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Cataluña enmudeció en repulsa por el atentado

Las campanas de la iglesia del Carme fueron el único sonido que durante cinco minutos rompió el silencio ayer en Vic (Barcelona) a las doce. La ciudad entera se paralizó, sus habitantes salieron a la calle y con su silencio rindieron homenaje a las víctimas del atentado que el miércoles segó la vida de nueve personas. A la misma hora, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y el alcalde de Barcelona, el socialista Pasqual Maragall, abandonaron sus despachos y coincidieron en el centro de la plaza de Sant Jaume para participar en la protesta silenciosa.

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En numerosas localidades, ayuntamientos, fábricas y centros de trabajo del cinturón industrial de Barcelona, de la comarca de Vic y del resto de Cataluña, la actividad se interrumpió al filo del mediodía para sumarse a la protesta, convocada por los sindicatos y los partidos políticos. Asimismo, en algunas empresas se realizaron asambleas de repulsa contra el atentado, y se llevó a cabo un minuto de silencio.En Vic, las aceras se llenaron de gente poco antes de que los relojes dieran las 12, momento en que los ciudadanos que transitaban en coche se detuvieron en el lugar en que se encontraban y salían de los vehículos permaneciendo de pie junto a las puertas abiertas y con los motores parados.

En el paseo de la Generalitat de Vic, donde hasta hace tres días se levantaba la casa cuartel de la Guardia Civil en la que murieron nueve personas, fue uno de los lugares donde se concentró mayor número de personas, que depositaron abundantes ramos de flores ante las paredes de lo que queda de la casa cuartel.

En la plaza Mayor, frente al Ayuntamiento, también se reunieron algunas personas que estaban realizando sus compras y gestiones en los alrededores de este lugar céntrico de la ciudad.

Los colegios de Vic convocaron a sus alumnos para que se concentraran en el Passeig. Unas 5.000 personas, alumnos de todas las escuelas e instituos de la ciudad, se concentraron en un paseo para, de forma colectiva, expresar su solidaridad con las víctimas, cuatro de ellas en edad escolar.

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El alcalde de Vic, Pere Girbau, una vez transcurridos los cinco minutos de silencio se dirigió a los concentrados en la plaza Mayor para denunciar "la ruptura inesperada de la tranquilidad". Girbau recordó que Vic ha sido siempre una ciudad serena y "un ejemplo de buena convivencia" y añadió: "Hemos de evitar que la profunda tristeza que nos invade nos desanime". Su discurso fue rubricado por un fuerte y prolongado aplauso por los manifestantes.

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