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Un represor argentino confiesa por primera vez las torturas y ejecuciones durante la dictadura

Las palabras de Díaz Bessone a un programa de televisión suponen el primer reconocimiento de culpa de un miembro de la cúpula militar

Ramón Genaro Díaz Bessone fue uno de los ideólogos de la represión ilegal que caracterizó la dictadura militar argentina (1976-1983), y ahora se haya incluido por ello en la lista de los 45 militares (además de un civil) cuya extradición reclama el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. Cuando aún no está claro si al Corte Suprema argentina confirmará la anulación parlamentaria de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida que impide su juicio en el país suramericano, Bessone ha declarado a un programa de televisión que miles de personas fueron torturadas y ejecutadas de forma clandestina en Argentina durante la dictadura, una noticia ya conocida pero que supone la primera confesión de este calado realizada por uno de los miembros de la cúpula militar que rigió a sangre y fuego el país esos siete años.

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General retirado del Ejército de Tierra, Díaz Bessone ingresó en el cuerpo en 1943, con tan sólo 18 años. Entre septiembre de 1975 y octubre de 1976 fue comandante del Segundo Cuerpo del Ejército y responsable de secuestros, torturas y asesinatos en los campos de concentración en las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe. Pese a que la Ley de Punto Final le liberó de estos delitos, fue procesado por otros en los tribunales de Rosario y Paraná. El 7 de octubre de 1989 fue indultado por el ex presidente Carlos Menem.

Sólo 7.000 víctimas

Las palabras de Díaz Bessone han sido adelantadas por el diario Página 12, y las podrán escuchar los argentinos mañana en un reportaje realizado por Marie Monique Robin para Canal Plus Francia en el que trata de probar que la guerra sucia de la dictadura argentina estuvo inspirada en la que Francia llevó a cabo en Indochina y Argelia.

Cuando aún no está claro si será juzgado en Argentina por los delitos de tortura y genocidio, entre otros, si será puesto en libertad o si será extraditado al final a España, Díaz Bessone ha admitido que fueron al menos 7.000 los ejecutados durante la dictadura militar, una cifra en cualquier caso mucho menor que la oficial, 18.000, y la que manejan las organismos de derechos humanos, 30.000.

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Imposible fusilarlos a todos

La cifra de 7.000 víctimas, tachada de "propaganda" por el diario argentino, palidece sin embargo ante la defensa de las maniobras militares para hacer desaparecer a esas personas. "¿Usted cree que hubiéramos podido fusilar a 7.000?, arguye: "Al fusilar tres no más, mire el lío que el Papa le armó a Franco. Se nos viene el mundo encima". Tampoco le parecía viable al ex general el encarcelar a los opositores, "porque después venía un gobierno constitucional y los ponía en libertad y salían otra vez a tomar las armas, otra vez a matar".

Así que no quedaba otro remedio, al parecer, que hacer desaparecer a esas personas, lanzándolas por ejemplo al mar después de ser drogadas desde aviones militares. "Acá fue una guerra interna, con características de una guerra civil. Cuando se termina la guerra tenemos que convivir los antiguos enemigos. Y eso es muy difícil porque quedan heridas muy profundas que seguimos viviendo en Argentina", ha explicado Díaz Bessone para sintetizar la situación actual.

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