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Reportaje:LAS RAZONES DEL PRESIDENTE | EL REGRESO DE LAS TROPAS

Una decisión anticipada por el deterioro de Irak

Rodríguez Zapatero sugirió en su respuesta a Gaspar Llamazares que la situación aconsejaba el repliegue de los militares españoles

Luis R. Aizpeolea

En la medianoche del pasado jueves, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero encaraba el final de su maratoniana primera sesión de investidura. Fue entonces cuando, al responder a Gaspar Llamazares, líder de IU, el futuro presidente detalló sus planes sobre las tropas españolas destacadas en Irak: "Si Naciones Unidas no se hace con el control político y con la dirección militar de la situación en aquel país, las tropas españolas regresarán con nosotros, y puse una fecha límite, que era el 30 de junio. Quiero decir a la Cámara que la situación en Irak se aprecia claramente más deteriorada, que la situación en Irak determina que la misión y los objetivos que se nos habían explicado de nuestras tropas allí, para garantizar la seguridad, en gran medida tienen poco que ver con lo que allí está pasando y lo que tienen que hacer nuestras tropas, pues estamos más cerca de un conflicto abierto que de una misión de seguridad".

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Por si no hubiera sido suficientemente claro respecto a su escepticismo sobre la función que, debido a la evolución de la situación, estaban desempeñando las tropas españolas en Irak, Zapatero se mostró aún más pesimista sobre la posibilidad de que la ONU se hiciese con el control en la zona: "Cada día se observan más dificultades para que Naciones Unidas apruebe, pueda aprobar una resolución que garantice y reconozca el liderazgo de las iniciativas en Irak".

Aquellas reflexiones de medianoche vaticinaban un desenlace rápido a su anuncio del regreso de las tropas. En la tarde del viernes, alrededor de las 19.00, Zapatero, ya investido presidente, llamó a Gaspar Llamazares, coordinador general de IU, para agradecerle su voto. Ambos estuvieron comentando el buen ambiente que habían notado en el Congreso, lo rápido que estaba sucediendo todo. El presidente concluyó la conversación con un anuncio misterioso: "Por cierto, Gaspar, el domingo te llamaré para darte una noticia muy importante. Te daré un telefonazo a media tarde. Hasta entonces".

El coordinador de IU se planteó que podía tratarse de la decisión de ordenar el inmediato regreso de tropas. Pero también pensó en la posibilidad de que fuera un anuncio relacionado con una posible tregua de ETA que se rumoreaba en esos días en el País Vasco. Llamazares decidió esperar hasta que le comunicaran la noticia.

La decisión de Zapatero había sido meditada durante el mes que había pasado desde la victoria electoral hasta su investidura, con el asesoramiento de José Bono, al que había designado ministro de Defensa, y de Miguel Ángel Moratinos, actual ministro de Asuntos Exteriores.

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Compromiso público

Nada más ganar las elecciones generales del 14 de marzo, Zapatero decidió afrontar como primera medida su compromiso público de retirar las tropas españolas desplegadas en Irak si para el 30 de junio no pasaban bajo control político y militar de la ONU.

Para ello, el jueves 18 de marzo decidió designar a José Bono ministro de Defensa -el primero de sus nombramientos- y también puso a trabajar en el análisis sobre la situación de Irak al que días después fue nombrado titular de Exteriores, Miguel Angel Moratinos.

Bono y Moratinos desplegaron sus contactos. Pero, previamente, el 24 de marzo y aprovechando su presencia en Madrid por el funeral de Estado con motivo de las víctimas del 11-M, el propio Zapatero, acompañado de Moratinos, tuvo la oportunidad de explicar la posición española a los aliados de España en Irak: el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell; el primer ministro británico, Tony Blair, y el primer ministro polaco, Leszek Miller. También habló con el canciller alemán, Gerhard Schröder y con el presidente francés, Jacques Chirac. Zapatero defendió su posición y dejó claro también que ello no implicaba el abandono de España de su compromiso de luchar contra el terrorismo.

Powell salió convencido de que "no estaba ante un político antinorteameriano, pero sí dispuesto a cumplir sus compromisos", aseguraron en el entorno del hoy presidente del Gobierno.

Por su parte, Bono viajó a Estados Unidos y el 5 de abril se reunió, discretamente, con el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, al que explicó con detalle la situación de España y del que recabó las posibilidades de que la ONU se haga cargo del control de Irak antes del 30 de junio. "A Bono le han correspondido las conversaciones más difíciles", señalan en el entorno del presidente del Gobierno.

Bono, durante este tiempo, también ha mantenido contactos con las autoridades polacas, británicas e italianas además de con los tres países centroamericanos que tienen fuerzas desplegadas en Irak.

Contactos con cancillerías

A Moratinos le encomendaron los contactos con las cancillerias y con los altos responsables de Naciones Unidas.

Zapatero, según su entorno, quería tener clara su posición antes de ser elegido oficialmente presidente del Gobierno. Y tanto por la información que obtuvo él mismo de sus contactos como las que le sirvieron Bono y Moratinos sacó la conclusión de que no era posible que la ONU se hiciera cargo del mando político y militar en Irak.

Moratinos confirmó especialmente esa idea durante una conversación telefónica de media hora que mantuvo el fin de semana con Lajdar Brahimi, enviado especial del secretario general de la ONU, Kofi Annan. Pero su convicción de que no había perspectivas para la permanencia de las tropas era sólida desde antes, como consecuencia de los contactos discretos que había mantenido, por ejemplo, con su colega alemán, Joshka Fischer, antes de jurar su cargo. El viernes, Moratinos seguía manteniendo, sin embargo, públicamente, que mañana, miércoles, escucharía en Washington los argumentos de su homólogo, Colin Powell, por si se entreveía alguna posibilidad de desbloquear el asunto en la ONU. El sábado por la mañana, telefoneó al ministro británico de Exteriores, Jack Straw, pero fue ya para advertirle del repliegue. También volvió a llamar a Powell, por el mismo motivo.

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