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Sexta ampliación de la UE

Nace la Unión Europea de los Veintisiete

Rumania y Bulgaria ingresan en la UE dos años después que el resto de los antiguos países del Este

Andreu Missé

La entrada ayer a marchas forzadas de Bulgaria y Rumania en la UE supone un paso decisivo para la unificación de la Europa del Este con la del Oeste, ya sólo pendiente de la incorporación de cinco repúblicas de la antigua Yugoslavia y de Albania. La incorporación de 22 millones de rumanos y ocho millones de búlgaros eleva a 492 millones de ciudadanos la familia europea y abre un nuevo horizonte ante el parón institucional que padece la UE desde mediados de 2005, tras el rechazo por Francia y Holanda a la Constitución. Tras un año de forcejeos, Bruselas dio luz verde a la entrada de ambos países, tras valorar los esfuerzos que han realizado, pero consciente de que quedaba mucho trecho por recorrer para cumplir las exigencias comunitarias.

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El presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, ha destacado "el impresionante proceso de reformas" que ha permitido la adhesión de los dos nuevos Estados y que hará "más fuerte a la Unión" de los Veintisiete. Para asegurar el proceso, las autoridades de Sofía y Bucarest se verán sometidas a una vigilancia especial durante tres años y a rigurosos exámenes sistemáticos, el primero antes del 31 de marzo, para verificar la efectividad de las reformas y de la lucha contra la corrupción.

Las principales medidas de vigilancia y de salvaguardia se refieren a controles sanitarios (por ejemplo, la importación de carne de cerdo de Bulgaria y Rumania seguirá prohibida mientras no se haya erradicado la peste porcina); la supervisión del uso de los fondos estructurales y ayudas agrícolas (de posible suspensión en caso de evidencias de fraude o prácticas corruptas) y las salvaguardias en materia de justicia (los actuales Estados miembros podrán pedir el rechazo de la aplicación automática de las sentencias en ciertos casos civiles y penales).

Aunque inicialmente Bulgaria llevaba la delantera en el proceso de adaptación de su legislación, durante el último año, Rumania ha acelerado la marcha con numerosas iniciativas legislativas.

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A finales de diciembre, el Parlamento rumano aprobó un nuevo sistema de pensiones, obligatorio para los mayores de 35 años, que combina las prestaciones estatales con un fondo privado. El objetivo es aliviar las cargas del Estado, aunque los jubilados rumanos viven con una pensión inferior a los 100 euros mensuales de media.

En el terreno económico, Bruselas también ha establecido periodos transitorios antes de aplicar plenamente la legislación comunitaria, como es el caso de la libre circulación de trabajadores. Los Estados miembros pueden restringir la entrada de trabajadores de Bulgaria y Rumania por un periodo de siete años.

Hasta el momento, sólo 10 Estados miembros (Polonia, Finlandia, Suecia, Eslovaquia, Estonia, Letonia, Lituania, Chipre, República Checa y Eslovenia) han anunciado que abrirán sus mercados laborales sin restricciones para los trabajadores rumanos y búlgaros. El escaso nivel de renta de los nuevos socios -un 33% de la media comunitaria- y los bajos salarios impulsan a muchos de sus ciudadanos a buscar mejores condiciones laborales en otros países.

Sin embargo, la experiencia de la anterior ampliación de 10 nuevos países en 2004 está presente en muchos Estados viejos, especialmente en Reino Unido, que junto con Irlanda y Suecia fueron los únicos que no pusieron límites a la entrada de trabajadores procedentes de estos países. Pero la masiva llegada de inmigrantes en Reino Unido ha tenido sus consecuencias.

Durante los dos últimos años y medio, Reino Unido ha recibido entre 450.000 y 600.000 inmigrantes, 30 veces más de lo previsto, la mayoría de los cuales procedían de Polonia. A pesar del positivo impacto que esta afluencia de mano de obra altamente cualificada y menos exigente ha producido en la economía británica, el Gobierno de Tony Blair ha decidido limitar la entrada de trabajadores rumanos y búlgaros, para aplacar el malestar en ciertos sectores laborales, a 20.000 trabajadores no cualificados y a unos pocos especialistas.

España, con casi un millón de rumanos en el país, y Holanda han establecido un periodo transitorio de dos años, con limitaciones a la entrada de inmigrantes durante este tiempo. Francia ha abierto el mercado de trabajo, pero sólo en siete sectores y para 62 oficios.

La ampliación con dos nuevos socios también supone nuevas complicaciones en el plano institucional. La gobernabilidad de la UE de los Veintisiete resulta cada vez más compleja y difícil. Las reuniones del Ejecutivo comunitario, con 27 comisarios; los Consejos, con 27 ministros, y las cumbres, con 27 jefes de Estado y de Gobierno, se presentan cada vez como reuniones menos operativas. La necesidad de la Constitución, que resolvía parte de estos problemas institucionales, o la introducción de un nuevo sistema de toma de decisiones, se hace cada vez más urgente para asegurar su funcionamiento.

Leonard Orban, antiguo secretario de Estado, encargado de preparar la adhesión de Rumania a la UE, ha sido nombrado comisario de Multilingüismo. Hay que tener en cuenta que desde principios de este año, tres nuevas lenguas serán oficiales en Europa, el rumano, el búlgaro y el gaélico, que se emplea minoritariamente en Irlanda.

Meglena Kuneva, doctora en Derecho Ecológico, y viceministra de Asuntos Exteriores de Bulgaria, responsable de las negociaciones de adhesión de su país a la UE, será la comisaria responsable de la Defensa de los Consumidores. La incorporación de los dos nuevos países supondrá también un aumento de 53 eurodiputados, 35 rumanos y 18 búlgaros, lo que elevará el número de miembros de la Eurocámara a 785 parlamentarios.

Banderas rumanas y de la UE durante la celebración del Año Nuevo, ayer en la plaza de la Universidad de Bucarest.
Banderas rumanas y de la UE durante la celebración del Año Nuevo, ayer en la plaza de la Universidad de Bucarest.EFE

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