajo ella es evidente que debe hacerse un aparcamiento", señaló ayer el alcalde, Xavier Trias. Añadió, no obstante, que antes habrá que buscar una solución temporal con la movilidad. Solución que, aclaró, no pasa por prohibir el acceso de los autocares a las manzanas que rodean al templo. Y eso es, exactamente, a lo que aspiran los vecinos de la Sagrada Familia. "La solución no puede ser proyectar un aparcamiento que obliga a los autocares a entrar en el barrio sino esponjar. Es decir, evitar que suban por Marina o bajen por Sardenya", afirmaba ayer Jordi Giró, vicepresidente de la Federación de Vecinos de Barcelona (FAVB). Los intentos que se han hecho hasta ahora de evitar la llegada masiva de autocares han fallado. El Consistorio habilitó un aparcamiento para autocares en Consell de Cent con Cartagena hace cuatro años que tiene un uso mínimo durante el día. Lo que se pretendía era que los turistas se apearan en ese aparcamiento y, a pie, llegaran al templo. "Es que si les dejan, entrarían con los autocares hasta el altar", critica Giró. Los vecinos no se oponen a que lleguen hasta el templo en autocares si hay personas con problemas de movilidad. "No porque el touroperador de turno les programa cuatro o cinco visitas en un día y va justo de tiempo", añade. Ese es uno de los problemas. Muchos de los autocares son de turistas que, en un día, visitan la Sagrada Familia, el parque Güell, la casa Batlló, la Vila Olímpica, el Gótic y el Paseo de Gràcia. Los vecinos también se opusieron a la propuesta municipal: la de hacer un aparcamiento subterráneo bajo la plaza de Gaudí. "La cuestión es la misma, los autocares entrarían en el barrio para ir al aparcamiento por lo que el problema de la contaminación y el ruido sería parecido", señala el representante vecinal. En cambio, los vecinos ven con mejores ojos una propuesta sobre la que trabajó el anterior gobierno municipal pero que no se cerró. Se trata de un proyecto de aparcamiento en una pequeña plaza -la de Pablo Neruda- que se configura en el cruce de Aragò, Diagonal y entre Marina y Sardenya. Es un triángulo rodeado de coches con un desnivel de terreno que propicia cierto recogimiento a población indigente. Más que una plaza, es un lugar de transición entre el tráfico. "El problema es que resulta caro", reconocía un responsable del anterior bipartito del Consistorio barcelonés. Se trata de una zona que ya es utilizada por algunos autocares que estacionan un rato.

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Para los vecinos de la Sagrada Familia se trata de algo urgente. También lo considera así el presidente del grupo municipal de Unitat per Barcelona (UpB), Jordi Portabella. Cree que hay que reordenar con "urgencia" el acceso, la circulación y el estacionamiento de los autocares turísticos no solo en la Sagrada Familia, sino en otros puntos turísticos. Parecida presión tienen otras zonas, como los accesos al parque Güell y la plaza de la Catedral, donde cada día paran decenas de autocares pese a que no pueden.

Y en La Rambla los autocares que subían y bajaban el paseo para mostrarlo a los turistas que ni siquiera se apeaban.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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