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Canales para la exportación

La empresa alavesa Siderúrgica del Tubo Soldado (STS) ha roto las fronteras españolas con sus tuberías de acero de gran diámetro y compite desde hace años en el mercado internacional con soltura y resultados muy positivos. Ha logrado consolidarse en nuevos mercados foráneos, a donde destina más de un 30% de su producción, que se diversifica en proyectos de gas, petróleo y obras hidráulicas.Un grupo de empresarios de Bilbao tomó la decisión de hacerse cargo de una antigua planta que existía con anterioridad a STS en Alegría, a 13 kilómetros de Vitoria, y que se encontraba con graves problemas. Una inversión de 300 millones de pesetas consiguió poner en marcha un proyecto que contemplaba la creación de una fábrica de tubos e incorporaba trabajos de revestimiento. Tres años más tarde, la empresa consigue incorporarse al mercado más competitivo gracias a un importante desarrollo tecnológico. En los cinco primeros años se invirtieron un total de mil millones de pesetas en dos máquinas punteras que situaron a la empresa alavesa a la cabeza de su mercado en el ámbito nacional.

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El ejercicio de 1995 fue un momento clave para la firma. Se reorienta la actividad, que hasta ese momento se centraba en el traslado de gas y petróleo en España, y se amplía hacia el terreno de las obras hidráulicas, que se hallaba bastante abandonado.

En los primero ejercicios se tuvo que desarrollar un intenso esfuerzo de marketing. "El tubo de acero no se utilizaba entonces como producto para canalizar este tipo de obras", indica José Luis Puente, director general de la empresa.

De esta manera, responsables de STS acudieron a conferencias, seminarios e incluso a escuelas de Ingeniería para lograr que se introduzca y normalice su producto en el mercado hidráulico. Consiguieron abrir un espacio casi virgen en España y obtuvieron una estabilidad para la firma al tratarse de trabajos más continuados.

Las contratas para grandes empresas de gas como Repsol generan una productividad intensa durante un periodo limitado de tiempo, pero derivan en un parón posterior que origina un cierto desequilibrio empresarial. La obra hidráulica, de menor tamaño por regla general, es más continua y no ocasiona altibajos que inciden de manera directa tanto en la producción como en la contratación de plantillas.

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Esta nueva filosofía ha derivado en una productividad estable de 15.000 toneladas por año,. "Algo que hace nueve años era impensable", señala el directivo.

El revestimiento de los tubos, una actividad complementaria de la construcción de los mismos, nació como una opción estratégica, ya que permitía controlar una partida importante del coste de producción. Para proteger el tubo de acero de la corrosión hay que recubrirlo por fuera y por dentro, y anteriormente esta actividad se encargaba a firmas externas.

Inicialmente fue una empresa italiana, Socother, la que participó en esta iniciativa diversificadora, y tres años después, fueron los propios accionistas de STS los que adquirieron esa parte del capital.

Salto de calidad

Los propietarios de la planta son dos sociedades. Por una lado se encuentra la bilbaína Estudios Análisis y Relanzamientos (Earsa), mayoritaria con un 57% de las acciones, encargada de la gestión y la estrategia; y por otro lado, Grutisa, con el restante 43%, una empresa perteneciente al grupo Babcock Wilcox, sin influencia en las decisiones operativas.

Los dos primeros años atravesaron por importantes problemas al no despegar de los 2.000 millones de facturación, después de haber invertido 300 millones y haber realizado una arriesgada apuesta por reflotar el proyecto.

Pero el salto de calidad, el punto de inflexión de la trayectoria de la empresa se dio entre los años 94 y 96, con dos proyectos en Argelia para la canalización de gas a través de 310 kilómetros de tubería. Una empresa semipública del país agrebí contrató los servicios de STS. "Nos dio una cierta capacidad de despegue", señala el director financiero, Luis Lozón,. Otros proyectos de envergadura en España fueron los 360 kilómetros de canalización de gas en la denominada Ruta de la Plata, que une Almendralejo y Salamanca, y, este mismo año, el proyecto Cartagena-Puertollano que se ha traducido en 320 kilómetros de tubo para el transporte de petróleo.

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