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Crónica:VUELTA 2010 | Octava etapa
Crónica
Texto informativo con interpretación

Anton, líder casi a su pesar

Purito se queda sin su ansiado maillot rojo en el Xorret de Catí

Carlos Arribas

Antes de irse a casa, a los corredores del Sky les tomaron muestras de sangre y saliva para análisis y cultivos. También se pasaron por la salida, simbólica, donde guardaron un minuto de silencio junto a un conmovido pelotón en memoria de su masajista Txema González, muerto la víspera en un hospital de Sevilla víctima de una septicemia provocada por una bacteria cuya presencia en el organismo de sus compañeros se quería comprobar. Después, desmoralizados, muy tocados, desmotivados, se fueron de la Vuelta, que desciende en corredores y equipos, pero aumenta de intensidad. Y sin cambiar de protagonistas, que siguen siendo, también después de la primera etapa de cierta montaña, los pequeños, piernas de dinamita y acero, Igor Anton y Purito Rodríguez.

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Ambos dominaron las extrañas rampas del Xorret de Catí, un puerto que no es un puerto, con paredes seguidas de descansillos, y así se marcaron y sprintaron minuto y medio después de la fuga triunfante que había coronado al habitual David Moncoutié con su tercer triunfo de etapa en fuga en tres Vueltas consecutivas. En juego no estaban los segundos de bonificación, que se había ido a los fugados, ni establecer diferencias importantes, pues no estaban solos -les acompañaban Nibali, Sastre y Tondo, feliz porque su líder, el ascético abulense, se hubiera recuperado tras un mal día por las sierras de Jaén. "Lo mejor", dijo, "es que Carlitos está conmigo"- y tampoco había terreno suficiente. Se jugaban solo el maillot rojo de líder que ya había cedido Gilbert y que uno, Purito, quería y que a otro, a Anton, que piensa a largo plazo, no le hacía especial ilusión. De hecho, en su feroz sprint, Purito sacó de rueda a Anton y calculó que le había tomado un segundo, diferencia que le ponía por delante. Sin embargo, entre medias se coló Nibali, que rompió el encantamiento: no había segundo que valiera.

A Purito le sentó fatal que no le dieran el jersey de líder y voceó su descontento con los jueces y a Anton le cayó tan de sorpresa -en sus cuentas incluía una bonificación de Purito en una meta volante que fue anulada- la nueva que peleaba por no creérsela, como si no le apeteciera. "Que no, que no", decía, "que es imposible, que es Purito el líder. Pero no es que no me apetezca. Claro que me apetece". Finalmente, lo aceptó y parecía que hasta le gustaba. "Con esto y la etapa de Valdepeñas ya me podía ir a casa contento, pero ahora que lo tengo tendré que pelear por mantenerlo".

Como una ardillita ahorradora, Anton ha ido acumulando segundos en las llegadas tan propicias para él con las bonificaciones. A los ciclistas de fondo ya les empieza a tener lejos: a 1m 47s a Fränk Schleck, a 2m 11s a Sastre, a 3m 16s a Menchov, que se cayó, como Arroyo, y estuvo bajo. "Creo que el principal rival es Nibali, que está a dos segundos", dijo.

Antes, en el podio, se acordó de Txema, masajista suyo unos años y cuya familia recibirá los 32.155 euros en premios a los que renunciaron ayer los corredores.

Igor Antón saluda desde el podio.
Igor Antón saluda desde el podio.AFP

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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