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Un sinuoso experto en seguridad

El italiano Mario Scaramella, que ha resultado contaminado con polonio 210 en cantidades "preocupantes", según la policía británica, es un personaje complejo y misterioso del que apenas se tiene datos. El ministro de Exteriores italiano, Massimo D'Alema, dijo el miércoles de éste que jamás perteneció al servicio secreto italiano.

Sin embargo, en junio pasado, Scaramella, del que ni siquiera se tiene la fecha de nacimiento pero que aparenta estar en su cuarentena, advirtió a la policía italiana de un compló para introducir en Italia uranio desde un país ex soviético.

Quién se presenta como un experto en seguridad y consultor internacional se reunió con Litvinenko a mediodía del primero de noviembre en un restaurante de sushi en el centro de la capital británica. Poco después, el ex espía soviético comenzó a sentirse mal y 22 días más tarde moría de una dosis masiva de radiaciones.

Más información
Detenido en Nápoles el contacto italiano de Litvinenko

Scaramella ha explicado que trabajó con la comisión parlamentaria italiana que investigaba los manejos del espionaje ruso en Italia y, según la prensa italiana, halló vínculos del actual primer ministro italiano, Romano Prodi, con el KGB. Sostiene además que fue contactado por el espionaje estadounidense (CIA), que le envió a Colombia "para investigar los contactos entre el narcotráfico y el espionaje ruso".

Scaramella afirma que suministró a Litvinenko una lista de "objetivos" de los servicios secretos rusos, en la que se encontraban los dos, al igual que el magnate ruso exiliado en Londres, Borís Berezovski. Sostiene que los documentos entregados a Litvinenko también establecían una conexión con el asesinato el 7 de octubre en Moscú de la periodista rusa opuesta al Kremlin Anna Politkóvskaya.

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El entorno de Litvinenko descartó en un primer momento a Scaramella como sospechoso del caso, pero el miércoles, el historiador ruso Yuri Felshtinisky -que escribió en 2001 con Litvinenko el libro El FSB hace explotar Rusia- declaró al diario The Sun que el asesinado sospechaba que su contacto italiano le había envenenado.

Scaramella, en un artículo publicado ese mismo día por The Independent, afirmaba que Litvinenko, mientras pertenecía al FSB (antiguo KGB soviético), había sacado en 2000 clandestinamente material radiactivo de Rusia hacia Zúrich (Suiza). El experto italiano señalaba que tenía información al respecto del mismo Litvinenko.

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