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El proceso para el fin del terrorismo

El fiscal rebaja la pena a De Juana a un máximo de 13 años y el acusado niega ser de ETA

El etarra Iñaki de Juana Chaos negó ayer que en la actualidad sea miembro de la banda terrorista y que si saliera en libertad volvería a empuñar las armas. El fiscal rebajó la petición de pena de 96 a 13 años de prisión.

El que fuera jefe del comando Madrid de ETA, condenado a más de 3.000 años de cárcel como autor de 25 asesinatos consumados, ya cumplió su condena tras haber permanecido en prisión desde enero de 1987, cuando fue detenido. Sin embargo, De Juana sigue en prisión, esta vez preventiva, por la publicación el 1 y 30 de diciembre de 2004 en el diario Gara, próximo a la izquierda abertzale, de dos artículos titulados El escudo y Gallizo, que el fiscal y la Asociación de Víctimas del Terrorismo consideran que constituyen delito de amenazas terroristas.

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De Juana, de 51 años, afirmó ayer en el juicio celebrado en la Audiencia Nacional que nunca tuvo intención de amenazar ni a jueces ni a funcionarios de prisiones cuando escribió los artículos citados, sino que en realidad quiso hacer una crítica de la política penitenciaria, puesto que llevaba 18 años en prisión, tenía fecha de salida para navidad de 2003 y su excarcelación se pospuso hasta en cuatro ocasiones, por lo que quería exponer su situación a la opinión pública.

La fiscalía había solicitado inicialmente penas que sumaban 96 años de cárcel para De Juana por pertenencia a banda armada y seis delitos de amenazas terroristas por el contenido de los dos artículos citados, pero el fiscal Fernando Burgos rebajó durante la vista la petición a 13 años o alternativamente a cuatro. Burgos retiró el delito de pertenecer a ETA, pero no porque crea que De Juana ya no pertenece a la banda terrorista, sino por no haber dejado nunca de ser miembro de la misma, y como ya fue condenado por ello, no puede volver a ser condenado por ese mismo delito.

Además, en lugar de seis delitos, el fiscal consideró que existe un único delito de amenazas cometido por un miembro de una banda terrorista, por lo que en lugar de 14 años por cada delito, solicitó una única pena de 13 años.

Sin embargo, el fiscal defendió que para adecuarse a la proporcionalidad de la pena, alternativamente, debía solicitar cuatro años de prisión por si el tribunal consideraba que las amenazas, aunque realizadas por un miembro de ETA no eran tan graves y eso sí, estaban realizadas en concurso con un delito de enaltecimiento del terrorismo.

La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) reclamó 96 años de cárcel, mientras la defensa solicitó la absolución por considerar que los hechos no constituyen delito alguno.

En su declaración, De Juana dijo que nunca quiso amenazar a los directores de prisiones, y explicó que la llegada de Mercedes Gallizo a la dirección de Instituciones Penitenciarias había generado una expectativa de cambio en la política penitenciaria, pero que a su juicio esa supuesta renovación no se produjo.

El fiscal y De Juana mantuvieron el siguiente diálogo:

Fiscal. ¿La enumeración de esas personas, no son un mensaje a ETA para que pueda actuar contra ellas?

De Juana. No. Están condicionados por mi situación de injusticia, pero no eran una amenaza.

F. ¿Es usted un relevante miembro de ETA?

DJ. No, yo fui de ETA en los 80 y respecto a relevante, soy un preso que a lo largo de 20 años ha sufrido, se me ha utilizado y convertido en una bola de nieve. Cumplí mi condena y nada más.

F. ¿Continuó con la lucha armada?

DJ. No.

F. ¿Pensó que la enumeración de los directores de prisiones podía ser utilizada por miembros de ETA en el exterior?

DJ. Pues no. No lo pensé, ni lo pienso; pero ahora, por la experiencia que tengo, creo que afinaría mucho más.

F. Pero ¿era posible?

DJ. No lo creo.

F. ¿Tiene un proyecto de futuro?

DJ. Estoy escribiendo. Mi único objetivo es escribir y colaborar con la editorial [Txalaparta] y con el periódico.

De Juana se negó a contestar a las preguntas de la AVT.

Como testigos declararon cinco directores de prisiones mencionados por De Juana en uno de los artículos. Al menos tres de ellos manifestaron que se habían sentido amenazados, aunque dos no consideraron que había aumentado su nivel de riesgo.

Durante la vista, tres hermanos Sáenz de Ynestrillas, hijos del militar asesinado por De Juana, amenazaron o increparon sucesivamente al etarra. Los tres fueron reducidos inmediatamente y expulsados de la sala. De Juana, en los tres casos, giró levemente la cabeza y se mantuvo impertérrito.

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