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Aznar y Buteflika tratan el conflicto del Sáhara y el terrorismo islámico

La primera cumbre en Argel eleva las relaciones al nivel de Marruecos

El jefe del Ejecutivo, José María Aznar, y el presidente del Argelia, Abdelaziz Buteflika, iniciaron anoche en Argel la primera cumbre bilateral entre sus dos países. El hecho tiene gran valor simbólico, pues confirma la elevación de las relaciones hispano-argelinas al nivel privilegiado que, en el Magreb, siempre correspondió a Marruecos. Junto al Sáhara, motivo de fricciones con Rabat, destacan en la agenda temas de Interior, como el terrorismo islámico y la inmigración, y, por supuesto, los energéticos que fundamentan los lazos económicos. Aznar fue recibido en el aeropuerto por Buteflika y su Gobierno en pleno.

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El próximo ingreso de Argelia como miembro rotatorio del Consejo de Seguridad de la ONU, a partir del 1 de enero, da mayor relieve a las conversaciones sobre el Sáhara que Aznar y Buteflika abordarán en este encuentro, inaugurado anoche con una cena. Pero poco pueden avanzar los líderes en el tema, dado que no ha habido contacto alguno entre las autoridades marroquíes y el Frente Polisario.

España y Argelia apoyan la aceptación por los independentistas saharauis del plan de autonomía y autodeterminación en cinco años trazado por el ex secretario de Estado norteamericano James Baker. Marruecos lo rechaza. El Consejo de Seguridad, que ha pedido infructuosamente a las partes que dialoguen, tendrá que volver a pronunciarse el próximo 31 de enero.

El futuro de la ex colonia sigue marcando el punto más delicado de las relaciones entre Madrid y Rabat, y, por tanto, de esta cumbre de Argel. El 8 de diciembre debería comenzar la Reunión de Alto Nivel hispano-marroquí llamada a consolidar la normalización diplomática tras la seria crisis vivida por los dos países, pero ayer todavía no estaba confirmada la ciudad exacta de Marruecos en la que se celebrará el encuentro.

Entremedias, una reunión de los líderes de cinco países del norte y otros cinco del sur del Mediterráneo, programada para al 5 de diciembre en Túnez, podría servir de oportunidad para un primer saludo de Aznar con Mohamed VI.

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No es previsible, en esas circunstancias, que el presidente del Gobierno esté dispuesto a suscribir en Argel grandes declaraciones sobre el Sáhara. "Queremos ser parte de la solución y no del problema", dijo anoche Aznar en el discurso que pronunció durante la cena.

Atentados palestinos

Tampoco abordará Aznar con Buteflika la gran cuestión pendiente de la definición del terrorismo, que tiene paralizada la aprobación de la Convención General sobre el problema en la ONU. El Gobierno argelino, a diferencia del español, sostiene que los atentados palestinos son lucha de liberación y no terrorismo.

La parte española entiende, sin embargo, que estas diferencias tienen que ser ya abordadas en el marco multilateral. "La utilización de métodos terroristas criminaliza de forma inmediata cualquier causa", recordó no obstante Aznar.

El terrorismo de matriz islámica, cuya incidencia en Argelia ha sido especialmente sangrienta durante la guerra civil larvada que el país vivió en la pasada década, sí será, en cambio, un tema destacado de esta cumbre de Argel, en la que participan los ministros de Exteriores, Interior, Justicia, y los secretarios de Estado de Energía.

Casi todos los grupos supuestamente vinculados a Al Qaeda desmantelados en España son de matriz salafista y tienen sus bases en territorio argelino. La parte española pretende, por ello, agilizar los intercambios policiales de información mediante la celebración de reuniones e incluso la constitución de equipos conjuntos de investigación como los que empiezan a operar con países europeos.

En materia de inmigración, Argelia no es para España un país problemático, como Marruecos, pero Interior desearía una mayor implicación consular de las autoridades argelinas para agilizar las repatriaciones.

El otro gran capítulo de la cumbre es el energético. Los Gobiernos no han concretado aún qué caudal de gas podrá mandar Argelia, primer proveedor a España de hidrocarburos, a través del nuevo gaseoducto directo entre los dos países que va a construir un consorcio en el que participa Cepsa, sin pasar por Marruecos como el único gaseoducto existente.

La cumbre pasará revista a ese proyecto, que también atrae participación francesa y británica, y cuyo objetivo final es liberar a Europa de la dependencia absoluta del gas ruso.

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