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El secuestro del teniente general Villaescusa

Los GRAPO reivindican su acción

Poco después de las diez menos cuarto de la mañana de ayer fue secuestrado por cuatro individuos armados, en la puerta de su domicilio particular, en la calle de O'Donnell, 49, el teniente general Emilio Villaescusa Quilis, presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar. Dos de los cuatro individuos obligaron al señor Villaescusa Quilis a introducirse en su propio coche oficial -un Mercedes matrícula ET-41.921-, en cuyo interior se encontraba el chófer del militar, y partieron a gran velocidad por la calle de O'Donnell en dirección a la plaza de la Independencia, seguidos de un 1430 azul, en el que viajaban los otros dos secuestradores.

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En el momento de producirse el secuestro, el presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, que ocupa el cargo desde el pasado 11 de julio de 1976, se encontraba sin ningún tipo de escolta.Pocos minutos después aparecía en la calle Doce de Octubre el Mercedes oficial del señor Villaescusa. Los secuestradores dejaron posteriormente al chófer del general, señor Garzón, en las proximidades de la plaza de Legazpi.

Según ha podido reconstruirse por las declaraciones de los testigos presenciales del hecho, éste se efectuó con gran rapidez. La primera alarma la dieron dos empleadas de servicio que acompañaban a unos niños al colegio, quienes, junto con el portero de la finca; pusieron el hecho en conocimiento del guardia jurado de la agencia número 1 del Banco de Navarra, situado en el mismo inmueble, quien avisó inmediatamente a la policía. Según parece, la policía tardó cuatro minutos en presentarse en la casa del señor Villaescusa.

Testigos presenciales

Uno de los empleados del Banco de Navarra, a quien la policía tomó declaración, informó a los periodistas que desde unos minutos antes de las nueve de la mañana se halíaba aparcado en doble fila el Mercedes del señor Villaescusa con su chófer en el interior como único ocupante, así como dos 1430, uno azul y otro negro, parecidos a los vehículos oficales del Ejército de Tierra, inmediatamente delante y detrás del coche militar.

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En el vehículo azul, que se hallaba situado detrás, esperaban cuatro personas. En el negro, otras dos, vestidas con uniformes militares, aparentemente falsos. El mismo testigo no pudo precisar si el coche negro participó en la operación y si desapareció al mismo tiempo que el Mercedes y el coche azul. Sin embargo, otra de las vecinas del inmueble cree haber visto que uno de los que empujaron al teniente general hacia el interior de su coche iba vestido de militar.

El señor Villaescusa tenía la costúmbre de salir de su casa a las nueve de la mañana. Siempre viajaba sin escolta. No se sabe los motivos por los que ayer retrasó su salida en 48 minutos, ni tampoco por qué el chófer del general no se bajó del coche a recoger el portafolios del señor Villaescusa y abrirle la puerta del vehículo, como hace habitualmente. Se presume que el chófer ya estaba amenazado por los secuestradores que esperaban en el coche situado inmediatamente detrás.

En el momento de producirse elsecuestro solamente se hallaban en la casa del señor Villaescusa Quilis su esposa, María Victoria, y el hijo menor de ambos, Emilio, de veinte años. Las otras dos hijas del matrimonio, Macarena y Reyes, casadas ambas, viven en otros domicilios. Inmediatamente les fue comunicada la noticia, una vez que la policía habló con la esposa y el hijo del presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar.

Puestos en contacto con Emilio Villaescusa (hijo), en el domicilio de éste, nos declaró que por el momento no sabían nada y que no tenían nada que decir. En la casa, junto con los familiares, se hallaba el portero de la finca, Cándido, retenido por la policía en función de que es el principal testigo. La policía no permitió a los periodistas hablar con el portero del inmueble.

Más explícito con los periodistas fue un sobrino del secuestrado, Bernardo, quien declaró que en el caso de que el secuestro estuviera movido por dinero, la familia no podría pagar ningún rescate «porque no tenemos dinero», dijo.

El vicepresiente primero del Gobierno para Asuntos de la Defensa, teniente general Gutiérrez Mellado, se presentó en el domicilio del presidente del Consejo SupremodeJusticia Militara lasonce de la mañana y estuvo en el edificio alrededor de quince minutos. No hizo declaraciones a los periodistas.

Hora y media después, el Gabinete de Prensa del Ministerio del Ejército confirmaba el secuestro con una nota oficial, cuyo escueto texto es el siguiente: «A las 9.45 horas del día de hoy, cuando salía de su domicilio en la calle de O'Donnell, número 49, el teniente general presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, excmo. Sr. D. Emilio Villaescusa Quilis, para dirigirse a su despacho oficial, fue asaltado por cuatro individuos armados que le obligaron a introducirse en su automóvil, con el que desparecieron a gran velocidad»

Por su parte, un portavoz del Consejo Supremo de Justicia Militar informó que dicho organismo oficial no haría ninguna declaración por el momento.

Según algunos vecinos del señor Villaescusa Quilis, éste padece del corazón, estando en la actualidad bajo tratamiento médico. Los mismos vecinos coinciden en señalar las altas cualidades humanas del militar y destacan que siempre solía pasear por los alrededores de la finca, e Incluso solía sacar a pasear al perro muchas noches, sin ningún tipo de protección.

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