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'Muerte en Venecia': Visconti, entre el refinamiento y la grosería
Muerte en Venecia es una película que ha despertado pasiones a favor y en contra. Algunas de las primeras han llegado al papanatismo y entre las segundas hay casos de arbitrariedad. Contra unos habría que decir que no es, ni mucho menos, una película perfecta, y contra otros que tampoco es una nadería. Se trata de un filme complejo, incluso en sus defectos, y que, para Visconti, supuso un compromiso personal grave, del que supo salir en parte con dignidad y en parte haciendo trampas. La historia, ideada por Thomas Mann, del músico alemán Von Ashenbach -una amarga sombra de Gustav Mahler- y del adolescente polaco Tadzio, en medio de una Venecia decimonónica, mortecina y asaltada por el cólera, sigue despertando posiciones encontradas. Su reposición en TVE es, por ello, oportuna.