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El espantajo de Caja Madrid

Parecía difícil que la animadversión de Alicante a una fusión entre Bancaja y la CAM fuera superada. Pero ocurrió durante las dos últimas semanas. La caja alicantina, consciente de que el Banco de España apostaba por una fusión con Caja Madrid, corrió en dirección contraria. Y en su camino, las noticias difundidas sobre esta preferencia del Banco de España causaron una rápida reacción de empresarios y políticos.

A principios de mayo, la misma semana que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy, acordaron impulsar las fusiones de cajas, la CAM negociaba con Cajamurcia. Era la opción que empresarios y políticos consideraban más conveniente. Acabó contando con la complicidad del Consell, del PP alicantino -que aun rotas las negociaciones se pronunció a favor de esa fusión que "responde a los intereses del territorio"- del PSPV y de los empresarios de la provincia.

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Estos últimos terminaron viendo en Bancaja un mal menor ante la opción de que una absorción de Caja Madrid alejara a la caja definitivamente de la realidad de la provincia. Incluso la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) salió a la palestra hace dos semanas para incidir en la misma línea. En aquellos días la CAM ya se esforzaba por encontrar un compañero de viaje más conveniente.

Pero el intento de fusión con Bancaja, que ya fracasó dos veces en el pasado y que volvió a intentar animar el Consell, se evidenció inviable. Los directivos de las dos cajas valencianas se habían puesto de acuerdo hacía algunos meses para solicitar un informe sobre la viabilidad de esta operación a la consultora Analistas Financieros. Y el resultado evidenció lo utópico del intento: las dos cajas comparten el 38% de los clientes y la fusión obligaría a migrar parte del capital de estos clientes hacia otras entidades para diversificar su riesgo. Ni siquiera solicitando 2.500 millones al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) podía salir adelante la operación e incluso con esa cantidad, las sinergias negativas de la nueva entidad se arrastrarían 10 años.

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Anunciado el acuerdo para crear un Sistema Institucional de Protección (SIP) junto con otras tres cajas, un consejero de la CAM resumía un sentir bastante extendido: "Una cosa muy importante es que nos hemos blindado ante Caja Madrid y Bancaja". Y aunque este viernes Caja Madrid anunció el inicio de conversaciones con Caja Insular de Canarias, Caixa Laietana, Caja de Ávila, Caja Segovia y Caja Rioja para la posible formación de un SIP, fuentes financieras aseguraban que tras sortear la CAM la operación con la entidad que preside Rodrigo Rato la que ahora queda más expuesta es la que dirige José Luis Olivas.

Incluso el secretario general de los socialistas valencianos, Jorge Alarte, expresó el jueves su rechazo frontal a que Bancaja pudiera ser absorbida por Caja Madrid. "Queremos una Bancaja fuerte, con sede en Valencia y con una posición de preeminencia", insistió Alarte, que apostó por alianzas en las que prime la hegemonía de la entidad financiera valenciana.

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