_
_
_
_
_

Los seguidores de Bin Laden anuncian una rendición masiva en Tora Bora

Los hombres de Al Qaeda negocian su capitulación tras sufrir graves pérdidas de terreno y bajas

Guillermo Altares

Tras ocho días de intensos bombardeos, las fuerzas antitalibanes han dado un ultimátum a Al Qaeda, que resiste en Tora Bora: o se rinden hoy antes de las ocho de la mañana (5.30, hora peninsular española), o se enfrentarán a una ofensiva final. Según diferentes fuentes, una parte de los sitiados estaría dispuesta a entregar las armas, pero no está nada claro si acabará hoy esta batalla, que ha tenido un objetivo muy definido: la captura de Osama Bin Laden, que podría haberse escondido en esta zona montañosa del este de Afganistán. Mohamed Zaman, responsable militar de la Alianza del Este, que reúne a las tribus pastunes de la zona de Jalalabad, declaró ayer un alto el fuego, después de dos días de negociaciones con algunos dirigentes de Al Qaeda y de los combatientes extranjeros de los talibanes, que resisten en la región de Tora Bora y en las montañas de Melawa.

Más información
Los 'muyahidin' ocupan las cuevas de Tora Bora sin hallar rastro de Bin Laden
Un soldado de EE UU muere por fuego enemigo en una cueva de Tora Bora
Gráfico animado:: El laberinto afgano
Contexto:: Afganistán
EE UU y la Alianza estrechan el cerco a Bin Laden en Tora Bora
Los aviones y la Alianza acosan a Al Qaeda en Tora Bora
El afgano que guiaba a los bombarderos de EE UU
La misión secreta del capitán Jason
Cientos de presos talibanes han muerto en contenedores de carga
Los 'muyahidín' negocian con Al Qaeda mientras EE UU ataca Tora Bora

El alto fuego terminará hoy si los militantes del grupo de Bin Laden no abandonan sus armas y sus posiciones, para dar paso a la ofensiva total. Zaman ha dejado muy claro que el acuerdo no incluye ningún tipo de amnistía y que los guerrilleros que se rindan tendrán que someterse a la justicia.

Varios periodistas fueron testigos de las negociaciones, que se llevaron a cabo sobre todo por radio, y ninguno de ellos tiene claro que se haya llegado a un acuerdo definitivo de rendición. Sólo que algunos guerrilleros se han mostrado dispuestos a entregar sus armas a través de comunicaciones por radio. Los combatientes, que, según la Alianza del Este, serían entre 1.000 y 2.000, han sufrido numerosas bajas en los últimos días y han perdido mucho terreno. Tal y como están las cosas, o se rinden o se verán obligados a luchar hasta la muerte, enfrentándose al fuego aéreo de la primera potencia del mundo.

Hasta ahora, y durante las últimas semanas, los militantes de Al Qaeda han ofrecido una feroz resistencia y han respondido a los ataques de los guerrilleros pastunes con fuego de mortero, de ametralladoras pesadas y con disparos de francotiradores.

Última tecnología militar

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

En la batalla de Tora Bora, Estados Unidos ha utilizado su última tecnología en materia de destrucción masiva. Los bombardeos, que han arrasado gran parte de la región, situada a 50 kilómetros al sur de Jalalabad y cerca de la frontera con Pakistán, han sido realizados por B-52, cazas F-14 y F-16, y también por los letales C-130, aviones especializados en machacar las posiciones del enemigo gracias a su gran potencia de fuego.

Desde el pasado lunes, Washington empezó a utilizar su bomba convencional más potente, la BLU-82, llamada cortadora de margaritas, de 6.800 kilos, cuyo efecto es devastador: explota a pocos metros del suelo y borra del mapa todo lo que encuentra en su camino. Al principio de la batalla, la aviación estadounidense también utilizó las nuevas bombas antibúnker GBU-28, lanzadas por los B-52, capaces de atravesar 30 metros de hormigón armado antes de estallar.

Tora Bora, que se traduce por polvo negro, da nombre a una región que esconde unas cuarenta cuevas fortificadas, construidas por los muyahidin en tiempos de la guerra contra los soviéticos (1979-1989) y reforzadas con millones de dólares proporcionados por la CIA en los años ochenta. Los búnkeres están situados en unas montañas llamadas de Melawa, que comunican, a través de la escarpada cordillera de las Montañas Blancas, el este de Afganistán con el oeste de Pakistán.

Varios dirigentes de la Alianza del Este y también de la Alianza del Norte, que controla Kabul, han situado en esta región a Osama Bin Laden. Combatientes en la zona han dicho haberle visto, e incluso un prisionero confirmó, a principios de esta semana, que el fugitivo más buscado del mundo estaba en la región de Tora Bora.

Sin embargo, el Pentágono siempre ha reconocido que el responsable de los atentados del 11 de septiembre podría haber huido o podría no haber estado nunca allí. Un escepticismo que, por otra parte, no ha impedido que Washington ordenase los bombardeos más salvajes desde el principio de los ataques contra Afganistán, que han costado la vida a decenas de civiles inocentes, según la organización Médicos Sin Fronteras, que ha recuperado ya 80 cadáveres.

El objetivo de los ataques aéreos era apoyar una ofensiva terrestre de unos 2.500 combatientes de la Alianza del Este y de un puñado de miembros de las fuerzas especiales de Estados Unidos, que rastrearon las cuevas en busca de Bin Laden y de los 25 millones de dólares (casi 5.000 millones de pesetas) que el Gobierno de Washington ofrece como recompensa.

Las primeras noticias sobre las negociaciones llegaron después de que Hazrat Ali, otro de los comandantes que han dirigido esta ofensiva, dijese a la agencia británica Reuters que gran parte de Tora Bora estaba en sus manos. 'Hemos capturado muchas cuevas. Las más grandes están llenas de documentos y de objetos personales. Los combatientes de Al Qaeda están huyendo y nuestro objetivo es cortarles la retirada. Seguiremos luchando para matarlos o capturarlos'.

Como ha ocurrido en el resto de las batallas de la última guerra de Afganistán, nadie ha ofrecido una cifra, ni siquiera aproximativa, del número de víctimas mortales. Varios testigos han señalado que las cuevas y los bosques arrasados están llenos de cadáveres, y la Alianza del Este ha reconocido que al menos veinte de sus combatientes han muerto por el fuego amigo de EE UU. Todo indica que los muertos se cuentan por centenares, muchos de ellos civiles.

Un combatiente antitalibán carga munición en un tanque soviético T-55, en la base Melawa, arrebatada a Al Qaeda.
Un combatiente antitalibán carga munición en un tanque soviético T-55, en la base Melawa, arrebatada a Al Qaeda.EPA

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_