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LA OFENSIVA DE ETA

Once heridos por un coche bomba en Madrid

ETA perpetró ayer en la zona norte de Madrid el tercer atentado en la capital tras la ruptura de su alto el fuego. Un coche bomba estalló a las 18.30 en la calle de las Platerías. La explosión no causó una matanza porque la policía pudo desalojar la zona tras recibir a las 18.10 tres llamadas -en el 112, los bomberos y el 091- anunciando el inminente estallido de un coche. Cuando los agentes terminaban de despejar la calle se produjo el estallido. La onda expansiva causó heridas graves a un vigilante. Otras 10 personas fueron hospitalizadas, entre ellos dos niños y una policía con lesiones leves. La deflagración provocó daños en una decena de edificios. La policía cercó toda la zona y localizó un coche sospechoso, aunque todo resultó infundado.

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Minutos después de las seis de la tarde, un individuo con voz temblorosa y muy nervioso, según la policía, telefoneó al 091 para anunciar un nuevo golpe terrorista. Tras asegurar que hablaba en nombre de ETA, el comunicante anónimo anunció que en 30 minutos estallaría un coche bomba en la calle de Platerías. Segundos después, el mismo individuó llamaba al 112 (teléfono de coordinación de emergencias de la Comunidad de Madrid). A la vez, avisó al 080 (los bomberos del Ayuntamiento). El hombre, que tenía un timbre de voz que aparentaba unos 30 años, advirtió de que no fuera movido el vehículo, "bajo la amenaza de hacerlo estallar". El comunicante, según la policía, empleó un teléfono móvil, posiblemente mientras corría para alejarse de la zona. La policía sospecha que el etarra que realizó las tres llamadas es el mismo que avisó en la madrugada del pasado 12 de julio de la colocación de un coche bomba en la céntrica calle del Carmen, junto a la plaza de Callao, donde hubo nueve heridos.

La policía y el Samur-092 cercaron la zona. Un agente descubrió un coche sospechoso, un Renault Clio, blanco, estacionado frente al número 4 de la calle de Platerías. En este barrio residencial de la zona norte viven varios dirigentes del PP y otras personalidades.

Los agentes alertaron por megafonía a todos los vecinos de la zona para que cerraran puertas y ventanas y que se metiesen dentro de sus casas ante la sospecha de que el artefacto estallase antes de lo previsto. Algunos de los residentes abandonaron a la carrera sus domicilios. Un agente del Módulo Integral de Proximidad (MIP) de la comisaría de Chamartín indicó a una pareja, que estaba consultando un callejero justo detrás del coche bomba, que abandonara la zona a la mayor brevedad.

El coche bomba estalló 10 minutos antes de lo anunciado, e hirió a 11 personas que estaban en sus casas. Un vigilante privado, Juan José G. R., de 53 años, de la empresa Securitas, fue el herido más grave. El Samur-092 le evacuó al hospital de La Paz con hematoma facial y una herida inciso-contusa izquierda; fractura de la rama mandibular izquierda; metralla en la región parotidea y hemorragia maxilar. Anoche fue intervenido quirúrgicamente, aunque no se teme por su vida.

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Las ambulancias del Samur trasladaron al hospital Ramón y Cajal y a La Paz a siete vecinos con lesiones leves en los oídos. Una agente del Cuerpo Nacional de Policía, de 32 años, fue evacuada a la clínica La Moncloa con esguince cervical leve. Otros dos niños, los hijos del portero de una finca de la calle de Platerías, de tres y seis años, fueron atendidos por los médicos, sin que fueran hospitalizados. Cinco de los seis heridos ingresados en el hospital Ramón y Cajal recibieron el alta por la noche. Se trata de un matrimonio de unos 40 años (los porteros de la finca de la calle de Platerías) y sus dos hijos, junto a un joven de unos 20 años. El sexto herido tiene una costilla rota y traumatismo torácico.

La policía sospecha que el artefacto estaba compuesto por 50 kilos de explosivos de un tipo que aún no ha sido precisado. Los agentes tratan de confirmar si se trata de parte de la dinamita robada hace un año en un polvorín de Plévin, en la región francesa de Bretaña.

El Ministerio del Interior sospecha que el vehículo era una trampa para los agentes, debido a que estalló antes de lo anunciado. "Una demostración de fuerza de ETA, al actuar en Madrid apenas seis horas después de asesinar al presidente de la patronal guipuzcoana", comentó un experto antiterrorista.

La explosión originó importantes daños en siete edificios de las calles de Platerías y Caídos de la División Azul, reventó varias cañerías del Canal de Isabel II y obligó a cerrar la estación de Metro de Duque de Pastrana. "Han volado los cristales de todas las casas y ha temblado toda la calle", explicó un vecino. "Ha sido como un terremoto", añadía Eduardo, un vecino de la calle de Platerías. "He visto caer del cielo un trozo de coche que casi me da", vociferaba un taxista.

La policía interrogaba ayer a varios vecinos de la calle para tratar de identificar a los terroristas que abandonaron el coche bomba. Unos vecinos apuntaban que llevaba estacionado en la calle desde las cuatro de la tarde y otros que acaba de ser aparcado minutos antes.

Agentes antiterroristas se acercaron al edificio de la Fundación ONCE, en el paseo de la Habana, para comprobar si sus cámaras de seguridad habían grabado a los etarras que habían abandonado el Renault Clio, cargado de explosivos, y con matrículas falsas.

Tras la explosión, el coche bomba salió lanzado en trozos hasta unos 30 metros de distancia. Después, la policía rastreó la zona en busca de un segundo coche. Uno de los perros adiestrados sospechó de otro Renault Clio aparcado en la calle de la Hiedra, cerca de la de Mateo Inurria, que tenía cambiado un número de una de las matrículas. Al comprobarse que se trataba de un error al fabricarle las placas, los agentes desistieron de explosionarle mediante un cebo.

Información realizada por Luis Fernando Durán, Francisco Javier Barroso y Juan Francés.

"Una bola de fuego cayó del cielo"

La explosión del coche bomba en la madrileña calle de Platerías, 4, destrozó la tranquilidad vespertina de un día del mes de agosto en el distrito de Chamartín. La policía estaba avisada de la colocación del coche bomba y actuó en consecuencia. Puso dos coches patrulla en la desembocadura de la calle de los Caídos de la División Azul, en la esquina con la avenida de Pío XII, y cortó el tráfico en la calle del Duque de Pastrana y el paseo de la Habana.

Ordenó a los transeúntes desalojar los alrededores de la calle de Platerías. Y a los residentes les recomendó atrincherarse en sus domicilios con las persianas cerradas.

Pero el estruendo cogió desprevenidos a numerosos vecinos. Algunos de ellos estaban tomando el sol en las lujosas urbanizaciones de la zona. "Estaba tumbado en el césped, junto a la piscina, con unos amigos, cuando vi una bola de fuego caer del cielo. Luego, supe que se trataba de la mitad de un coche, destrozadao por la bomba", recordaba un adolescente que reside en un bloque de la calle de los Caídos de la División Azul.

Una empleada de la peluquería Gonzalo, Sara Martín, afirmó que la policía la desalojó cuando regresaba al establecimiento de hacer unas compras. "Eran alrededor de las seis y media de la tarde y estaba la calle cortada, con gente hablando por walkie talkies", explicó. "Me desalojaron y fue cuando caminaba calle abajo, casi en la esquina con Pío XII, cuando de repente escuché un ruido tremendo. Me dí la vuelta y entonces ví estamparse contra el asfalto un amasijo de hierros en llamas", añadió.

Una vecina que subía por la calle de Alfonso VIII, apenas a 80 metros de donde estalló el coche bomba, notó la onda expansiva: "La policía me dijo que me marchara de allí, pero no me explicó por qué". "Caminaba calle arriba con mi marido, cuando oímos un sonido estremecedor y sentimos como si nos dieran un fuerte empujón por la espalda", agregó. "¡Ha sido terrible. Nos han dado un susto de muerte!", concluyó.

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