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Sharon reta a la oposición interna y anuncia que la retirada de Gaza se hará en mayo

La Operación Días de Penitencia ha costado la vida a 100 personas en dos semanas

Si la oposición de la ultraderecha, los partidos religiosos y los colonos, además de los recursos judiciales, no lo impiden, la retirada de la franja de Gaza comenzará en mayo de 2005 y terminará en menos de 12 semanas. Así lo aseguró ayer el primer ministro israelí, Ariel Sharon. Mientras, los ataques de la aviación israelí continúan causando muertes de milicianos y civiles palestinos en Gaza. Ayer fueron cinco, y ya suman 100 los palestinos fallecidos desde que el 29 de septiembre empezara la Operación Días de Penitencia.

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Por primera vez, según informó la edición en Internet del diario Haaretz, Sharon hizo público el calendario para la retirada de Gaza, donde viven hacinados 1,3 millones de palestinos. No se tardarán más de 12 semanas en evacuar a los 8.000 colonos que residen en los asentamientos de Gaza, especialmente Gush Katif, al sur de la franja, y de otros cuatro más en Cisjordania. El coste del proyecto asciende a 1.000 millones de dólares. Y para que se lleve a efecto se requiere la aprobación de la mayoría de los 120 diputados de la Knesset, la Cámara legislativa israelí.

Las dificultades para el Gobierno son de calado. Una docena de legisladores del Likud, el partido del propio Sharon, se oponen a la iniciativa, ya que consideran que sería "conceder un triunfo a los terroristas". Al igual que la rechazan los dos partidos confesionales (Partido Nacional Religioso y Torah y Judaísmo) que forman parte de la coalición y que cuentan con 11 escaños. No obstante, los laboristas, que disponen de 19 asientos, son decididos partidarios de la retirada. El primer ministro tiene previsto reunirse en breve con su líder, Simón Peres, para tratar de asegurarse su respaldo en la votación que se celebrará el 25 de octubre. Pero no está nada claro que lo vaya a conseguir.

Manifestación

También el ministro de Defensa, Saúl Mofaz, negocia con el partido religioso sefardí Shas, que cuenta con 11 diputados en el Parlamento, para tratar de recabar su apoyo. Sharon confía en lograr el número de votos suficientes para no tener que remodelar su Gobierno de coalición, o disolver la Cámara, opción que no descartan algunos analistas políticos.

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En las calles de Jerusalén deambulaban ayer miles de colonos de Gaza que repartían pegatinas y panfletos en los que se rechaza la iniciativa de Sharon. Por la noche, participaron en una marcha por las céntricas calles de la ciudad, como sucedió en otras cien localidades del país. Cada familia de colonos recibiría una compensación de 200.000 dólares por abandonar el territorio. Un tercio de ellas parecen resignadas a aceptar el proyecto, pero su abogado asegura que, según la legislación vigente, "sólo podrán recibir 120.000 dólares" y amenaza con presentar un recurso ante el Tribunal Supremo.

Mientras, en el sur y norte de Gaza continuaron ayer los ataques aéreos del Ejército israelí, enmarcados en la Operación Días de Penitencia, la más brutal ofensiva desde que comenzara la segunda Intifada, en septiembre de 2000. Ayer se superó el centenar de víctimas mortales palestinas. También han perecido tres israelíes y un trabajador tailandés.

Un misil acabó con la vida de dos activistas en la norteña Yabalia, bastión de la organización integrista Hamás en la franja. Fuentes militares israelíes aseguran que se trataba de dos integrantes de este movimiento fundamentalista que preparaban bombas contra los uniformados. Y en Rafah, en el sur, junto a la frontera con Egipto, fallecieron por disparos de otro misil desde un helicóptero dos milicianos y un civil de 70 años.

Poco después, los militares israelíes se retiraron de Beit Lahiya, muy cerca del campo de refugiados de Yabalia, donde habían entrado los tanques la víspera, y de Rafah. Pero antes, según testigos citados por Reuters, los uniformados destrozaron en esta última población campos de cultivo y demolieron 20 viviendas.

Familiares durante el funeral de un militante de Hamás, en el campo de refugiados de Yabalia.
Familiares durante el funeral de un militante de Hamás, en el campo de refugiados de Yabalia.AP

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