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EE UU pone en marcha durísimas restricciones al turismo y la inmigración

Los consulados concederán visados con muchas limitaciones y sólo para 30 días

La política de puertas abiertas ha caído, víctima de la guerra, en el frente nacional. Estados Unidos, país de inmigrantes por excelencia desde los colonos del Mayflower en 1620, ha anunciado draconianas restricciones migratorias para protegerse de un enemigo desconocido, el terrorista que puede llegar disfrazado de hombre de negocios, de turista o de estudiante, como lo hicieron los 19 suicidas, y nadie sabe cuántos más. Ante la duda, el pueblo norteamericano, desconfiando del mundo desde el golpe de septiembre, apoya la iniciativa del presidente George W. Bush.

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La magnitud y vulnerabilidad de las fronteras de EE UU la ilustran los cerca de 540 millones de entradas registradas el pasado año, y justifican, según el Gobierno, el cerrojazo a la inmigración. Además de imponer estrictos controles aduaneros, esta semana han dejado en suspenso más de 100.000 solicitudes de permisos de residencia y extensión de visas y otras 80.000 de asilo de refugiados, y los visados de turista se han limitado a 30 días.

Simultáneamente han prohibido la entrada a miembros o simpatizantes de 46 grupos considerados terroristas y ordenado el arresto o deportación de los que se hayan infiltrado (además de los cerca de 1.100 ya detenidos). 'No permitiremos que los terroristas usen nuestra hospitalidad como un arma', ha declarado el secretario de Justicia, John Ascroft.

El plan es asignar a todos los extranjeros un código de barras conectado a un ordenador central desde el que puedan seguir sus movimientos. Al llegar a aduanas se procesarán las huellas digitales, pasando la palma de la mano por una pantalla. Otra propuesta amplía ese tipo de control biométrico para analizar, por ejemplo, los rasgos faciales, enviándolos a una base central de datos donde se comparan con los de terroristas sospechosos y otras categorías excluidas de la lista de bienvenidos.

Ésa es en realidad la segunda línea de defensa, porque la primera empieza mucho antes de la admisión a EE UU. Antes de expedir un visado, Bush ha pedido a los consulados norteamericanos que hagan una radiografía al solicitante: pasado delictivo, afiliaciones sospechosas y, la más intangible, discernir sus intenciones.

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¿Cómo se detecta a un terrorista? Desde luego, no con las ingenuas preguntas que hasta ahora hacen cuando alguien pide un visado, señalan los promotores del cambio migratorio, cuya fiabilidad queda a merced de la buena voluntad del que responde. '¿Cuál es el propósito de su estancia en EE UU?', preguntaron los policías. 'Aprender a volar' o 'estudiar inglés', respondieron sin despertar la más mínima sospecha los terroristas.

Gracias a ellos, las visas de estudiantes van a ser objeto del mayor escrutinio. 'Hemos estado educando a los individuos que luego vuelven a Irak para desarrollar el programa de armas nucleares. De hecho, hemos educado a personas que dirigen la Yihad Islámica', afirma la senadora demócrata Dianne Feinstein, impulsora de un proyecto de reforma de las leyes de inmigración que obligaría a colegios y universidades a informar sobre las actividades de los estudiantes, desde confirmar su asistencia a los cursos hasta sus cambios de residencia o tratamientos médicos.

Los 43 millones de dólares (casi 8.000 millones de dólares) que va a costar la vigilancia académica los pagarán los propios estudiantes con una cuota no reembolsable de 95 dólares.

El año pasado, el Departamento de Estado emitió alrededor de 600.000 visas de estudiante, entre ellas 14.344 a sirios, 25.932 a iraníes (ambos en la lista de Estados que promueven el terrorismo), 60.508 a saudíes (entre ellos 15 suicidas), 21.811 a jordanos, 48.883 a egipcios (incluido Mohamed Atta, el líder de los suicidas), o 143.297 a israelíes. En comparación, España recibió 3.414.

Entre todas las categorías -intercambio cultural, inversionistas, negocios, trabajo temporal o estudios-, EE UU concedió 21.961 visados a españoles el año 2000. España es uno de los 29 países cuyos ciudadanos no necesitan visado de turista durante 90 días, aunque ahora el Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) puede limitar las estancias a un mes.

Seis de esos 29 países privilegiados son ahora objeto de revisión y los demás lo serán en años sucesivos. El Departamento de Estado podría excluir este año a Argentina, Bélgica, Italia, Portugal, Eslovenia y Uruguay. Pero de todos los potenciales perdedores de esta guerra, ninguno va a serlo tanto como México, al que sólo días antes de los atentados Bush le había prometido regularizar la situación de unos tres millones de ilegales.

De poco le servirá a EE UU, sin embargo, levantar una muralla a la inmigración si no es capaz de vigilarla. El INS ha admitido su impotencia para una vez que alguien pasa la aduana comprobar si se excede en su visado. Así se han quedado al menos cinco millones de los ocho o diez que hay de 'ilegales'. Los otros han entrado con documentos falsos o como espaldas mojadas. Y las veces que los encuentran les envían una orden de deportación por correo que eluden simplemente trasladándose de domicilio.

Un inmigrante sij de India coloca una bandera en su tienda de Manhattan.
Un inmigrante sij de India coloca una bandera en su tienda de Manhattan.AP

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