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DERECHOS HUMANOS

Estrasburgo rechaza la petición de eutanasia de una paralítica británica

Los tribunales de Gran Bretaña también negaron a Diane Pretty la posibilidad de que su marido la ayudase a morir.- Fallece la 'señorita B' a la que la justicia inglesa sí concedió la autanasia

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha rechazado hoy la demanda interpuesta contra el Reino Unido por una ciudadana británica que pedía que se autorizase a su marido a ayudarla a morir dignamente. Tras analizar la demanda, la Corte considera que las autoridades británicas no han violado ningún artículo del Convenio Europeo de Derechos Humanos.

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La demandante, Diane Pretty, de 43 años, se encuentra en estado terminal por una enfermedad degenerativa que la tiene totalmente paralizada y sin posibilidad de curación, a pesar de que su capacidad intelectual sigue intacta. Por ello, tomó la decisión de "morir con dignidad" aunque para ello necesita la ayuda de su marido, ya que ella es incapaz de moverse.

En su lucha por la eutanasia activa, Pretty agotó el pasado noviembre todos los recursos que le ofrecía la Justicia de su país, tras el rechazo de la Cámara de los Lores, máxima instancia judicial de Gran bretaña.

El 'no' de la Corte Europea

Entonces acudió a la Corte Europea, con sede en Estrasburgo (noreste de Francia), que analizó hace más de un mes la demanda, que había sido tramitada por el procedimiento de urgencia el pasado 23 de enero en vista del rápido agravamiento de la salud de Pretty.

Sin embargo, la Corte, compuesta por siete magistrados, ha considerado que las autoridades británicas no han violado ningún artículo del Convenio Europeo de Derechos Humanos, tras analizar a fondo la demanda.

La demandante acusaba al Estado británico de haber violado cinco artículos del Convenio Europeo de Derechos Humanos: el 2 sobre el derecho a la vida, el artículo 3 sobre la prohibición de tratos inhumanos y degradantes, el 8 sobre el respeto a la vida privada y familiar, el 9 sobre la libertad de conciencia y el 14 sobre la prohibición de discriminación.

En su demanda, también se refiere a los artículos relativos al "respeto de la vida privada" (8), la "libertad de conciencia" (9) y la "prohibición de discriminación" (14). Según la demandante, este convenio determina que le corresponde al individuo si desea vivir o si prefiere ejercer su derecho a morir.

Diane Pretty y su marido estuvieron presentes en la audiencia pública del pasado 19 de marzo en Estrasburgo. La mujer tomó la palabra, matizada por el sonido metálico del ordenador por el que habla, para decir: "Sólo quiero mis derechos".

Ahora, el marido de Pretty corre el riesgo de ser condenado a 14 años de cárcel si ayuda a morir a su esposa, en virtud de Ley de Suicidio británica de 1961, que no considera el suicidio como un delito, pero sí el suicidio asistido.

Fallece la señorita B

Mientras a Diane Pretty la justicia británica no la deja morir, a la llamada señorita B, otra parapléjica británica, se le permitió prescindir del respirador artificial que la mantenía con vida. La señorita B ha fallecido hoy "mientras dormía" después de que se le retirara el aparato, según ha informado el ministerio británico de Sanidad.

El pasado 22 de marzo la jueza Elizabeth Butler-Schloss, de la división de familia del Tribunal Superior de Londres, dictaminó que la paciente, paralítica del cuello para abajo, tenía derecho a que se respetara su petición de que se le retirara el tratamiento médico.

La "señorita B" tenía 43 años, era soltera, no tenía hijos y estaba paralítica desde hace más de un año, cuando se le rompió uno de los vasos sanguíneos de la columna vertebral. La diferencia entre el caso de Pretty y el de la señorita B es que ésta última estaba aquejada de una dolencia que en ningún caso iba a producirle la muerte, a diferencia de Pretty, cuya enfermedad acabará con su vida.

Diane Pretty y su marido, Brian.
Diane Pretty y su marido, Brian.AP

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